si no lloras no sos de hueso

122 19 2
                                    

Todo empezó cuando abrí la boca, como la vez en la que te vomité los zapatos, o cuando te soplé el oído.

Lamí la cera de tu oreja,
mi lengua te recorrió caliente
a lo mejor sucia aunque me banqué tu sabor amargo y la sensación de agravio.

Había tomado mate,
escuchaste con atención mi saliva,
mis papilas y tu cera.

Nunca te cansas de degradarte, de pisotearte y escupirte. Seguro ya estás cansado de eso, así que de eso me voy a encargar yo, diente por diente te los voy metiendo hasta el vientre.

El brazo se me cansa, los dedos se entumecen. La grasa se me cae, los ojos te lloran me pedis que pare.

No lo voy a hacer, no te preocupes porque te lo mereces y lo sabes. Abrime la boca y peleemos me tiene cansada tu tibieza y a lo mejor también tu dureza, aunque no pueda admitirlo.

figuraciónWhere stories live. Discover now