Cap. 4 Hotel Mágico Atardecer

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- Sube - Dionisio sin mirarla le abrió la puerta del auto para que subiera.

- No se te ocurra perderla de vista, y si le das dinero asegúrate de que no sea mucho para que no se escape. La conozco - el padre de Olimpia hablaba bajo y había cerrado la puerta del auto para que Olimpia no les oyera hablar.

- No se preocupe señor Doskas, la mantendré vigilada - dirigió una mirada rápida a la cara enojada de su "esposa".

- Ah... otra cosa, perdón por lo que dijo Olimpia hoy en la ceremonia.

- No importa- abrió la puerta, se metió dentro del coche y este partió sin detenerse hasta el aeropuerto internacional de Atenas.

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Sentados en el avión, la incomodidad inundó su metro cuadrado. Damián no quería  ceder ante menuda preciosura; ella era justo el tipo de mujer que físicamente le atraía, aunque también le gustaban las mujeres inteligentes y con una personalidad a respetar, pero de todas formas ¡no podía dejarse llevar por sus impulsos!. Ya tenía suficiente con aquel beso; jamás pensó que lo haría pero en ese momento su cuerpo reaccionó solo. Con tal sólo mirarla unos segundos sentía una oleada de deseo recorrer su cuerpo, pero no podía demostrarlo. Si le daba a conocer eso a Olimpia ella podría manipularlo.

De pronto sintió un peso en su hombro, miró hacia el lado y vio la cabeza de su esposa apoyada en él. Estaba dormida y con sus audífonos puestos. ¿Cuánto tiempo había pasado?, miró su reloj, había pasado casi una hora. Aún quedaba un largo tiempo de vuelo.

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- Señores pasajeros en unos minutos aterrizaremos en el aeropuerto de Miami. Les ruego abrochar sus cinturones de seguridad y no transitar por los pasillos por medios de seguridad. Muchas gracias.

Llevaba media hora despierta pensando en lo ocurrido durante aquel infernal día, pero sobre todo en su marido que acababa de despertar y que se estaba parando de su asiento, pero una azafata que iba hacia los almacenes lo detuvo.

- Por favor, señor, manténgase en su asiento. Dentro de pocos Minutos aterrizaremos - la joven le sonreía dulcemente y lo miró como si se lo quisiera comer con ensalada. Damián obviamente se dio cuenta de eso y decidió jugar.

- Pero necesito lavarme la cara- dijo haciendo un puchero - Si quiere me puede acompañar, así no me pasará nada - Damián le guiñó un ojo y sonrió al ver que la mujer se ruborizaba. La azafata se dio por vencida y le hizo un gesto para que la siguiera hacia los baños.

Olimpia tenía los audífonos puestos pero no estaba escuchando nada, era sólo para que el idiota de su lado no la molestara con preguntas tontas.

Cuando llegó la azafata, junto con Damián, Olimpia estaba mirándose en un pequeño espejo de mano. Sin querer el espejo reflejaba a los dos idiotas despidiéndose con complicidad. Olimpia por supuesto se dio cuenta de eso y supo lo que Damián quería hacer. Si su plan era sacarle celos, no lo lograría. Ella también sabía jugar , además no le importaba lo que hiciera o no hiciera él. Estaría en Miami y lo disfrutaría a su manera, y de paso arruinaría la estancia a su "queridísimo esposo", por idiota y por haberse vendido a su padre.

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- Bienvenidos al Hotel Mágico Atardecer. Esperamos que su estancia aquí sea grata. Su habitación es la suite Ensueños, que se ubica en el piso número doce y la puerta es la número uno. Aquí están sus tarjetas, se utilizan como llave para entrar a la suite.

La mujer tras el lujoso mostrador en tonos dorados y marrones evitaba el contacto visual con Damián, ¡¿Pero que mierda?!, ¡¿Todas las malditas mujeres, con tan sólo mirarlo perdían la cordura y la poca inteligencia que tenían?!. Lo único que les faltaba era limpiarse la baba con la manga.

- Muchas gracias... - Damián se detuvo para que la babosa del mostrador contestara.

- Eh... Ma-rina, mi nombre es Marina - respondió tartamudeando.

- Si estúpido, su nombre es Marina - dijo Olimpia rodando los ojos - Lo dice en la placa que tiene en la chaqueta, ¿o no sabes leer? .

Damián la miró furioso, miró a Marina y le dio las gracias. Luego tomó a Olimpia del brazo y literalmente la arrastró hacia los ascensores. Damián estaba furioso, lo había avergonzado y había herido su preciado ego. Olimpia moría de risa por dentro y decidió provocarlo aún más.

- ¿Sabes?, deberías aprender a leer. La placa era bastante grande - río para si misma al ver la expresión del ogro a su lado.

- Y tu deberías aprender a cerrar esa maldita boca que tienes - se giró para quedar frente a ella y acorralarla contra la esquina del ascensor - Ahora eres mi esposa y harás lo que yo diga.

 Olimpia no lo podía creer. Bastante era soportar tener que estar casada con un maldito desconocido; ella no era de él no podía mandarla. La furia fue creciendo, trató de contar hasta mil pero no resultó. 

- ¡¿Y tu quien te crees que eres maldito idiota?! - estalló de repente, dejando a un Damián con cara de papel, él nunca pensó que ella le iba a responder - ¡Yo no soy tu maldito objeto!, ¡no soy nada de ti, ni si quiera tu esposa porque no me quise casar contigo!. Yo voy a hacer y decir lo que se me de la regalada gana, porque no tengo que darle respuestas a nadie, menos a ti.

En ese momento se abrieron las puertas del ascensor, dejándolos expuestos al mundo. Olimpia salió del elevador como un relámpago y fue directo a la suite a darse un baño y a alistarse para su salida. Salida que no había planeado en ningún momento, pero no podía quedarse ahí en la misma habitación que Damián.

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Damián se había quedado sin palabras; no entendía como esa mujer enfadada se veía aun mas hermosa. Caminó hacia la suite lentamente pensando en lo ocurrido. Cuando entró en la habitación escuchó el grifo de la ducha abierto y aprovechó para ponerse ropa cómoda. Lo único que quería era descansar. Pero su idea de descansar se esfumó al ver un vestido negro tendido en la cama.

Luego de unos minutos el grifo de cerró y a los pocos segundos salió Olimpia envuelta en una mini toalla y con las gotas de agua escurriéndole el cuerpo. Ella no sabía que Damián estaba ahí, no lo había sentido entrar.

- ¿Vas a salir?

Olimpia lo miró por unos segundos, pensando en que responderle. Pero su mente dejó de trabajar cuando vio que Damián se le acercaba y que la miraba de una forma diferente.

AQUÍ OTRO CAPITULO :)

LA IMAGEN ES DEL HOTEL EN DONDE PASARÁ UN MES LA PAREJITA UN TANTO DESPERFECTA, ESPERO QUE LES GUSTE, DEJEN SUS COMENTARIOS :)

La pareja perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora