Capítulo 8: Protectores

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Chat Noir corría por los techos de París, no encontraba a Ladybug en ninguna parte.

La escuela había sido destruida, Chloé ayudaba a los profesores a reponerse, y al ver a Chat Noir, le gritó que Marinette había cedido al Akuma y se había llevado a toda la clase consigo a la Torre Eiffel.

El héroe se dirigió lo más rápido posible, pero el Akuma que encontró le heló la sangre.

Era una forma fantasmagórica de Marinette, con un vestido blanco, su usual cabello azabache se había vuelto negro carbón.

Sus ojos se habían ennegrecido y de ellos brotaban lágrimas negras.

-No me salvaste...-le recitó con voz lastimera, y de sus manos, tiró hilos invisibles que descubrieron a sus compañeros atados en las bisagras de la torre, llorando y suplicando por perdón-, me traicionaron, me abandonaron, al final, resulté ser poca cosa para ellos, nuestra amistad no significaba nada, y ahora, ellos sienten el dolor que yo sentí.

-¡Detente Marinette! –le rogó el gato negro, pero sin darse cuenta, Lila le atacó por detrás, aprisionándolo con una llave.

-Hola gatito estúpido~ -se burló de él, y con consternación, vio como Marinette no le ayudaba, en cambio, lo aprisionó con sus hilos -, no esperes que esa imbécil me detenga, finalmente Hawk Moth la ha controlado, ahora es sólo una marioneta más, y por lo tanto, no puede atacarme porque soy la aliada más fiel del mayor villano de París– Lila logró quitarle el anillo, y al revelarse a Adrien Agreste bajo la máscara, Marinette lanzó un grito desgarrador -, ¡JA,JA,JA! ¿Quién hubiera imaginado que el gato callejero de Ladybug era también mi mejor cómplice?

-¡Devuélveme mi Miraculous Lila, cuando Ladybug llegue...! –pero calló al ver los aretes de la mariquita en las manos de Rossi.

-¿No te lo he dicho? Marinette acabó con ese insecto, permanentemente –Adrien volteó a ver al akuma y se horrorizó al ver manchas de sangre en las manos de Marinette.

-No, no por favor –el joven no podía respirar y su visión se volvió cada vez más borrosa hasta que todo a su alrededor se volvió penumbras-, Marinette perdóname, es mi culpa, todo es mi culpa, no merezco tu amistad, no merezco nada de ti, soy de lo peor... -pero antes de seguir lamentándose en esa oscuridad, una figura iluminada se acercó a él, y posó delicadamente en sus mejillas, unas manos enguatadas con una armadura fina pero poderosa.

-No es cierto, eres mi amigo Adrien, y nunca me has dejado –la voz de Marinette le hizo reaccionar, y el muchacho levantó la cabeza, quedando sin habla ante esa visión.

Era Marinette, pero ataviada con una armadura que le recordaba a Jeanne D'Arc, con una capa rosa de puntos blancos saliendo por sus hombros, al igual que una falda que le llegaba hasta los tobillos.

Sus coletas habían crecido en un par de trenzas que llegaban hasta sus talones, su cabello oscuro brillaba como diamante azul, al igual que sus ojos se habían tornado cielo cristal, su piel parecía porcelana de blanco inmaculado y podía ver su distintivo sello de flores engalanando su traje de combate.

Y por último, llevaba una diadema de metal que adornaba su cabeza, en forma de protección.

Para Adrien, la aparición de esta Marinette era algo angelical, nunca antes visto, y que le sonreía cariñosamente.

-No te preocupes, eso no va a pasar, voy a cuidarte, quiero que sea feliz... -le dijo está Marinette, acercando su rostro al suyo, y entonces...

Chat Noir despertó asustado, descubriendo que estaba en la nueva alcoba de su princesa, y que ésta misma, le tenía abrazado contra su pecho, por lo que no podía respirar.

Jeanne D'ArcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora