Introducción: Gerbera

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Kirishima a veces podía ser un poco lento, también un tanto torpe, incluso hasta inocente y algo distraído, pero definitivamente a pesar de todas esas cosas, no era tan ciego como para no darse cuenta de que algo estaba preocupando a su mejor amigo

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Kirishima a veces podía ser un poco lento, también un tanto torpe, incluso hasta inocente y algo distraído, pero definitivamente a pesar de todas esas cosas, no era tan ciego como para no darse cuenta de que algo estaba preocupando a su mejor amigo.

Y sí, se atrevía a afirmar que lo que le pasaba a su explosivo Blasty era preocupación y no otra cosa como molestia o irritación. Porque lo veía, porque lo conocía, porque sabía que si el contrario estuviese enojado no estaría tan callado. Porque Bakugō gritaba, peleaba y explotaba, nunca se callaba cuando algo le disgustaba. Y que en ese instante estuviese tan abstraído de todo, con la mirada perdida en algún punto de la mesa, los músculos tensos y un labio inferior levemente sonrojado por estar mordisqueándolo inconscientemente mientras pensaba en quién sabe qué, Kirishima supo que su pensamiento estaba más que acertado.

Bakugō estaba ansioso, ansiosamente preocupado.

¿El por qué? Eso era lo que no sabía. Tampoco estaba seguro de querer preguntárselo, o al menos no frente al resto de sus amigos que bromeaban y charlaban entre ellos sin darse cuenta de que algo le ocurría al líder de su Squad. Aunque no los culpaba, el rubio ceniza solía ser alguien de difícil acceso, alguien que fácilmente sabía ocultar sus emociones bajo esa fachada de malhumor y orgullo que siempre dejaba ver al resto, y ahora que lo pensaba, estaba completamente seguro que no existía nadie más que él que pudiera ver a través de aquella impenetrable coraza de insultos y malos tratos que el contrario había creado a su alrededor.

O bueno, quizás sí.

Tal vez si Midoriya se concentrase y lo observase también en ese instante, concordaría con él respecto al estado anímico de Bakugō.

Pero bueno, Kirishima no podía contar con el consejo o la ayuda del chico de pecas en aquel momento al encontrarse éste en otra de las mesas del comedor. Así que dejando de lado ese pensamiento, volvió a centrar toda su atención en el chico de ojos color rubíes sentado a su costado. Dándose cuenta recién allí mientras veía de reojo el cuerpo del contrario de arriba abajo, de un detalle que había pasado por alto.

Uno que apenas vislumbró, inmediatamente le hizo fruncir el entrecejo confundido.

¿Pues por qué en la chaqueta escolar de Blasty se veía un ovalado pétalo de color rosa?

—¡Blasty! —llamó Kaminari de pronto, sacando abruptamente de sus pensamientos a Bakugō ante tan repentino grito. Logrando que éste desviará su molesta mirada de la mesa hacia arriba topándose en primera instancia con la aún confusa y concentrada mirada ojicarmín sobre la zona inferior de su chaqueta, provocando que su entrecejo se frunciera un poco más al no entender que era lo que el pelos de mierda miraba tanto en él, por lo que curioso, estaba a nada de seguir la trayectoria de la mirada contraria— ¡Kacchaaaaaaaan!

O al menos esa había sido su intención, hasta que el idiota suicida de Kaminari había gritado aquello mientras que las fuertes risotadas de Sero y Mina se elevaban a su lado. Al igual que otras irreconocibles, también se hacían presente de forma moderada al mismo tiempo en que Midoriya sentado a unas cuántas mesas más allá, se sonrojaba debido a la vergüenza que sentía al entender lo que estaba ocurriendo con su amigo de la infancia.

El chico de las flores [TodoBaku]Where stories live. Discover now