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(La canción suena en el momento que tiene que sonar, yo se que ustedes sabrán cuál es ese momento)
*

Su casa me dejó sin aliento, paredes nítidamente blancas, cristales de vidrio por toda la parte que daba a la terraza, reflejando los rayos del sol por sobre ellos, y tomando en cuenta que vivía en una parte alta; daba una vista hermosa a toda la ciudad.

-¿Te gusta?- pregunto y yo cerré la boca.

-¿Que si me gusta? Es realmente hermosa... en esa casa se inspira cualquiera.

Me miraba desde una esquina, recargado contra un mueble bajo. En otra situación; podría jurar que está manteniendo distancia de mi a propósito.

Decidí no tomarle importancia y pasee mis ojos por toda la casa, viendo los detalles que no se ven a simple vista. Volví a abrir la boca, un estante lleno de anuncios súper famosos. ¿En serio él los hizo?

Me acerqué, y pase mis dedos cuidadosamente sobre ellos.

-Increíble-susurré, sintiendo como se colocaba tras de mi- Son todos súper conocidos ¿Los hiciste tu?- pregunté al mismo tiempo que giraba mi cabeza y nuestros rostros quedaban muy cerca.

-Sip- se apartó, y fingió acomodar unas cosas de otro estante.

-Eres un genio.

Ladeo su boca.

-Era un genio.

Rodé los ojos.

-No digas tonterías.

Seguí echando un vistazo a todos los anuncios. Hasta que vi uno en particular que me llamo la atención

-¿Ese también lo hiciste tú?- Lo señalé.

Era una marca de bóxer con el lema "Moda es lo que compras, estilo es como lo usas"

Asintió.

-¡Me encantan! Son los únicos que utilizo.

-Eso supongo que es por que la campaña funcionó.

Trabe los ojos.

-Tampoco te creas eh. Hay días en los que no los uso... como hoy.- reí y empecé a caminar sintiendo su mirada en mi parte baja de la espalda.

Me volví a girar hacia él y levantó rápido su mirada a mi rostro.

-¿En esta casa se puede beber algo?

-Claro- comenzó a caminar hasta un pequeño bar- ¿Que Quieres? Hay ron, whisky, volka, champagne...

-Una Coca-Cola-Interrumpí.

Sonrió.

-Claro- golpeó sus palmas contra sus piernas y empezó a caminar hacia la cocina.

Cuando pasaba junto a mi, lo detuve.

-Con hielo- susurré.

-Bien...- tragó saliva y se fue.

Regreso y me la entrego, estaba puesta en un vaso de vidrio.

-¿Vamos a trabajar, no?- di el primer trago, sin quitarle la mirada.

-Claro que vamos a trabajar- afirmó.

Perdona... si te llamo amor- Emiliaco (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora