Eleccion De Omega.

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El barco llegó al puerto. Mangel se despertó de un susto cuando abrieron la puerta bruscamente y el frío infernal se coló.

Los nórdicos cogieron a los Omegas, y a algunos Betas que habían encontrado a su paso del saqueo en España.

Lo que más le sorprendió a Mangel fué su bestial altura y su fuerza. El Omega no se resistió mucho, con un simple golpe, el Omega podía quedar muy gravemente herido.

Cuando salieron del barco, vieron como todo estaba cubierto de una inmensa capa de nieve. Las casas estaban cubiertas también, y salía humo de las chimeneas.
La gente era algo rara para Mangel, ya que jamás había visto a personas así.

Les hicieron caminar hasta un gran e inmenso templo, que tenía antorchas por todos lados.
Un Beta y una Omega de muy avanzada edad estaban esperando allí.

Poseían trajes largos y muy cálidos, Mangel supuso que debían de ser sacerdotes.

El Beta pronunció algunas palabras en noruego, y rápidamente uno de los nórdicos le dió una chica.

La Omega lo miró con miedo, asustada de lo que podía llegar a ocurrir. El Beta la miró, serio. La mujer analizó a la chica y asintió. Dijo otra palabra en noruego y un hombre la llevó hasta una esquina.

Uno de los Alfas nórdicos le entregó un Beta. El muchacho miraba lleno de odio al sacerdote.
La mujer, al sentir aquel sentimiento explosivo y negativo, comprendió que podría llegar a ser muy mala idea que ese Beta siguiese viviendo.

La Omega negó. Uno de los guardias sacó su hacha y en un rápido movimiento hizo que el Beta perdiese la cabeza, literalmente.

Mangel jadeó, sorprendido y algo nervioso. ¿Y si le hacia eso a él por ser hombre?.

Siguieron entregando Omegas y Betas. Había algunos Betas que sobrevivían, eso tranquilizaba en cierto modo a Mangel, ya que eran hombres, pero, ¿les agradaría a los noruegos que él fuese un Omega chico?

Llegó el turno del joven Omega. El guardia que sostenía a Mangel por los brazos empujó levemente a Mangel hacia el sacerdote y la sacerdotisa.

El Omega estaba nervioso, muy nervioso. Bajó la mirada, sintiendo sus manos sudar a causa del nerviosismo. No quería morir, no.

Se armó de valor y levantó la mirada, encontrándose con la mirada de la sacerdotisa.

La mujer lo examinó bien. Era delgado, eso no le gustaba mucho, no aguantaría muchos partos en esas condiciones. La Omega vieja miró las caderas de Mangel. Eran anchas y sería una ventaja para dar cachorros, además, parecía ser un Omega que no era para nada problemático.

Ordenó a los guardias que agarrasen a Mangel por los brazos, en noruego. El Omega, sin saber que había dicho y al sentir como los nórdico lo agarraban fuertemente, entró en pánico.

La mujer se puso en cuclillas, examinando mejor las caderas del Omega. Las midió con sus manos y quedó satisfecha con la medida. No era la mejor medida pero valía para al menos tener cachorros.

Asintió. El Beta hombre asintió, indicándole a los guardias que dejasen en paz al pobre y asustado Omega. Mangel temblaba, algo asustado aún.

Había visto la sangre correr por el suelo de aquel templo, así que no estaba para nada tranquilo.

Fué llevado a la esquina, con las otras Omegas, que tampoco sabían que harían allí.

Lo que venía en el futuro le cambiaría la vida a Mangel,  lo sabía muy bien, pero, ¿que le depararía el futuro?

Alfa NoruegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora