Capítulo 3

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— 10 minutos, si en 10 minutos, Stephen no aparece, significa que te abandonó y sabes, lo que pasara. — La amenazó. Mira estaba sentada en una cama, tratando de recuperarse del efecto de la droga.

— Pudrete — Escupió con mucho desprecio hacia Markus, quién estaba sentado en una silla enfrente de ella.

— ¿¡Qué dijiste perra!? — Se levantó con brusquedad y comenzó a jalarla del cabello con fuerza.

Pero fue ahí cuando una mano llena de tatuajes, lo agarro con aún más fuerte e hizo que la soltará, mientras le doblaba la muñeca — No permitiré que le hagas daño.

— Stephen — Dijo Mira con mucho alivio de verlo. No sé había olvidado de su nombre, aún que él no se lo dijera, lo recordaba cuando aquel sujeto desagradable lo nombró.

— ¡Brisa! — Gritó refiriéndose a la rubia, sin soltar a Markus —Pasa.

— Ese no es mi nombre — Se quejó mientras entraba aún drogada.

— Aah, ya suéltame maldito, me vas a romper la muñeca. — El ceño de Stephen se frunció aún más al escucharlo

— Tks — Lo soltó bruscamente, y lo golpeó en la cara, provocando que este cayera al suelo. Caminó unos pasos hasta llegar a Mira. Cuando estuvo a una distancia apropiada, la cargó en sus brazos. Teniendo un brazo sobre su espalda y el otro debajo de sus rodillas. — Ya tienes a esa mujer — Escupió — Ahora me llevaré a la mía.

— ¡Ella aún me debe dinero! — Dijo, provocando que Stephen se detenga.

— Yo lo pagaré. —  Dijo firme y sin basilar. Al oírlo levantó la cabeza para verlo, se sorprendió por lo que esté hombre había dicho, casi ni la conocía y estaba dispuesto a pagar su deuda por ella, además la estaba sacando de ese horrible lugar. — Dime cuánto es.

— $10.560

Markus se limpió la sangre del labio, mientras se desafiaban con la mirada; pero entonces Mira se aferró a su pecho y él desconecto aquella mirada. Se dió la vuelta y comenzó a caminar para salir de allí, pero antes de que cruzará la puerta, la rubia lo tomó del brazo.

— Espera — Dijo mientras lo agarraba y sin recibir la atención de Stephen. Él seguía teniendo el ceño fruncido, mientras miraba al frente. — No te vayas, no me dejes.

Stephen sin verla, jaló su propio brazo bruscamente para alejarlo de las manos de ella; y salió de allí cargando a Mira.

(...)

Llegaron hasta la moto y él la sentó en ella, pero la puso adelante y no atrás como a la rubia.

— Ten — Le extendió el casco — Póntelo.

Le costó pronunciar pero lo hizo — Pero es él único ¿Tú qué te podrás?

— Eso no importa. Quiero que te lo pongas — Mira estaba por tomarlo pero era muy lenta.

— Vamos, yo te lo colocó — Se lo puso en la cabeza y se lo abrochó tratando de no agarrarle la piel. — ¿Dónde vives?

— En Villa del prado.

— Bien, agarrate fuerte de mi.

Mira asintió, y Stephen arrancó la moto.

Ella no estaba muy acostumbrada a la velocidad, nunca había subido en una moto, así que se abrazó con mucha fuerza a Stephen.

Él sintió como sus delegados brazos se aferraban a su abdomen, y de repente sintió una presión en el pecho; era su corazón, que se había acelerado porque ella lo estaba tocando.

Y te conocí [Stephen James]Where stories live. Discover now