VIII

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Wheeler entró a la escuela con el mismo humor de mierda que tenía desde inicios de semana.

Los pasillos estaban repletos de estudiantes, pues les habían dicho que las primeras habría otra reunión de consejos para concluir con las notas. Lucas estaba con un ramo de girasoles en la espalda mientras tembloroso y sudoroso se acercaba a Maxine, la cual colocaba en uno de los pizarrones volantes para las inscripciones del concurso de skate al que ella asistiría. Quería invitarla formalmente al baile, sin necesidad de ir con sus amigos a ofrecerle en ir todos juntos.

Dustin se encontraba saliendo de la sala de electrónica, estaba charlando con una compañera que conoció algunas de sus clases, una chica bastante peculiar que se encontraba en otra ciudad.

El pecoso se dirigió al casillero guardando sus cosas de mala gana. Había estado en la biblioteca el día anterior de su conversación con los chicos. Estaba algo molesto, porque no entendía que diablos exactamente sentir, pues se encontró recordando las veces que se quedaba mirando las revistas de Nancy a los quinces, o las veces que canceló una cita con alguna cita porque prefirió hacer cualquier cosa con el oji verde. Estaba enfadado por la falta de honestidad de Will, eran amigos desde siempre, así que no sabía exactamente desde cuando le mentía.

Como si su pensamiento hubiese invocado al pequeño, lo divisó al fondo entrando junto a la castaña, divertidos entre ellos. Pero su mirada se desvió solo hacía el. Portaba un suéter amarillo, unos jeans azules y un par de botas beige y una chaqueta verde militar le cubria del intenso frio. Pero lo que más le intrigó fue la cantidad de benditas coloridas que tenía en el rostro. Pensó que se veía adorable, pero borró automáticamente aquel pensamiento y cerró el casillero para darse la vuelta.

—¿El unicornio vomito los cereales de esta mañana, Byers? — La inconfundible voz de Troy se alzó por los pasillos y todos dirigieron su atención a la escena, incluso Wheeler que se quedó estático en el lugar.

Byers continuó caminando sin prestarle mucha atención.

—¿Que no me escuchaste? — Cuestionó el pelinegro dando zancadas hasta quedar cara a cara frente a el.

— ¿Te importa? Trato de llegar a clases.  — Habló el oji verde firme mientras el contrario le tomaba por la franela con fuerza.

— ¿Muy valiente eh? Y si golpeo tu bonito rostro de mariposa, ¿La rana vendrá a rescatarte? — Amenazó. Mike estaba a punto de dar un pasó para acabar con el circo, pero Jane le observó fríamente y retornó su atención a la escena.

— Si soy una mariposa o una marica ¿Es ese tu problema? — Insinuó indiferente, y Troy frunció el ceño. Todos abrieron los ojos de la impresión bajo aquella insinuación.

Lucas detuvo la marcha hacía la pelirroja y encaró la escena, la misma chica hizo lo mismo y compartieron una mirada de advertencia. Jane hizo lo mismo, al igual que Dustin y el mismo Mike. Estaban en presencia de un campo minado, donde la mayor concentración atómica era su amigo el oji verde. La risa de Troy comenzó a resonar a lo largo del pasillo, como un eco que rebotaba de pared en pared, mientras los chicos que contemplaban la escena veían al pobre castaño que se dirigía al matadero.

— Esto no me lo puedo creer. —Murmuró el agresor dando vueltas alrededor de el. — ¿Tu me estás enfrentando?

—No es broma Troy. Si soy gay, ¿te supone a tí algún inconveniente? — Se mantuvo seco y serio. — Porque lo soy. Yo, Will Byers soy gay.

Los ojos azules de Troy se abrieron de par en par. En definitiva no era eso lo que esperaba que sucediera, lo que el esperaba era darle la típica golpiza por enfrentarle sin lograr sacar nada de el, solo molestarlo. Jamás esperó que el chico a quien molestaba, golpeaba e insultaba relatase en público que lo que siempre sospechó era verdad. ¿Y ahora que haría?

Estrellas sonrojadas [Byler]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora