capitulo 4

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Dislaimer: Miraculous Tales of Ladybug & Chat Noir. Son propiedad de: Zagtoon, Method Animation, Toei Animation, SAMG Animation, AB Droits Audiovisuels y SK Broadband.

Advertencias: Lenguaje soez. Maltrato psicológico, físico y verbal. Gore, temática oscura y humor negro.

A leer.

Adrián Akumatizado


La madrugada del día siguiente marcaría un fin y un inicio en la vida de todos los portadores de un Miraculous. Adrien había pasado la noche aferrado a Plagg, temiendo que al soltarlo su espíritu fuera a desaparecer de la faz de la existencia, sollozo y maldijo hasta que se quedó dormido con una tremenda jaqueca y con los ojos inyectados en sangre. Obviamente el Kwami negro no durmió en toda la noche, una vez comprobó que el rubio estaba profundamente dormido se escapó del abrazo de Adrien y se quedó a velar con silencioso ruego el sueño de su protegido quien estaba siendo víctima de horrendos demonios mentales. Lo sabía por sus movimientos bruscos al dormir y ver como su frente se perlaba en sudor mientras murmuraba cosas ininteligibles desde el mundo de la inconciencia.

Mierda. Mierda y más mierda.

Plagg no hacía más que maldecir a todo y a todos. Se sentía plenamente culpable por una simple razón inherente a su naturaleza. Él era el portador de la mala suerte. El Kwami del Anillo de la Destrucción. De alguna manera estaba involucrado en la hecatombe que sufría ahora un pobre muchacho que no tenía ni dos malditas décadas de edad. Pero una voz lejana que el reconoció como sentido común le espeto que con o sin él, la vida de Adrien estaba marcada. Con o sin él seguiría teniendo al padre que tenía, la madre que no tenía y la vida que tenía y los horrores que lo atormentaban quien sabe por cuánto tiempo.

Y con el fracaso de Ladybug, todo era aún peor ¿Cómo iba a ver a la cara a la heroína de Paris el chico de ojos verdes ahora que estaba quebrado igual que una copa de cristal? Dudaba que Adrien fuera lo suficientemente fuerte emocionalmente hablando. Pero con todo lo que aguantaba diario, quizás si podría hacer frente a todo y olvidarse de sí mismo para continuar con su labor como protector de aquella ciudad llena de luces.

Eso sería pedirle que fuera una máquina. Y desgraciadamente él era un ser hecho de carne y sangre. Plagg formulaba en su mente como lidiar con todo y de que era culpable de ese fiasco en la torre Eiffel lo era. Así su protegido le hubiese gritado que eso no era cierto. Pero para él lo era. Él lo alentó a declarársele a la Dama Insecto. Pudo haber escapado del tema y no decirle nada, pero el Kwami negro también estaba ahogado en desesperación. No soportaba ver al rubio en ese estado y busco medidas drásticas. Si bien su intención fue buena y sin un ápice de maldad. Todo había terminado en desastre.

Plagg pego un brinco en el alfeizar del ventanal de Adrien cuando escucho la estruendosa alarma del modelo sonar. Ya era hora de iniciar la rutina esclavizante de siempre. Plagg deseo con todas sus fuerzas destruir ese asqueroso aparato.

Adrien fue abriendo los ojos con una parsimonia desquiciante. Le pesaban demasiado los parpados los cuales estaban pegados con sal a sus ojos. Intento incorporarse en la cama apenas apago el despertador. Realmente le costó varios minutos valiosos en su itinerario recordar donde estaba e incluso su nombre. Pero un golpe de información le azoto los nervios del cráneo y suspiro derrotado. Deseaba tanto no abandonar su habitación. Deseaba tanto no sentirse atrapado en un juego retorcido.

Adrián AkumatizadoWhere stories live. Discover now