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El Sr. Grey suspira, sus dedos recogiendo mis jugos y frotándolos sobre mi agujero fruncido. Es gentil, nada más que frotar por un rato, y me relajo, disfrutando su toque dulce.
Un dedo se desliza en mi interior, abriéndome. Luego un segundo, estirándome un poco.
Me agito bajo los sentimientos sucios y lascivos del placer que saca de mí.
Como si siquiera existiera la palabra.
Lista ahora, presiona la punta de su verga contra mi culo, el anillo de mi agujero cede, dejándolo entrar.
Oh, tan lentamente, se inclina hacia adelante, centímetro a
centímetro, hasta que está enterrado en mí.
Soy tomada y conquistada por él en cualquier manera ahora.
Oh, dulce .
No puedo creer lo bueno que es.
Cuando se mueve, follándome en empujes superficiales, mi coño se humedece, vacío y abandonado. Queriendo.

—¿Estás bien, nena? —Su tono es suave y dulce.
Preocupado.

—Tan bien. Me encanta.

—Oh, nena —Me besa. Tierno en lugar de la loca pasión que teníamos antes.

—¿Puedes follar mi coño también? —Soy una zorra codiciosa. Lo admito.

—¿Dedos?

—Necesito algo más grande —Muy zorra. Esa soy yo. Agarra al Sr. Rosa. —¿Este?

Asiento.

—Joder, eres una chica traviesa, Ana.

—Pero te gusta follar a una chica traviesa. Tu pequeña zorra sucia.

—Me encanta.

Empuja al Sr. Rosa en mi coño y me folla lentamente mientras está follando mi culo. Muerdo mi labio otra vez así no grito.
Adoro la doble penetración.
Tener todos mis agujeros llenos.
Una tercera polla encajaría en mi boca,
dándome todo lo que podría querer.
Se me hace agua la boca ante el pensamiento de una verga dura contra mi lengua.
—Ana…

—¿Hmm?

Me besa con la boca abierta mientras ambos cabalgamos las endorfinas lentamente hacia la terminación.
No es follar hasta sacarte los sesos esta vez.
No queremos hacer demasiado ruido.
Y parece que el Sr. Grey quiere hacerse durar tanto como sea posible.
Me corro tres veces más antes de que él finalmente no pueda retenerlo más y se deje ir.
Abandona al Sr. Rosa, agarra mis caderas y empuja una docena de veces antes de que se rinda.
Se corre en mi culo, llenando el pasaje de mi espalda con su semilla caliente.
Su polla tiene más de siete espasmos antes de
que finalmente se detenga. Aprieto su eje con mis
músculos anales. Él jura, luego ríe tranquilamente.
El Sr. Grey se retira así puedo girarme para
encararlo. Nos besamos, nuestros miembros enredados en
un abrazo de amantes. Acaricio el lado de su mandíbula.
Su barba de cinco en punto se siente áspera contra la piel
lisa de mi palma. Me doy cuenta que nunca me ha
importado demasiado ningún hombre como me importa él.
Por supuesto no le diré eso. No quiero asustarlo.
El Sr. Grey siempre tendrá un lugar especial en mi
corazón. Es el primer hombre con el que alguna vez he
fantaseado. Cuando me masturbé por primera vez, me lo
imaginé tocándome. Cuando mi primer novio tomó mi
virginidad, cerré mis ojos e imaginé al Sr. Grey
tomándome.
Siempre ha sido el Sr.Christian Grey . Mi hombre de
fantasía.
Quiero decirle mil cosas sobre mis sentimientos. Mis
emociones. Pero era mejor que no lo hiciera. No quiero
arruinar el momento. Y el Sr. Grey parecer ser del
tipo de hombre que no comunica sus sentimientos con
palabras. Así que solo nos besamos. Y nos tocamos. Y
nos besamos hasta que ambos caímos dormidos.
En la mañana despierto y veo que el Sr. Grey se ha
ido. Como también el Sr. Rosa. Me imagino que lo ha
tomado como recuerdo y no me importa. En realidad,
parece un poco dulce.
Probablemente quería algo que le recordara nuestro
encuentro. Eso o quería usarlo en sí mismo.
Río. No. El Sr. Grey es demasiado macho para hacer
algo como eso.
Más tarde, mis padres me llevaron a Rhode Island y soy
dirigida al mundo real, viviéndolo por mi cuenta por
primera vez.
Y no puedo esperar.
Cuando llego a la escuela me entero que tengo una
compañera de cuarto que le encanta el sexo, adora la
experiencia… y lo hacemos… juntas. No me toma mucho
darme cuenta que la vida universitaria es divertida.
Trabajo duro y juego duro.
No salgo en citas. Odio tener novios, porque siempre se
ponen celosos y machos cuando coqueteo con otros hombres

El mejor amigo de mi papi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora