Amigos de la Infancia 2/3

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Como residente de la isla el tendría la ventaja en la aldea, pero era probable que no pasara tanto tiempo en el bosque y ella, siendo aprendiz de cazador tenía más probabilidades en el bosque. Así que cuando oyó nombrar el numero diez salió corriendo al bosque...
Heather ya había contado hasta cuarenta. Todavía eran visibles algunas casas, lo que significaba que estaba a una distancia justa. Pero aún no estaba del todo segura de tener el mejor escondite, y quiso ir más lejos para asegurarse. Camino, y camino. Cuando se dio cuenta se encontraba rodeada de árboles, y no recordaba el camino de vuelta.

Escucho un rugido proveniente de lo profundo del bosque. Era un rugido como nunca antes había escuchado. Un dragón... de seguro. Con sus enormes dientes, sus afiladas garras y su aliento de fuego. Apretó su pelota contra su pecho y aguanto la respiración, como si eso la hiciera invisible. Por unos segundos no se oyó nada. Unas hojas cayeron desde lo alto de un árbol, al levantar la cabeza, Heather vio como un cuerpo se materializaba.

Corrió. Sin darse cuenta de que había dejado caer su pelota.

Llego a la entrada de una cueva. Con la luz del día, no parecía mala opción pues el interior estaba bien iluminado. Se escondió.

Luego de media hora Heather creyó que ya era seguro salir. Pero lo primero que vio al asomar la cabeza fue el cuerpo rojizo de la bestia que creía a ver dejado atrás. Volvió a su lugar escondida entre las rocas de la cueva y se abrazó a sí misma, abrazando sus piernas.

Comenzó a oscurecer. A medida que el sol caía sus últimos rayos de luz proyectaban sombras en las paredes de la cueva, que a los ojos de la niña tenían forma de monstruos.

La niña tenía menos ganas de salir, ya no solo por miedo a los dragones, sí que su imaginación comenzó a crear peligros ficticios. Monstruos, brujas y duendes malvados parecían rodearla. Cada sonido del viento en los árboles era algún engendro.

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Su padre volvió a la casa, tras él, Bocon, el padre de Heather y el de Patan. La pregunta sobraba, pues por sus rostros Hiccup pudo leerlo: no la encontraron.

_Hiccup, ve a tu cuarto_ fue lo único que dijo.

El niño no se preocupo por la voz de Estoico, ni por la mirada  de  reproche del padre de Patan o la de rencor por parte del de Heather. Solo pensaba en su amiga.
Al sabir a su cuarto se tiro en la cama.

Heather ¿dónde te metiste?

Decidido que si nadie más la encontraba, él lo haría.

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De una u otra forma logro escabullirse de su casa, y superando el miedo que le infundía el bosque se internó en este. Estaba oscuro.
No podría haberse escapado con una luz en la mano, pues lo descubrirían enseguida y lo obligarían a volver a casa. El era muy debilucho y siempre arruinaba todo, por eso no lo dejarían participar en la búsqueda. Pero siempre pensaba todo, había guardado dos piedras para encender fuego.

Espero unos momentos para que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, luego, caminando con los brazos delante de el por precaución, llego hasta un árbol. Tomo una rama que le parecía del tamaño indicado, le costó arrancarla, pero con esfuerzo lo logro. Limpio una pequeña área apartando las hojas secas de los árboles, ramitas y todo lo que pudiera propagar el fuego. Coloco la rama que había cortado del árbol en la zona limpia y busco dentro del bolso que colgaba de su lado derecho las dos piedras que su papá usaba para prender fuego en su casa, las golpeo una contra la otra hasta que consiguió que unas cuantas chispas saltaran de estas. Una tenue llamita quedo pegada a la madera, soplo sobre ella para encenderla. Tocio, y movió sus manos delante de su cara para apartar el humo que broto de la rama en cuanto esta encendió.

One-Shors Hiccther.Where stories live. Discover now