Capítulo 9.

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Capítulo 9
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¿Interrupción o salvación? ¿Trato o muerte?
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—Y-Yukichi... — suspiraba el moreno mientras sentía la respiración del plateado sobre su cuello. Fukuzawa daba pequeños suspiros cerca de la piel del moreno, sabiendo que esto le volvería loco y consiguiera ponerlo de mejor humor. De brisas y suspiros pasaba a los besos o las láminas; dándole igual el acto que hiciese, él solo quería poner aún más cachondo a su contrario. Lográndolo por poco hasta que empezó a bajar su mano de la parte superior del moreno hasta pasar por donde el muslo, el cual empezó a sentir como vibraba.
Ignorando el como su pareja le pedía un momento para contestar, el albino se seguía lanzando a los labios del otro, sin dejarle terminar de hablar. —Y-Yukichi... Un momen...to... — el problema que tenía ahora entre sus piernas el moreno era el como frenar aquella cosa dura como una roca. Pensó en dejar la llamada correr, sino fuese por la repentina mordida que le dedicó el albino a su cuello. —¡Yukichi!

...

Ajustándose un poco el cuello de la camisa, el doctor se dispuso a contestar la llamada, dándole igual el como su lobo plateado se sobaba la mejilla por reverenda bofetada que se había llevado del doctor.

*Llamada cogida.*

—¿Sí?

Buenas.

—¡Oh~! Dazai-kun ¡Qué grata sorpresa!

Lo dudo.

—¡Qué malo!

Mori-san necesito que me diga si Rose-chan necesitaba tomarse algo antes de dormir.

—¿Solo llamabas para eso? Bueno, no puedo esperar el amor de todos mis hijos.

Vaya al grano, por favor.

—Sí, sí. Rose-chan no tomaba nada antes de dormir pero viendo los ataques que ha tenido aun así no te puedo dar una medicación exacta.

Entendido.

—Lo que si te voy a aclarar es que si sufre dolores por la noche, evita que tome cualquier medicamento que reduzca el dolor. Si llega a doler la hasta el punto en el que llora y suplica, no se lo des igualmente.

¿Por qué?

—Sencillo Dazai-kun. En estos momentos nos falta información sobre lo que puede tomar o no tomar Rose-chan, al igual que no sabemos como la va a afectar; por ello preferimos (yo prefiero) que no la mediques sin mi consentimiento o el de Yosano-san. ¿Entendido?

Sí.

—¿Algo más?

No. Buenas noches.

*Llamada finalizada. *

—¿Quién era? — preguntó el albino desde la espalda del doctor, aprovechando esa posición y rodeando con sus brazos la cintura contraria.

—El repartidor de pizzas. — bromeó el moreno mientras miraba unas cuantas cosas en su móvil.

—... — el silencio le dio señal de que ni él mismo se lo creía.

—Dazai. — soltó en seco el doctor ante el silencio.

—¿Dazai? ¿Y por qué llamaba? — preguntaba de nuevo el plateado, solo que ahora jugando con los cabellos del doctor.

—Sobre si Rose-chan necesitaba tomar alguna cosa para la noche. — seguía sin prestarle atención, logrando que esto molestara un poco al otro. —Ya está, mañana tengo la mañana libre.

—¿Para?

—Obvio. Ir con Rose-chan a comprar ropa junto a las chicas. — decía el doctor dejando el móvil tirado sobre la cama.

—... — aquel silencio logró sacarle una sonrisa picara al pensar que quizás ponía celoso a su pareja.

—¿Celoso? — ante esa pregunta se volteó aun con el agarre contrario para verlo. Aquella mirada fría y sin compasión le volvía loco, y aún más si la ponía su pareja estando celoso. —Pero por las noches soy solo tuyo. — hablaba de forma picara el doctor mientras rodeaba el cuello del albino para acercar así sus rostros.

Ante esto el albino no pudo evitar dejar los labios contrarios y mucho menos si encima su pareja había dado una pequeña lamida pretendiendo ser un gatito travieso. Sus labios se dirigieron a su cuello para morder con un poco de fuerza, volviendo a hacer que el moreno gritara su nombre en sorpresa por la acción y fuerza empleadas.

La mordedura empezaba a cobrar el color que más amaba ver sobre la piel de su doctor preferido, mientras veía y lamía la sangre que salía de la herida, logrando así algún gemido o suspiro ahogado del doctor. —No se vuelva tan excéntrico, sensei. — y con aquel mote el calor empezó a emerger en la habitación.

 — y con aquel mote el calor empezó a emerger en la habitación

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—Jefe. Está todo listo. — decía un hombre de mediana edad arrodillado frente a un sillón.

—Bien. — la voz ronca resonó por toda la habitación. —Traigan la.

—Sí, jefe.

Con aquellas palabras no tardaron ni cinco segundos antes de que metieran a una chica dentro de la habitación a la fuerza.

—Bienvenida de nuevo, doctora. — saludaba sin voltear se el hombre. —Ya sabe lo que tiene que hacer.

—Si, señor... — decía la joven aún en el suelo.

—Así me gusta más, sumisa y acatando mis ordenes. Como debe ser. — decía mientras parecía divertirse por el tono. —¡Ah! Y Doctora. No olvide nuestro pequeño trato. — canturreo mientras se dejaba ver un poco de su rostro. —Su libertad por la vida de sus monstruos.

Es Realmente Buena Idea [Bungou Stray Dogs]Where stories live. Discover now