Talk 11

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JungKook regresó unos quince minutos después con dos generosos vasos de café de una popular cafetería, le extiendio el vaso que contenía un café con crema y apenas una pequeña parte de leche al rubio, quedándose él con el que venía con bastante leche, chocolate, canela y crema, y una generosa cantidad de azúcar que le había echado antes de llegar.

Se sentó junto al azabache, dejó de calentar una de sus manos en el vaso descartable del café para tomar la mano de su novio, encajando las piezas.

—¿Hablaron mucho? —preguntó el castaño, dándole un sorbo a su café.

El rubio abrió su boca para hablar, su labio inferior tembló y parpadeó varias veces.

—JungKookie... ¿Cómo soportas esto todos los días? —murmuró.

—No lo soporto, JiMinie, lo tolero, son cosas distintas.

—Yo... Habló en serio, apenas llegué hace un rato y... Quiero llorar, mucho y yo... Apenas hablé con TaeHyung, cerré los ojos y canté todo el rato que no estuviste porque no me gusta verlo... Porque duele, me duele mucho y quiero irme porque no quiero sufrir. —JiMin lloraba con cada palabra.

JungKook frunció el ceño, en vez de ir a abrazar al mayor, sostuvo con más firmeza y apretó un poco más la mano del azabache.

—Hablas de llorar como si yo no supiera lo que es, JiMin, dices que te duele y sufres y que no quieres estar aquí... ¿Pero no sabes las cosas que debe pensar TaeTae? ¿No puedes pensar en un momento en él y dejar todo lo tuyo un momento?

>>TaeHyung puede estar dormido pero no lo trates como que no esté aquí. Él escuchó todo lo que acabas de decir, JiMin. De que no quieres estar acá y que no quieres verlo... Y le duele más a él que a tí.

Y JiMin sólo pudo llorar aún más, el castaño tampoco fue hacia él, por más que en un momento en serio se sintió realmente mal por él, su novio merecía más su apoyo que ese chico.

Pasaron un par de minutos hasta que el rubio finalmente se controló para limpiar por última vez su rostro, miró al castaño un momento, antes de levantarse y bajar su vista al azabache, con el corazón encogido al ver su pálido rostro, sus labios y sus ojeras combinaban en distintos tonos de azul algo violáceos, sus delgadas mejillas y sus marcados pómulos.

Vió el suave sube y baja de su pecho, también cómo el otro sostenía la mano izquierda del azabache, de forma protectora, apretando con firmeza para que ésta no escapara de su mano.

Con algo de duda, tomó la mano del azabache que estaba libre, dejó su vaso de café en el suelo, algo alejado de sus pies para no volcarlo sin querer, y sumó su otra mano para tomar la del menor entre ambas, como si la estuviera calentando.

—Lo siento, TaeHyung. —murmuró e intentó mirarlo a la cara, aunque no pudo, cerró sus ojos—. Lo siento también por no estar para tí, cuando lo necesitabas, antes de esto... Y cuando todo ocurrió también. Espero que cuando despiertes... Hagamos las pases y nos llevemos mejor. Espero que sea pronto, y que me perdones.

Lágrimas silenciosas recorrían el rostro del rubio.

—TaeHyung te perdona, Minie. —dijo JungKook, sonriendo, conmovido por la actitud tan madura del mayor.

Porque de todos ellos, el más bajito era el que se demostraba más maduro, el menos idiota, y a el castaño le dolía porque aquel chico ni siquiera era el mejor amigo de su novio, no estaba cerca de ser uno con los que más se llevaba, y era triste que el mayor tuviera que estar dormido para que las amistades quedaran claras y cada uno mostrara su verdadero rostro.

—Creo que está sonriendo, Kookie. —murmuró el rubio.

—Sí lo está haciendo, JiMinie. Está sonriendo por lo que dijiste, sonríe para ti.

El rubio rió con felicidad, las lágrimas acompañaron su risa, pero ya no sabía si eran de alegría o de tristeza.

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