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—Son mis hermanos mayores. Mi madre murió cuando yo tenía seis años y mi padre cuando yo tenía doce. Ellos me han enseñado a trabajar y a valerme por mí misma. Pero, en lo que respecta a amistades, son obsesivos y me vigilan de cerca. Mi padre les hizo prometer que me cuidarían, y lo hacen a conciencia.
—Por eso agarraste las maletas y te viniste a Hoot's Roost, para poder liberarte. De ahí que estés aprendiendo a jugar al póker, a beber cerveza y a fumar puros, porque no hay aquí hermanos que te digan lo que debes hacer.
—Exacto —dijo _____ —. Mis hermanos tienen miedo de que me enamore de algún indeseable que no me merezca, por eso comprueban todas mis citas y controlan con quien salgo y con quien no. Es tranquilizador saber que no eres un asesino o un violador fichado.
—sólo soy un gruñón —dijo él con una encantadora sonrisa.
—Exactamente —respondió ella sintiendo que las piernas le temblaban por el efecto que su sonrisa tenía en ella. El corazón le latía con fuerza y se le había acelerado la respiración.
Había desaparecido aquella dura y desagradable expresión que se le ponía cuando trataba de librarse de ella. El mismo calor abrasador que había sentido aquel día del beso en la cocina la quemaba por dentro.
Pero no iba a hacerlo otra vez, ya había tenido bastante con quedar en ridículo en una ocasión como para volver a repetirlo.
Él la estaba mirando del mismo modo que la había mirado justo antes de que ella se atreviera a besarlo. Se hizo un silencio denso que ella rompió con excesiva impaciencia.
—Bueno, ¿querías algo, aparte de reprenderme por las llamadas?
—Sí. Necesito hacer algo que olvidé hacer el otro día —dijo él y se aproximó cojeando hasta ella. _____ retrocedió desconfiada.
—¿De qué se trata?
—De esto.
Sin previo aviso, se inclinó sobre ella y la besó. Sintió su boca como un líquido cálido posarse sobre sus labios y todo su cuerpo se encendió. Rodeó su cintura con el Brazo y se la acercó hasta que estuvieron uno contra el otro.
Ella entreabrió los labios en un ansia de respirar y él se coló dentro con furia. El masculino olor a colonia invadía los sentidos de ____ y el calor de su mano se transmitía a través de la ropa hasta su espalda. Todos sus sentidos estaban tan saturados de sensaciones que no había espacio  para pensamiento alguno._____ respondió y se entregó por completo.
Sin duda, cuando aquel hombre se quitaba la coraza y dejaba salir lo mejor de sí mismo se convertía en algo muy especial. Nunca antes nadie la había besado así. Con solo un beso le estaba enseñando cosas que desconocía.
______ gimió de placer al sentir que su mano rozaba uno de sus pezones. La
sensación la excitó hasta tal punto, que ella reaccionó apretándose aún con más fuerza contra el cuerpo de él. Lo quería todo para ella, y lo quería ya...
—¡Vaya! ¿Qué tenemos aquí?
El sonido de la voz de Bonzo sobresaltó a _____ que se separó rápidamente de Milo .
—¿Qué demonios estáis haciendo vosotros dos aquí? —gruñó Milo al ver a sus dos primos—. ¿Es que siempre entráis sin llamar?
—Hemos llamado, pero parece ser que no nos has oído —respondió Trevor —. ¿Estás bien, nena? —le preguntó a ____ que se había dado la vuelta avergonzada.
—Su nombre es _____, no «nena» —la defendió Milo .
____ lo miró y sintió una profunda satisfacción al ver su actitud defensora. Trevor y Bonzo parecían estar disfrutando sinceramente de lo que allí estaba ocurriendo.
—Hemos venido a ver qué tal os llevabais y para saber lo que te ha dicho el médico, Milo — dijo Bonzo con sorna.
—Obviamente, _____te está cuidando muy bien —dijo Liam con una amplia
sonrisa—. La casa está impecable, la cocina también y me gusta cómo están dispuestos los muebles ahora. Milo lo miró amenazante.
—¿Desde cuándo eres decorador de interiores?
—Últimamente me estoy haciendo muy doméstico y empiezan a interesarme todas esas cosas —dijo con un fingido gesto afeminado—. En vista de lo visto estoy pensando muy seriamente en contratar a una empleada como la tuya.
—Vosotros dos os vais a convertir en carne picada tan pronto como pueda dar
puñetazos.
—¿Y qué te ha dicho el doctor? —dijo Bonzo , para nada impresionado por la
amenaza. Miró la nueva venda de la pierna y el brazo liberado—. Debe de haberte dado carta blanca para ciertas actividades físicas.
Aquello colmó la paciencia de Milo .
—¡Fuera de aquí! —gritó.
Pero su furia no impactó a sus primos que se rieron abiertamente a carcajadas. Malo era que se burlaran de él, pero aún peor le parecía que estuvieran avergonzando a _____ de aquella manera. Se sorprendió de aquel extraño instinto de protección que esa mujer había despertado.
—¿Podrías traemos unas cervezas, _____? — le pidió, dándole una puerta de
salida. Ella salió a toda prisa dejando a Milo a solas con sus primos.
—¿Qué demonios queréis, aparte de fastidiarme la vida? —les preguntó. Trevor lo miró con una malévola sonrisa en los ojos.
—Yo quiero lo que tú tenías en tus brazos cuando hemos llegado. Pero, aparte de eso, hemos venido a decirte que el precio de las vacas ha subido y que vamos a ir mañana al mercado con unas cuantas para venderlas. Si quieres podemos llevamos algunas de las tuyas también.
—Bien, gracias.
Durante varios minutos, Trevor y Bonzo estuvieron hablando de negocios. Cuando _____ regresó con las cervezas tuvieron la suficiente consideración como para no seguir torturándola, lo que Milo agradeció. No quería que se entrometieran en lo que estaba ocurriendo entre _____ y él,nfuera lo que fuera.
No sabía bien los motivos que lo habían impulsado a besarla. Quizás hubiera sido el alivio de saber que no eran con sus amantes con quienes hablaba por teléfono, puede que aquel primer beso en la cocina lo hubiera dejado necesitado de más, o tal vez se hubiera quedado encandilado con _____ sin solución.
Milo acompañó a sus primos hasta la puerta alejándose de ella y buscando un
poco de intimidad.
—De acuerdo, aquí hay unas reglas que cumplir —dijo—. Podéis meteros conmigo todo lo que queráis, pero a _____ la dejáis en paz.
—Te has vuelto muy protector de repente — observó Bonzo —. Me pregunto porqué.
—Porque _____ tiene demasiada clase para soportar vuestras brutalidades —dijo Milo —. Además, tiene cuatro hermanos dispuestos a velar por ella como cuatro oficiales de policía. Si la atormentáis, os los echaré encima para que empiecen el trabajo que yo terminaré cuando me sienta bien.
—Milo , por tu actitud se diría que te has enamorado —bromeó Trevor .
—No me he enamorado —negó él con vehemencia.
—Pues a mí me parece estar escuchando ya campanas de boda —dijo Bonzo
—No va a haber ninguna boda —le aseguró Milo .
-¿Así que vas a vivir en pecado con la profesora? —dijo Trevor con sorna—. Eso no va a ser bueno para su reputación.
Milo señaló airado la camioneta de sus primos indicándoles que se largaran. Trevor juntó las manos en un gesto de súplica.
—Por favor, por favor, llámanos si necesitas algo: preservativos, por ejemplo... Milo le dio a su primo un empujón y Bonzo lo sujetó.
—¡Voy ahora mismo por la escopeta! Así que será mejor que os vayáis de aquí a toda prisa.
Sus primos salieron corriendo, provocando que uno de los tiestos que _____había colgado en el porche se balanceara y le diera a Milo en la cabeza.
—¡Maldita seas, Smith! —entró en la casa hecho una fiera—. Quita esa maldita planta de ahí antes de que me haga una lesión.
Desde lo del beso, Milo había estado frío y distante, por lo que _____ estaba ansiosa por alejarse de aquella casa. Parecía decidido a ignorar lo sucedido y ella no se atrevía a sacar la conversación. ¿Qué podía decir? Estaba claro que él se arrepentía de aquel impulsivo arrebato y prefería fingir que no había ocurrido. Ella, por su parte, no hacía sino recordarlo una y otra vez.
____ había decidido no molestarlo y buscar a Frank y Duff cuando necesitaba compañía.
Patty la había llamado para ver si quería ir a su casa a ver una película. Sabía que su amiga estaba siempre atendiendo a su padre inválido y que, seguramente, querría un poco de compañía femenina. Pero ____ había declinado la invitación para aquel día y le había prometido ir al final de la semana.
Lo que ella necesitaba era darse una vuelta a caballo y estar a solas.
—Ya está ensillado —le dijo Duff al verla entrar en el establo—. ¿Seguro que no quieres compañía? ______ sonrió y negó con la cabeza.
—Después de las estupendas lecciones de equitación que me has dado debería
ser capaz de arreglármelas sola —tomó las riendas y se llevó a la yegua fuera—. Te agradecería que fueras a ver a Milo . Ha estado un poco difícil estos últimos días.
—¿Difícil? Si yo fuera tú, me habría marchado de aquí hace ya tiempo. Creo que voy a llamar a sus padres, a sus tíos y a sus tías para que vengan a ponerlo recto. ¿Sus padres? Milo no los había mencionado nunca, aunque _____ había visto algunas fotos de la familia.
—¿Dónde están sus padres? —preguntó curiosa.
—Todos los Familiares se retiraron de la vida del rancho al mismo tiempo —le explicó Duff—. Empezaron a ganar buen dinero con el petróleo, así que decidieron pasarles los ranchos a sus hijos y se trasladaron a Texas a una de esas estupendas mansiones.
-Debe de ser una familia muy unida —dijo ella.
—Sí —dijo Duff—. He sido capataz de sus tierras; los conozco bien y te puedo
asegurar que lo son. Les gusta pasar largas temporadas en Hoofs Roost con sus hijos porque los echan de menos. Yo creo que decidieron marcharse de aquí para que los jóvenes tuvieran la oportunidad de actuar libremente.
____ sonrió mientras pensaba en lo agradable que sería tener una familia que
comprendiera la necesidad de ser independiente. Pero dudaba que sus hermanos llegaran a entender nunca que ya había crecido.
—¿Milo es el único de los primos que ha estado casado? —preguntó ella
mientras se montaba.
—Sí. Ninguno de los otros parece tener ninguna prisa. La verdad es que Milo  tuvo mala suerte con su esposa. Eso era lo que Patty le había dicho también.
—Yo me casé dos veces con dos mujeres maravillosas —continuó Duff—. Y las perdí a las dos. Pero desde que te tengo cerca a ti, ya no me siento solo.
—Gracias, Duff. Eres el hombre más dulce que he conocido —dijo ella.
—Ahora vete. Pero regresa antes del anochecer. Llévate a Frank contigo y no te
preocupes por Milo .
Por primera vez, se sintió libre de poder montar ella sola, sin sus hermanos a la espera. Le gustaba aquella vida alejada de la gran ciudad, le gustaba galopar mientras disfrutaba de la soledad y de sus pensamientos. El campo era su lugar perfecto. Lo único que lo estropeaba era aquella atracción que sentía por un hombre que solo quería evitarla.
De pronto, la yegua se detuvo de golpe y Frank comenzó a ladrar como poseso. Delante de ellos había una serpiente que los miraba amenazadora. La yegua, asustada, echó a correr desbocada. _____ se agarró con fuerza al cuello de la bestia. Sus habilidades como jinete habían mejorado mucho desde que estaba en el rancho, pero no tanto como para mantenerse a lomos del caballo cuando se metió entre la maleza a toda prisa.
De pronto, una rama más baja que las demás la tomó por sorpresa, lanzándola al suelo, con tan mala suerte que cayó en un charco.
La yegua se dio media vuelta y se encaminó hacia los establos por sí sola, dejando,a _____ sentada sobre un montón de lodo.
La frustrada amazona se levantó y puso rumbo de vuelta hacia la casa. Desde la distancia pudo ver a Milo que la miraba con soma. Aquella era su gran oportunidad de atormentarla y sabía que él no la iba a dejar pasar.
—La mayoría de los jinetes se duchan después de un paseo a caballo, pero no
durante—le dijo con ironía. Pero antes de que ella pudiera responder la sorprendió con una inesperada pregunta—. ¿Estás bien, Smith?
El tono sinceramente preocupado de su voz la desarmó.
—Sí, estoy bien —respondió—. Solo está herido mi orgullo.
—Quítate las botas antes de entrar, no vayas a mancharlo todo. Tengo una empleada muy meticulosa con la limpieza.
—Será mejor que vaya a meter a la yegua en el establo antes—dijo ella.
—Yo me ocuparé de ella —se ofreció él—. Entra y dúchate.
—No, yo lo haré —insistió _____—. Tú tienes la pierna rota.
—Es igual. He hecho este trabajo con huesos rotos un millón de veces.
Ella no pudo evitar fijar su mirada en su boca perfecta y desear besarla.
Él se adelantó, se inclinó sobre ella y puso en acciones lo que para ella eran
pensamientos, Después de besarla se apartó y la miró.
—Estás demasiado guapa con esa ropa empapada y pegada al cuerpo. Así es que, por favor, quítate de mi vista y vete a duchar.
Milo se dio media vuelta y se dirigió cojeando hacia los establos.
Ella lo observó con una sonrisa. Había entre ellos una clara atracción mutua. La única diferencia era que Milo se resistía a sentir, y ella no. —

Un hombre Solitario (Milo & tu) Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora