Capítulo 1

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PRESENTE

Narra: Olivia


Hace un calor descomunal. Gotas de sudor bajan por mi frente y uno que otro mechón castaño se escapa de mi trenza.

Llevo más de seis horas entrenando con el Sr. Higgins, y ya no aguanto más. Tengo las piernas entumecidas y los nudillos hinchados. Si sigo así, mi madre tratara de suspenderme los entrenamientos.

— ¡No pares Krane! ¡Vuelve aquí y muéstrame tu mejor golpe!

Maldigo mentalmente.

Pero a pesar del dolor y el cansancio que siento por todo el cuerpo, me enderezó con resignación y me doy media vuelta. Enfrentándolo una vez más.

El Sr. Jamal Higgins es un hombre fornido, alto, afroamericano y de ojos cafés. Y aunque su edad para todos es un misterio, no pasa los cuarenta en apariencia. Una vez escuche decir a mi padre, que a pesar de que no compartían el mismo circulo social - por las diferencia de edad - , en su juventud fueron buenos amigos y Jamal era muy popular con las chicas universitarias de la zona. También era el mejor de su generación con el combate cuerpo a cuerpo y - puesto que todos lo sabían - era respetado por eso. Y yo, Olivia (Liv) Sofía Krane Belafonte. Una chica de estatura promedio y contextura delgada...Llevo seis horas intentando derribarlo.

Levanto los puños en posición de combate y él levanta la barbilla, con elegancia espectante.

Me acerco rápido tratando de darle un gancho izquierdo, pero él lo esquiva y lo toma rápidamente con su mano derecha.

Que vergüenza.

Sin ánimos de darme por vencida, trato de darle una patada en la costilla con mi rodilla derecha, pero antes de siquiera levantarla, la bloquea y con un rápido movimiento hace que pierda el equilibrio, dando un paso al frente.

Caigo al suelo.

Otra vez.

— Tus movimientos son precisos, pero aún eres muy lenta. Piensas demasiado y eso hace que tu oponente sepa lo que vas a hacer antes de que siquiera lo hagas —empieza a corregirme, mientras yo decido descansar un poco con la espalda pegada al césped y la mirada en el cielo azul despejado — No te estas esforzando.

— ¡Claro que lo hago! Si no me estuviera esforzando no hubiera pasado seis horas comiendo tierra y sudando como cerdo — refunfuño.

— ¿Y por qué no me has derribado ni una vez?

No puedo verlo, pero sé que esta cruzado de brazos.

— ¡Porque me la dejas difícil!—me encojo de hombros antes de  sobre la grama — Además, para la clase de Facultad que tengo, yo no necesito esto.

Alrededor de todo el mundo existen personas con Facultades "especiales", somos los hijos de la luna.

Estas Facultades se dividen en cinco grupos: Defensa - son las que permiten proteger más allá que solo al portador -; Hechicería - son las que abarcan la magia pura de manera controlada y segura por medio de pociones o embrujos -; Combate - son las que permiten no solo resistir sino defender. Por lo general se refuerzan con entrenamiento -; Sanación - como su nombre lo indica, son las que permiten sanar a otro ser aparte del portador -;...Y por último... Destrucción (Consideradas las más peligrosas), se les llama así porque son las que por lo general terminan dominando al portador, impidiéndole que tome control de ella o de sí mismo y cuando hay rumores de que alguien lo ha podido conseguir, automáticamente el sujeto es considerado "Amenaza Brutal" y se busca la manera de eliminarlo.

Mi Facultad es la "Visión de Alto Alcance", lo que me permite localizar a un sujeto dentro del radio de 2.500 metros sin necesidad de ningún equipo de visión, solo si me esfuerzo por supuesto. Por lo que soy francotiradora, encasillándome en el grupo de Combate.

— Te equivocas, todos deben saber defensa personal —me reprende el entrenador y sé que tiene razón.

Nunca he estado en una pelea, pero en algunos ejercicios de entrenamiento he notado que llega un momento en el que inevitablemente debo acercarme al oponente y ahí es donde siempre pierdo.

Mi grupo de facultad siempre ha ido de la mano con el de Defensa. Básicamente nos encargamos de proteger a las personas de manera clandestina de cosas que ni las más altas agencias de policía en todo el mundo tienen siquiera conocimiento. Por lo que nuestra preparación es la más dura.

— Ya hemos terminado por hoy. Será mejor que vuelvas a casa y descanses.

Me levanto.

— Bien, nos vemos mañana a la misma hora.

Sin más nada que decir, cada uno tomo sus cosas, antes de marcharnos a nuestras respectivas casas. Sin siquiera imaginar que pronto las cosas iban a cambiar.
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NOTA DE ESCRITORA

Probablemente el capítulo pudo parecerte muy corto, esto es porque la historia así mismo lo requiere, al igual que más adelante habrá capítulos un poco largos. No sigo un régimen de cantidad de palabras.

Sin embargo, cuando los capítulos sean muuuuy cortos (como éste), abra doble actualización. (◠‿◕).

¡¡¡MUCHAS GRACIAS POR SU ATENCIÓN!!!  ♡˖꒰ᵕ༚ᵕ⑅꒱

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