Parte Única

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Podía sentir claramente el desagrado en mi garganta con sólo decir su nombre. Park Jimin.

Era inevitable rodar los ojos cada vez que hacía algún comentario en clase. Tratando de hacerse el chistoso. Pero era aún más molesto que todos se rieran de aquellos chistes baratos y para nada originales. Era molesto que todos lo tuvieran en un altar sin que ellos mismos se dieran cuenta de ello. Era molesto escuchar hablar a mis compañeros de clase, mujeres y hombres por igual, de lo bueno que era usando sus labios. Y realmente no quería escuchar detalles sobre ello ni saber a que se referían.

Era molesto verlo caminar sabiendo que él era consciente de todo lo que causaba en los demás, y claramente lo utilizaba a su favor.

Sin embargo, el cúspide de mi rechazo hacia su persona, el punto clave de mi intolerancia hacia su presencia, era lo más banal que podría resaltar de un ser humano. Su jodida sonrisa.

¡Joder! Podía sentir la fuerza de Adonis tirando de sus comisuras cuando estas se levantaban y terminaba luciendo su perfecta hilera de dientes, que podía jurar que un resplandor salía de estos. Sus esponjosos labios de miel, color fresa, junto a sus ojos que se convertían en dos lunas menguantes, complementaban ese cuadro de arte al que simplemente le podíamos llamar sonrisa.

No podría explicar la mezcla de la irritación y de la sensación de estar en un sueño conectado con la realidad con sólo ver su sonrisa. Parecía convertirse en otra persona, lucía como el chico más puro. Cualquier persona de verlo en ese estado sería incapaz de creer que aquel chico obtenía suspensiones tanto como a chicas en su cama.

Para mi pesar, yo era parte de esas víctimas de la embelesante sensación colectiva que causaba. Era increíble que me olvidara por completo que era el mismo chico al cual simplemente no podía ver ni en pinturas. Cosa que era prácticamente imposible, ya que íbamos a la misma clase.

No me gustaba sentirme de esta manera. Era inaceptable. Sólo quería exiliarme de mis propios pensamientos para dejar de pensar en él. Era malditamente aterradora la manera en la que me ponía a discutir conmigo mismo sobre esto, mi subconsciente era como mi gemelo malvado que me recordaba lo malditamente lindo que era Park Jimin.

Era frustrante, pero al mismo tiempo interesante. Park Jimin carecía de todas las cualidades de las que toda la vida me imaginé para mi tipo ideal. Sin embargo, si me preguntaran; yo no me enamoré de Park Jimin, mas si de su sonrisa.

Parecía que todo lo hacía reír, y eso me causaba mucho conflicto debido que me afectaba indirectamente, y no de una mala manera.

Y todo esto llevaba a un sólo resultado. Era que me volvía completamente vulnerable ante él. Realmente no podía tratarlo igual de mal como a mí me gustaría.

—¿Harás algo durante vacaciones?—ahí estaba de nuevo, aquella extraña sensación que venía a mí la mayoría de veces que el me dirigía la palabra.

—No creo que te interese—respondí desde el fondo de mi casillero. Revisando todo lo que se encontraba dentro, tirando lo que ya no me sirviera.

Era el último día de escuela. La última actividad del día era esta. Limpiar nuestros casilleros y llevarnos nuestras pertenencias.

—Créeme que si lo hace—sentí como caminó por detrás de mí, dando la vuelta de donde se encontraba inicialmente hasta colocarse a mi lado. Mirándome finalmente.

Chasquee la lengua—. No hagas eso—dije con desdén.

—¿Hacer qué?—despegue la última foto de The Rolling Stones que tenía pegada en la pequeña puertecilla de mi casillero. Y lo miré.

fucking smile | ☠  jikookWhere stories live. Discover now