Prólogo

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"Todo lo que sé del infierno lo aprendí en mis silencios; cuando el miedo, la ausencia y mis demonios aprendieron a gritar"

— Elena Poe


Nunca, ni en mis dos vidas, me imagine que moriría a causa de alguien como tú. Siento que pierdo la cabeza, me hundo en los juegos mentales de la desesperación, mi mente vibra con cada tacto de ese conducto electrificado;  había caído de rodillas unas cuantas veces, me dolía la herida en mi torso, pero mi cabeza sólo pensaba en el dolor que me transmitía verla frente a mí y que sus ojos no pudieran verme. De alguna forma no quería que me viera, no quería que viera mi yo incapaz de poder hacer algo, suena egoísta hasta para mis propios pensares, pero me siento derrotado.

El enternecimiento me transporto a otro recuerdo, mi mente me lleva a mi hijo y a mi esposa, a sus muertes. Toda mi vida pensé que lo que había ocurrido era una lección para que nunca más volviera a permitirlo, para que protegiera a toda costa lo que realmente me importaba, pero ahora siento que he sido tan cobarde como para permitir que exista una segunda, ¿cómo mi mente perturbada salía ileso de eso? Está vez no habría un alter ego que encarará mi infierno.

Joder,  la estaba perdiendo... Por primera vez siendo yo no quería perder a alguien.

Ví el rostro del jodido sociopáta, merodeando ansioso en el contexto, jugando con el arma en sus manos, hay una vida en frente y él jugaba con el arma. ¿Qué había en la cabeza sobre sus hombros?, me preguntaba. Parecía un fantasma baldío y frío.

Pero sí es verdad, yo también era un baldío espectro antes de que algo me importará.

Suena imbécil de mi parte.

—Déjala... Por favor— le pedí, mi exhalaciones parecía un motor a punto de tomar sus últimos aires.

Él se giró de pronto hacia a mí, como alguien que estaba lleno de ansias por una expresión, su ojos estaban rojos, siempre que ingería lo estaban, percibía que se había echado el polvillo directamente en ellos para sentir mejor el placer. Su cabello estaba desaliñado y la sangre le manchaba casi parcialmente el rostro y la ropa.

—Sabes que no puedo— su rostro cambia a una mirada de cansancio, sus ojos eran la peor demostración de eso—, ¿luego qué? ¿Ah, Neclan? La dejaré ir, te dejo ir también a ti, ¿y todo el puto final feliz?—grita lo último con exaspero. De un momento a otro, esta en frente de las rejas empuñando el arma en mi cabeza—. Debería matarte, en lugar de ella. ¡Tú la metiste en esto! ¡Ella era un jodido angel! Siempre destruyes lo que no puedes tener.

Yo sonreí entre mi desgano—¿ Y tú si...? —aunque me lo negara, aunque me doliera o me ardiera, eso era una verdad— Vaya manera de amar.

Él se quedo en silencio y yo seguí— Te frustra saber que sentir eso por ella pueda tener el control sobre ti. Eso o eres... tan imbécil como para pensar sin el puto polvillo—él me golpeó con su arma en mi hombro y caigo totalmente al suelo—. Pero me culpas a mí... Es más fácil hacerlo sabiendo que he perdido a alguien de esta forma una vez.

Aprieto mis ojos con el ardor del sudor que brota en todo mi rostro, ligado con la sangre, al mismo tiempo la escucho hablar... Era La primera vez que lo hacía desde que la habían puesto de rodillas a unos pasos de la esquina enrejada en la que estaba.

—Neclan—sabía lo que diría. Él y yo la vemos tan vulnerable pero capaz de desafiar la situación—, después de hoy, prométeme que irás al puente— comienzan a caer lágrimas de mis ojos y siento cómo un niño dentro de mí comienza a actuar frente al abandono—, que no te hundirás y que visitarás a tu padre, tu esposa e hijo—toso sangre y el dolor en mi mente crece—. Prométeme que tomarás un café por mí, que visitarás los lugares que dijiste que veríamos, que trotarás todas las mañanas y volverás a tu hogar, a ser tú otra vez. Prométeme que llorarás, pero que no te derrumbarás para siempre, y cada vez que duela, prométeme que vendrás a mí.

Su rostro estaba tapado, grité en agonía, sentía como si estrujaran mi corazón de una manera tan cruel, sentía como si de apoco ella misma me arrebatara su existencia. Él se empuño ambas manos a los costados de su cabeza, sus venas se templaban y su rostros se enrojecía más. Cuando ella paro de hablar, él se acerco a ella y se hincó.

—¿Neclan?—siento su llamado en mis tímpanos.

—Riven...no— susurro, mientras el dolor me retuerce en mi lugar, todo en mi cuerpo me dolía. Si figura en frente de ella me hace acudir a los barrotes para levantarme.

—Te amo— esas palabras me hicieron aferrarme a la tejas para no caer.

Escucho el disparo.

— ¡NO!

El grito que sobresalió de mi garganta casi me desgarra, no había sentido mayor sabor amargo desde... que los había perdido justo en mi rostro.

El estruendoroso sonido de la bala siendo impulsada por la pólvora dentro del proyectil no fue nada comparado a cuando escuché el cartucho caer sobre el suelo rocoso y gris, ese sonido brusco y metálico me aseguró lo que había visto toda mi vida, lo que había hecho todos mis malditos días desde esa noche, ahora podía sentir ese dolor profundo que le ocasionaba a esas personas, y que ahora ella me ocasiono a mí, a un maldito que no la merecía.

Me sostuve de las rejas, las barras de metal que me impedían correr hacia su cuerpo tendido en el suelo, mi voz ahora se había ahogado en el cumulo de emociones posado en mi garganta. Trago con fuerza mientras dejaba caer algunas lágrimas involuntarias, me abarroté con fuerza a las barras para sostenerme de esta realidad, pero mi derrumbe ya es parcialmente inevitable.

Eso quería, deseaba finalmente acabar con mi asquerosa vida...

—Yo también te amo, Riven— me estrujé contra la mano con la que me sostenía y lloré desquiciadamente.

Justo en ese momento, todo se fue...

Como alguna vez, me entregué a la oscuridad, acepte convertirme en un esclavo del Diablo. Un asesino, un mercenario desasosiego que había perdido todo, incluso a sí mismo.

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Esta historia está protegida por la ley de Derecho de Autor, todo tipo de copia, transcripción o traslado será reprendido por esta ley. Por favor no llegar a ese tipo de incomodidades que traería la situación, tanto para usted como para mi.


¡Ahora si! Puedes continuar leyendo, espero que disfrutes de cada escena y sorpresa que te dejará este libro.








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NECLANWhere stories live. Discover now