Capitulo 4

9.5K 244 21
                                    



Anteriormente...

El mundo es pequeño; se dice, así que las probabilidades de encontrarte con alguien a quien conoces es de un 50%, sin embargo este puede reducir al 1 cuando se trata de hacerlo en medio de un viaje. Por ello escuchar mi nombre salir de su boca me toma por sorpresa, tanto como reconocerlo luego de unos minutos.

—¿Leo? —Mi voz es ambigua, pese a que la idea de saber quien es podría ser correcta.No obstante, hemos cambiado, nuestros rasgos han madurado, nuestros cuerpos e incluso voces, aunque tenga la idea nada puede ser seguro aun así.

Un inexplicable brillo se hace ver en sus ojos al escucharme pronunciar aquel nombre. Es entonces ahí que se confirman mis pequeñas teorías y aquellas ojos verdes son los que realmente llegue a dorar con tanta intensidad.

Pronto esta sonriendo y abriendo sus brazos en mi dirección.

Todo dentro de mi se remueve, me dan ganas de llorar, gritar, correr hacia él, sin embargo me limito a solo seguir sonriendo y avanzar esos pasos que di con  anterioridad con los brazos abiertos.

—Anna —Musita entre tanto me apretuja contra su ahora bien definido cuerpo.

Realmente él ha cambiado demasiado.

—Leo —Repito risueña.

Lo escucho soltar una risita antes de suspirar y poner mas fuerza en su abrazo, sosteniéndome como si no creyera que realmente esto está sucediendo. Ni siquiera yo puedo hacerlo.

Han sido cinco años desde la ultima vez que nos hemos visto, han sido más de cinco años desde que somos amigos, han sido cinco años desde que fuimos tan unidos...

—Tanto tiempo —Murmura

—Lo mismo digo —Hecho mi rostro hacia atrás sin romper nuestro abrazo, siento que si lo suelto seguiré sin poder creer que lo tengo enfrente mio —... tanto tiempo. —Musito alegre, sin embargo él no parece estarlo del todo.

Leo junta sus labios comprimiendolos y es quien termina soltándome de un momento a otro, tomándome por sorpresa, no obstante no tarda en tener mi rostro entre sus manos. Enseguida estoy escuchando su voz nuevamente.

—¿Donde haz estado? ¿Por que te fuiste sin decir nada? Los chicos y yo estuvimos tristes, desconcertados, nadie sabia nada, por más que íbamos a buscarlas a su hogar nadie nos decía nada y nunca nos hicieron saber la dirección de casa de sus abuelos, algún numero o siquiera, red social con el que pudiésemos contactarlas.

Las comisuras de mis labios tiemblan, perdiendo algo de fuerza en mi sonrisa.

—La estadía, el tiempo era corto —Frunzo ligeramente mi entrecejo al darme cuenta que mi respuesta no responde nada de sus dudas.

Entreabre sus labios pero vuelve a cerrarlos y los tuerce.

—Al menos debieron de habernos hecho saber el día de su partida, despedirse —Murmura.

—Lo siento —Musito —, todo fue tan precipitados, papa llego a casa y nos pidió arreglar nuestras maletas, apenas siquiera pudimos despedirnos de nuestros abuelos...

Guardo silencio al escucharlo suspirar esta vez con cierta pesadez. Sus ojos están algo decaídos y ya no muestran ese intento brillo de hace poco. Intento proseguir, darle toda mi explicación pero no me lo permite, niega y segundos después sonríe.

—Bueno, eso ya no importa, ahora nos hemos vuelto a reencontrar ¿no?

Siento como mi cuerpo se libera de una tensión la cual no se en que momento apareció y sonrió una vez más, porque hoy no podre dejarlo de hacerlo.

MATRIMONIO POR CONTRATO | TRILOGÍA (El juego comienza) EN EDICIÓN*Where stories live. Discover now