#22: Lo siento tanto.

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Rachel Goldstein.

– Rachel –Sentí cómo movían mi brazo–. Rachel, despierta.

Abrí los ojos lentamente, giré a mi izquierda y ahí estaba Beth con ojos llorosos. Me senté rápidamente en la cama cubriendo mi cuerpo desnudo con la sábana.

– Beth, ¿qué pasó? –El verla así hizo que se me espantase el sueño.

– Vince y Razzle tuvieron un accidente de coche hace unas horas cuando venían de regreso –La sangre se me heló al escuchar eso.

– ¿Y dónde están? ¿Están bien? ¿Qué hora es?

– Vince está en la estación de policía y está bien, pero no me dijo nada acerca de Razzle. Y son las ocho de la mañana.

Puse mis manos en mi cabeza sin importar que la sábana dejase al descubierto mis senos. Bajé la mirada intentando no pensar que algo malo le había sucedido a Razzle.

– ¿Puedo ir contigo? –Pregunté en un susurro.

– Claro que sí. Prepararé algo para tu dolor de cabeza, sé que te emborrachaste ayer; mejor dicho, todos en la fiesta lo supieron.

– Gracias, Beth –Le miré con una pequeña sonrisa que siento que parecía una mueca.

Ella salió del cuarto, miré atrás mío encontrando a Nikki dormido con el torso descubierto. Me acerqué a él para darle un pico.

Me levanté de la cama apartando la sábana, tomé toda mi ropa que estaba en el suelo junto a mis tacones. Entré al baño del cuarto para mirarme al espejo: mi maquillaje estaba esparcido por toda mi cara.

Tomé papel de baño y lo mojaba para quitarme todo el maquillaje. En total fueron diez bolitas de papel que fueron a la basura. Con mis dedos me intenté peinar mi cabello hasta el punto en que se viera "presentable".

Salí de ahí para bajar al comedor, encontraba gente tirada por las escaleras, el suelo o en la sala. Beth estaba de espaldas.

– Ya estoy lista, por así decirlo –Hablé para que ella supiera que estoy ahí. Se giró y se acercó a mí con la taza junto a una pastilla.

– Te ves muy hermosa sin maquillaje –Comentó.

– Gracias –Sonreí antes de darle el sorbo al té para pasarme la pastilla. Ella se sentó en una silla mientras revisaba todo en su bolso–. Espero y Razzle esté bien.

– Yo también lo espero –Suspiró.

– Listo –Dejé la taza en la mesa, ella se levantó y ambas salimos de la mansión.

Estábamos en la banqueta buscando a un taxi que estuviera desocupado: Beth logró encontrar uno y hacerle la parada.

– ¿A dónde van, señoritas? –Preguntó el taxista mirándonos desde el espejo.

– Vamos a la estación de policía –Respondió Beth.

Pasaron veinte minutos en las que ambas estábamos calladas con la mirada en la ventana teniendo de fondo la música de la radio. Cuando llegamos le pagué al taxista para después salir del coche.

Between the Eyes || Nikki SixxWhere stories live. Discover now