Mei es una chica adolescente con una vida dura y esforzada, quién tiene su rutina junto a su querida madre, a quien ama más que a nada en este mundo.
En una realidad donde la vida se ha alejado de ciertas creencias o de posibles peligros que viven...
- ¿Ir a dónde? - pregunté inocentemente, la pilar insecto rió suave
- Ahora empezaras a entrenar con nosotras - dijo - puedes llamarme Shinobu - dijo con una dulce sonrisa
- ¿A entrenar? - volví a preguntar, creo que esto se está descontrolando
- Ahora que sabemos de tu particularidad es mejor que sepas defenderte por tí misma - interrumpió Giyuu - vamos a decirle a Tanjiro - comenzó a caminar en su dirección
- ¿Queeee? - dijo Tanjiro mientras un puchero se formaba en su boca - ¿y yo puedo ir?
- No seas idiota - dijo Giyuu algo cabreado - tú debes comenzar a retomar las misiones - Tanjiro se estaba resignando a poder acompañarme
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Pero luego de estar unos minutos en silencio el optimismo volvió a su rostro y con una gran sonrisa habló
- Esta bién, entrenaré el doble de fuerte para derrotar a todas las lunas que quedan y así pueda pasar más tiempo con Mei - dijo confiado Tanjiro
Mi rostro se tiñó de rojo nuevamente, le sonreí de manera dulce lo que provocó que se sonrojara de igual manera.
La caja de Nezuko comenzó a moverse de forma extraña y pequeños gruñidos comenzaron a escucharse de ella, los tres nos quedamos mirando extrañados, por alguna razón algo en mi interior decía que saliera de ese lugar, pero ni siquiera logré moverme un centímetro cuando Nezuko salió disparada de su caja lanzandose sobre mi. Caímos al suelo por la fuerza, sus pupilas habían tomado la misma forma de los gatos y sudor corría por su frente, me tenía sujetada de las muñecas mientras gruñía enojada.
- ¡NEZUKO! - gritaba Tanjiro - déjala, Nezuko! - el peli rojo se puso de pie a duras penas tratando de sacar a Nezuko de mi, pero ella no soltaba el agarre
Nezuko mordió tan fuerte su bosal de madera que logró romperlo, tenía sus grandes dientes sobre mi, Giyuu sacó su espada y la clavó en Nezuko para que se concentrara en él, pero aún asi ella solo estaba enfocada en morderme
- Lo siento - dijo Tanjiro mientras daba un golpe en la nuca de Nezuko y ella caía desmayada sobre mi
Rápidamente Tanjiro la sacó de la habitación y se la llevó a otro lugar junto a la caja.
Nos quedamos alli con Giyuu analizando lo sucedido, aunque quería olvidarlo mi cuerpo temblaba a ratos al enfrentarme nuevamente a un demonio. Para ser nuestro primer encuentro no fue muy grato, reí para mi.
- Debo informarle de esto al patrón - dijo Giyuu - quizas tenga que ver con tu sangre - agregó - Vamos, es hora de que vayas con Shinobu
Salimos de la residencia del patrón para dirigirnos hasta donde se encontraba Shinobu.
- Bienvenida a la residencia de las mariposas - dijo una alegre Shinobu invitandome a pasar - gracias por traer a Mei hasta aquí, espero que tengas buen retorno! Adiós! - y le cerró la puerta de la residencia en el rostro a Giyuu.
- No pude despedirme de ellos - dije triste
- No te preocupes por eso, puedes mandarles cartas con mi cuervo - dijo sonriente - además a Giyuu eso no le importa, nunca responde las cartas, es una de las razones de por qué todos lo odian - rió de forma macabra y graciosa
Un golpe en la puerta de la residencia nos sacó de nuestra pequeña conversación, la pilar al abrir la puerta dejó ver a un agitado Tanjiro
- Mei - dijo jadeando - debo hablar con Mei
- Pero Tanjiro, se supone que no puedes esforzarte más de la cuenta aún - le dije mientras caminaba a su encuentro
- No te enojes con Nezuko, por favor - hizo una reverencia - Oyakata-sama está investigando la relación de su reacción con tu sangre, por favor disculpala! - su cara era triste pero a la vez determinada
- No te preocupes por eso, ambas estamos bien - le sonreí
- Coff...coff...- interrumpió la pilar - ya es tiempo de que te vayas Tanjiro, Mei debe conocer la residencia - le sonrió
- por favor cuide bien de ella, ahora debo partir con Zenitsu e Inosuke para reunirnos con Rengoku en una nueva misión - dijo serio - apenas esté de regreso vendre a verte Mei - me sonrió
Nos despedimos con un tierno abrazo, una parte de mi lamentaba tener que alejarme nuevamente de él, pero sabía que sí yo me volvía algo más fuerte también podría estar algún día luchando con él.
- Mei - Shinobu me sacó de mis pensamientos - He escuchado algo de tu historia y lamento mucho todo lo que ha pasado, yo perdí a una persona muy importante para mí hace algunos años y no hay día que no la recuerde - por un momento la sonrisa de su rostro desapareció - asi que he decidido ayudarte para que no te vuelvas una victima más, ahora que quedaste sola debes aprender a sobrevivir por ti misma - me miró y la sonrisa volvió a su rostro - asi que por favor, nunca dejes de sonreir
Creo que la última frase en realidad le quedaba mejor a ella, Shinobu tiene una hermosa sonrisa.
Primero Shinobu me dio un pequeño recorrido por el lugar, conocí a Aoi y a tres niñas pequeñas que trabajaban junto a ella. Aoi parece ser una chica muy confiable, por lo que me resultó cómodo hablarle. Luego fuimos al patio de la residencia donde habian muchas mariposas, entre ellas se encontraba una joven cazadora con una mariposa en su cabello, su nombre es Kanao, a diferencia de Aoi no pude hablar con ella, es más no habló con nadie en ese momento.
Finalmente llegamos a la que sería mi habitación.
- Puedes descansar por hoy Mei - mañana comenzaremos con tu entrenamiento
- Muchas gracias - dije mientras hacía una reverencia - daré lo mejor de mi
- Lo sé - dijo - Lo sé - y una pequeña risita se escuchó desde la puerta.
