ESOS OJOS AZULES

CAPITULO 3

No me lo podía creer, de todos los campamentos a los que llevaba ese autobús tenia que venir a este, ¿De verdad?

- ¿Qué haces tú aquí?- pregunté en alto sin querer.

- ¿Os conocéis?- dijo Tania extrañada.

- Por lo que veo no me esperabas, pasad por favor- dijo él con un tono indiferente.

Las dos entramos en la cabaña, se apreciaba que Tania ya había estado aquí, a diferencia de mi que avanzaba cabizbaja esperando que esta me presentase a sus amigos. 

- Eyyy chicos, ¿Qué tal va la fiesta?, esta es Sara, esta en mi cabaña.

- Hola Sara yo soy Sergio- Se presentó dándome dos besos.

- Hola yo soy Iñigo- E hizo lo mismo.

Eran todos muy majos y creía que podía estar bien el campamento, pero en ese momento vi que el chico del autobús entro a la sala donde estábamos todos y supe que también era amigo de Tania.

- ¿Y tú?, chico del autobús, ¿Como te llamas?- pregunte tímidamente. 

- Tomas- fríamente se acerco y me estrecho su mano, pero me tiró hacia él hasta estar practicamente pegados.

Estuvimos mirandonos lo que a mí me parecieron horas pero Tania rompió el silencio. 

- ¿Queréis algo de beber?

Tomas y yo nos soltamos de la mano.

Me quede un rato más aunque en esa habitación empezaba a sentirme incomoda con lo que había pasado, ¿Me gustaba Tomas?, no lo tenía claro y le dije a Tania que prefería irme a la cabaña, en ese momento creía que contra más lejos de él estuviese mejor. 

Cuando llegue vi que tenía un mensaje de Raúl.

Él: Hola amor, ¿Qué tal va el campamento?

Yo: Bien, por ahora, tengo una compañera de "habitación" bastante maja y ya me ha presentado a sus amigos.

Él: Me alegro de que hayas hecho amigos tan pronto, tengo que ir a dormir, mañana tengo partido.

Yo: Buenas noches, te quiero.

Él: Y yo, descansa.

Esto me confirmo que lo que había pasado con Tomas no significaba nada, yo quería a Raúl o eso creía... 

Un ruido me hizo volver de mis pensamientos, alguien estaba intentando abrir la puerta así que me acerque. Pensaba que sería Tania que había bebido demasiado y no podía encajar la llave en la cerradura pero cuando abrí la puerta me topé con unos ojos verde esmeralda.