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—¿y cómo sabes cuando una persona está bien o no?— preguntó con inocencia.

—Es difícil de explicar— habló fríamente la mayor.

—Mamá... ¿Te gusta tú trabajo? ¿Te gusta ayudar a los que tienen problemas? ¿Ellos van a mejorar?— volvió a preguntar.

La enferma golpeó la mesa con los papeles que leía, ya estaba cansada de las miles de preguntas que el pequeño le hacía. El menor por acto de reflejo cerró los ojos con fuerza y  llevó ambos brazos a su cabeza para protegerse del golpe que nunca llegó, abrió los ojos lentamente y observó cómo su madre seguía leyendo aquellos documentos. La miro un poco sorprendido pero no le tomó importancia y salió del cuarto en el que se encontraba con aquella mujer. Al salir se encontró con un solitario y frío pasillo, camino por ahí mientras tarareaba algo sin sentido, iba observando cuarto en cuarto buscando alguien con quien jugar o simplemente hablar.

—Hola— escuchó una voz detrás de él, se volteó con velocidad y observó a un niño en un pijama.

—Hola— saludó con una inocente sonrisa.

—¿Por qué estás en este lugar?— preguntó acercándose al de capucha.

—Estoy con mi mamá, ella trabaja aquí— respondió encogiéndose de hombros —¿Y tú? No pareciera que estuvieses mal...

—Ni yo sé porque estoy en este extraño lugar— dijo con tristeza.

—¿Y tus padres?— volvió a preguntar.

—No lo sé, un día llegamos aquí y me dejaron, desaparecieron, me abandonaron— explicó con un tono decaído.

—Oh lo sient— en un movimiento rápido agarro al niño que al parecer había caído dormido —Ah...— trago con fuerza al ver que este casi se golpea contra las baldosas, lo sentó en el piso y se quedó junto a él por un rato, pasaron unos minutos y escuchó unos pasos acercarse por el pasillo

—¿Qué haces aquí Reaper?— preguntó la madre del nombrado observándolo para luego darse cuenta del cuerpo junto a él —¿Quién es él?— volvió a preguntarle pero al observar detalladamente su rostro reconoció quien era al instante, soltó un suspiro y cargó al niño —Vamos Reaper, camina a mi oficina y quédate ahí— hablo de manera fría mientras caminaba por el pasillo contrario.

El de cabellos oscuros se levantó de golpe, encontrándose con los rayos del sol pegando a su cara, llevo una de sus manos hasta sus ojos para cubrirlos de la repentina luz que le pegaba sin piedad.

—¿Ya amaneció...?— habló para sí mismo levantándose rápidamente de la cama, ya iba una hora tarde al trabajo.

Hizo todo lo que tenía que hacer lo más rápido posible y salió de su casa sin desayunar algo, pidió un taxi y le dio las indicaciones para que lo llevara a su trabajo, ya en la entrada de esta le enseño su identificación al seguridad y éste le dejo entrar, ya dentro del hospital comenzó a caminar más calmado, se dirigió a la recepción y le pidió a la muchacha que ahí se encontraba anotara la visita de la madre de Geno.

—Gracias— musitó alejándose de aquel lugar para dirigirse a su oficina, quería buscar algo.

Juraba con todo su ser que lo que sea que había buscado lo había visto en aquel extraño sueño.

—¿Qué haces aquí?— detuvo su caminar al ver al albino sentando en una banca cualquiera.

—Ni yo sé, los enfermeros entraron a las habitaciones, y sacaron a los pacientes— dijo encogiéndose de hombros —Creo que hoy es uno de esos... pocos días en que quieren que los pacientes olviden un poco sus problemas yo que sé— añadió, el de cabellos oscuros se quedó unos minutos en silencio analizando las palabras del albino.

—Ah... ¿y tú estabas solo por los pasillos?— preguntó.

—No, cómo crees— dijo con una pequeña sonrisa sarcástica —Estoy con un enfermero que está "vigilándome"— murmuro haciendo comillas con los dedos —Pero estoy aquí sentando esperándolo porque está dentro de ese baño— añadió apuntando la puerta detrás del de cabellos oscuros, de esta salía un chico un poco mayor que el de cabellos oscuros —Bueno... estaba dentro de ese baño— habló con la sonrisa sarcástica aún en su rostro.

—Bien— murmuró para sí mismo dándose la vuelta —Yo me encargo de él, gracias— le dijo al enfermero que simplemente asintió y se retiró del lugar para ir a ayudar con algún otro paciente —Vamos Geno, acompáñame a buscar algo— dijo volteándose a ver al Albino.

—Okey— musitó levantándose esperando a que el mayor comenzara a caminar porque no sabía a donde éste quería ir, el de cabellos oscuros se le quedó observando por unos segundos haciendo que el albino se molestará un poco —¿Vas a comenzar a caminar o...?

El mayor soltó un suspiro y comenzó a caminar siendo seguido por el albino, ya no le importaba lo que iba a buscar, ya hasta había olvidado que era, miró de reojo al Albino y notó que éste iba con el entrecejo fruncido y con los brazos cruzados.

—Si, sigue molesto— murmuró para sí mismo regresando su vista al frente.

La charla que habían tenido los dos ayer, no había terminado tan bien como él lo hubiese pensando, y podía notar que el menor seguía molesto con él por esa estúpida discusión.

—Oye Geno, yo lo sien-

—No tienes que disculparte por nada— lo interrumpido el albino —No estoy molesto, si eso es lo que crees— el mayor detuvo su caminar volteándose a ver al menor con duda.

—¿Ah no?

—No— dijo de manera simple.






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~Una persona que siempre muestra una sonrisa en su rostro, no significa que siempre sea feliz o que su vida sea lo mejor, puedes tener una gran sonrisa en tu rostro y estar caminando en el peor infierno y nadie se dará cuenta, porque solo se fijan en tu sonrisa~

˚₊· ͟͟͞͞➳❥ 𝑯𝒐𝒔𝒑𝒊𝒕𝒂𝒍 𝑷𝒔𝒊𝒒𝒖𝒊𝒂𝒕𝒓𝒊𝒄𝒐ੈ✩‧₊˚ Where stories live. Discover now