Las noches se me hacen dolorosas y la sangre ya no gotea porque las heridas quedaron enterradas. Pero duelen igual. O más, incluso. Que tengo miedo y nunca pensé que diría esto, pero no sé mirar detrás de la puerta sin tragar saliva antes. Que a estas alturas de mi vida sigo creyendo en monstruos, pero no en esos de ojos grandes que aparecen en los cuentos de niños, si no en los que se esperan a que te duermas para adentrarse en tus peores pesadillas. En los que te conocen tanto que saben qué decirte para que te duela, porque ellos son el reflejo de tu demonio interior. Porque el monstruo de debajo de la cama se desplazó hasta mi alma y ahora convive conmigo, y no hay otra forma de deshacerse de él que no sea arrancándome el corazón. Y algún día lo conseguirá. Mientras tanto sigo mirándome en el espejo y repudiándome por dejar cabida en mí a este lunático. Y entonces el reflejo sonríe y yo le temo a mi yo más perdido.
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Rompe y quiebra.
PoetryEnamorada de su desorden. De sus despertares. Enamorada del amor y odiando al mismo. Supongo que sí, y lo curioso es que generalmente no me siento orgullosa de serlo. Me quejo constantemente de las frases pastelosas y de los "para siempre". Y ahora...