Niñeros √

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Otabek y Yuri llegaron a las 8:00 de la mañana. Yuuri estaba despierto pero no listo. De hecho, no había podido dormir en toda la noche. Fue su primera noche solo, en un lugar desconocido para él. El miedo y la ansiedad por que ese beta lo encontrara lo consumió. Las ojeras y tez pálida eran la cereza del pastel de un japonés agotado física y mentalmente.

—No dormiste nada ¿verdad? —cuestionó Yuri.
—Sólo un poco —mintió.
—Sr. Katsuki, aún tenemos tiempo para llegar al hospital, sería prudente que comenzara a arreglarse —sugirió Otabek— Yuri estaré en el departamento de nosotros, haré algo ligero para que desayune, tú ayúdalo con lo que necesite y ten cuidado con su brazo y tobillo.
—Lo sé, lo sé... Nos vemos amor —sin pensarlo mucho besó a su novio. Yuuri se sonrojó.

Entraron al departamento de Katsuki. Plisetsky se dirigió al armario, tomó una camisa de botones holgada, un jean deslavado y ropa interior. Después lo llevó al baño, retiró los vendajes y férulas con mucho miedo, él omega menor sólo hacia su servicio, apenas le habían enseñado unas pocas cosas y ahora tenía que atender de lleno a un paciente.

20 minutos después Yuuri ya estaba listo. Se dirigieron al departamento de Viktor y los chicos. Era espacioso, mucho más que el de él, tal vez el aroma era demasiado fuerte pero logró distinguir 2. Supuso que eran de Viktor y Otabek. Para su sorpresa ninguno era desagradable.

Yuuri comió en el auto lo que preparó Otabek. El camino fue tranquilo. Los nervios de Yuuri se calmaron luego de comer. Agradeció al peli negro la comida y guardó silencio. Los otros dos charlaban de cosas triviales y de lo insufrible, según Yuri, que era Viktor creyéndose su papá.

—Yuri, Otabek ¿porque viven con Viktor?
—Nos vinimos de Moscú cuando Otabek decidió estudiar enfermería en San Petersburgo. En ese tiempo a penas comenzábamos nuestra relación y no queríamos separarnos. Beka entraría a la universidad aquí y yo lo seguí, mi abuelo logró que mis padres accedieran con la condición de que viviéramos con el calvo —dijo con fastidio — Yo curso la preparatoria, lo que estoy haciendo contigo son unas horas de servicio a la comunidad que la escuela pide; el próximo año entro a la universidad. Yo tengo 16, 17 el próximo mes, y Beka tiene 19, se recibe el próximo año —sonrió orgulloso el rubio.
—Oh vaya, es genial que aunque lo seguiste no dejaste tus estudios —comentó con una sonrisa melancólica.
—Tú... ¿dejaste los estudios? —Yuuri asintió — ¿Qué estudiabas?
—Sí, cuando me escapé de casa, cursaba una carrera en Ballet clásico, ese idiota me había prometido que seguiría mi carrera aquí en Rusia en la meca del ballet pero, su promesa se fue al caño en cuanto puse un pie fuera del avión y ya no pude seguir. Ahora aunque quisiera ya soy viejo para volver a empezar luego de 5 años inactivo.

No dijeron nada más. Yuuri se sentía avergonzado, sus niñeros eran menores que él, y tenían mejor planeada su vida. Quiso llorar pero se contuvo. Por otro lado Yuri y Otabek, tenían una pista para Viktor: el japonés era bailarín. Tenían un punto para incentivarlo y tal vez conseguirle un trabajo que le gustara; Plisetsky sabía quién era la persona ideal para que los ayudara pero antes de eso tenían que consultarlo con Sara y Viktor.

En el hospital, Sara y Viktor los esperaban. Otabek llevaba a Yuuri en silla de ruedas aunque el japonés le decía que era innecesario, que podía caminar con las muletas. Viktor lo recibió con su sonrisa de corazón y se dirigieron al consultorio de la psicóloga.

—Tuve miedo, no pude dormir, sé que es imposible que sepa dónde estoy pero toda la noche pensé que entraría para matarme.
—No es raro sentir miedo. Estabas en un lugar totalmente desconocido. Puedo pedirle a Yurio...
—¿Yurio?
—El primo del Dr. Nikiforov, se llama igual que tú así que para no confundirnos decidimos llamarlo así —sonrió— volviendo al tema puedo pedirle a Yurio que te acompañe en las noches...
—No, bastante vergonzoso es que dos menores cuiden de mí como para que tengan que vigilar mi sueño, si me protegen tanto no podré recuperarme... agradezco las atenciones pero...
—Pero nada, muchos desearían tener este apoyo que recibes Yuuri pero, en algo tienes razón, tampoco podemos sobre protegerte. Si ves que pasan otras dos noches sin poder dormir pídele a Yurio que duerma contigo, al menos una semana.
—¿Y si mejor me receta algo?
—No... serán necesarios a menos que sigas sin poder dormir, lo mejor es tratar de calmar la ansiedad, sabes que no te pasará nada, sabes que tienes cerca a alguien que quiere protegerte, si la ansiedad te rebasa sólo márcale al Dr. Nikiforov y charla con él hasta que te quedes dormido. Él estará feliz de hablar contigo.
—Está bien, lo haré.
—Si no tres algo que agregar, nos vemos la próxima semana. Que te vaya bien en tu terapia y chequeo, me comentaron que tus costillas están por sanar completamente.
—Sí en dos semanas más podré moverme al 100% y buscaré trabajo —sonrió—Nos vemos.

Sanando Where stories live. Discover now