Cap 08

290 51 1
                                    

Mañana. A las ocho, en el mismo lugar. ¡Ni filtis!

Jaebum era invadido por escalofríos desagradables cada vez que la voz de Youngjae resonaba en su cabeza.

¿Por qué mierda había aceptado eso? Youngjae seguía sin pedirle disculpas, él seguía con sus deseos inhumanos de asesinarlo hasta que sus sesos salieran volando al espacio exterior. Esa no era una relación sana, en absoluto.

Sabía que rechazar la oferta -más bien amenaza- acabaría mal; perder su trabajo no era la mejor opción. Sin embargo ¿lo era esta? Jaebum empezaba a arrepentirse más rápido de lo que pensó que lo haría. ¿Como demonios soportaría a Youngjae por toda una hora cuando apenas podía soportar su presencia por cinco segundos?

Se mordió la uña del pulgar, observando la puerta del restaurante, recordando la humillación que había hecho contra Youngjae, su expresión confundida, la bofetada, las mentiras y el griterío que se había armado después en la parte trasera. Casi parecía un episodio de La rosa de Guadalupe.

Bien, tal vez se había pasado de la raya.

Era difícil contener sus emociones cuando el dueño de sus inseguridades y llantos nocturnos esta parado ahí, sonriente, fingiendo lucir bien, perfecto e ideal. Tan seguro de sí mismo porque le estaba pagando a un profesional que obedecería y se comportaría como el quisiera. Era frustrante.

Youngjae siempre aparentaba estar bien. En la secundaria había sido un líder para la mayoría, perfecto, admirado. Jaebum no había sido nada más que el receptor de burlas. ¿No era un poco injusto?

-Llegaste temprano- Brincó al reconocer la voz del azabache a sus espaldas. Volteó abruptamente, viéndolo sonreír -Genial. Vamos adentro.

Youngjae pasó por su lado, ingresando al local. Jaebum lo siguió, sintiéndose un tanto descolocado. Mientras Youngjae se comportaba como si todo fuese totalmentemente normal, Jaebum se sentía incapaz de volver, demasiado consciente de que tras su conversación, se hallaba completamente vulnerable frente al azabache.

Con todo lo ocurrido anteriormente, prácticamente había confesado que aún le guardaba rencor y que había querido vengarse, pese a los años que habían transcurrido. "Eres el único que quedó estancado con algo que ahora forma parte del pasado". Si, era cierto. Pero para Jaebum era imposible olvidar un corazón roto. ¿Cómo hacerlo cuando había dolido tanto? ¿Cómo avanzar cuando Youngjae había aplastado y pisoteado sus sentimientos bajo sus narices?

-Piensas mucho- dijo el azabache, presionando con la yema de su dedo el surco entre las cejas de Jaebum -Se te harán arrugas.

-¿Y a ti que te importa?- soltó a la defensiva. Tomaron asiento en una de las mesas. Youngjae resopló.

-Tú de verdad eres un gruñón. ¿Cómo le hiciste para ser tan encantador cuando nos reunimos por primera vez?

Jaebum sonrió con arrogancia -Estudio actuación.

-Eso explica mucho.

El mesero se acercó a ellos y Youngjae ordenó unas papás fritas extra grandes. Jaebum frunció el ceño, fijándose en su entorno por si Jinyoung y Jackson habían llegado sin que se diera cuenta.

—Hey— Lo llamó cuando el mesero se fue —¿No vamos a esperar a tus amigos para comer?

—Llegarán a las nueve. Acabaremos las papas en un hora.

Respondió con simpleza, mientras la confusión se asentaba en el pecho de Jaebum. La desconfianza burbujeando en su estómago.

—¿Y por qué me citaste tan temprano?

El azabache suspiró —Pensé que darnos un tiempo para planear lo que haríamos nos vendría bien.

—¿Planear?— Jaebum se cruzó de brazos, entrecerrando los ojos con sospecha, y Youngjae asintió —¿Ya no quieres que te llame Nutriecita?

—No quiero que digas lo de "disfunción eréctil" de nuevo —espetó entre dientes. El pelinegro rió al evocar esos buenos momentos que residían en su memoria. Como olvidarlo.

—¿Y por qué? ¿Acaso ya arreglaste ese problema?— Youngjae le golpeó el brazo —¿Fuiste a un medical sex center?

—Eres un fastidio. Honestamente empezaba a sentir pena por ti, ya sabes, por tus flashbacks y eso, pero creo que eres potencialmente odiable.

—¿Odiable? ¿Inventaste un adjetivo para mí?— Youngjae rodó los ojos —Eres tan lindo Nutriecita. Yo también te considero odiable, es más, asesinable.

—Ese es el tipo de cosas que quiero evitar cuando inicie la cita doble.

—¿Quién te mando a hacer otra cita? Pudiste haberles dicho que terminamos o algo así. O que yo estaba ocupado con la universidad. O que me mudé a Canadá

—Jinyoung cree que estamos peleados— respondió repentinamente tornándose serio hasta la muerte— Necesito que piense que estoy bien y feliz con mi novio.

—¿Por qué? Lo que piensa Jinyoung parece muy importante— tarareó. Los ojos de Youngjae eran ausentes.

—No necesitas saberlo.

—Mm. Veo que nos estamos comunicando a la perfección— dijo con sarcasmo, sintiéndose apartado de cierto modo. ¿Qué más daba? Prefería mantenerse alejado de cualquier cosa que lo involucrara con Youngjae. Aunque claro, ser su novio no ayudaba ¿o sí? —Entonces, ¿motes cursis?

—Te diré "bebé". Tú puedes decirme "Jae" —sentenció. Jaebum hizo una mueca disconforme.

—No sé. "Jae"... como que no me convence —dijo fingiendo pensárselo a fondo. Podía sentir la pierna intranquila de Youngjae bajo la mesa —Mmm... ¿Qué piensas de Nutriecita?

—No me llames así— se quejó el azabache, su boca abultandose inconscientemente. En su opinión, parecía un bebé, uno llorón que pataleaba cuando las cosas no salían como quería

No obstante, estaba en su derecho. Él podía expresar libremente cuando no estuviera de acuerdo con algo y Jaebum se vería obligado a obedecer, por que Youngjae era su cliente, Youngjae estaba utilizándolo para su beneficio y lo desecharía una vez que obtuviera lo que necesitaba.

Que hubiese sido especial para el pelinegro cuando eran adolescentes, no cambiaba su relación profesional, su estado empleado-cliente que debía alejar de los problemas personales. ¿Pero donde acababa la línea invisible que los dividía?

Una sonrisa forzada tiro de los labios de Jaebum, optando por olvidar esa clase de pensamientos. Y luego, con un poco de malicia decidió que fastidiar a Youngjae hasta que llegara el momento de separarse no era una mala idea. Después de todo se lo merecía.

Se comió una papa antes de hablar. —Te diré Nutriecita.

La línea invisible era borrosa y Jaebum no quería meterse en problemas. Mientras más rápido esto termine, pensó en un intento de calmarse, más pronto podré alejarme de él.

─━─━─━∞◆∞━─━─━─

Maratón 2/?

rєทτ α вσyƒriєท∂ (¯'·.¸¸.·'¯'·.¸¸.->2jαє <-.¸¸.·'¯'·.¸¸.·'¯)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum