Encuentros

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Dragon Ball, sus secuelas y sus personajes no me pertenecen, son obra de Akira Toriyama y la Toei. En este fic el GT no vale (o sea Goku no se fue, Piccolo está vivo y Súper 17/17 malvado no existieron).

Esta historia la escribí en el 2014. La resubo acá por motivos personales. Lamento todas las faltas de ortografía o inconveniencias que los canon actuales puedan generar.

Encuentros

-E...Espera...- pidió Krillin, alarmado por lo que la androide acaba de escuchar, y por qué el rostro de la chica parecía verdaderamente furioso.

Dieciocho saltó desde la orilla del Templo Sagrado, comenzando a surcar los cielos a gran velocidad, buscando de inmediato ese punto que le indicaba donde estaba su hermano, que no estaba en otro sitio más que donde se había llevado a cabo la pelea con Cell. Llegó hasta ese ahí, mirando a Diecisiete sentado en una roca, como reflexionando todo lo que había ocurrido.

Aterrizó a sus espaldas, cruzándose de brazos y proyectando su sombra sobre el suelo. -¿Y ahora? – preguntó ella, y el chico permaneció en silencio unos momentos.

-No lo sé... - respondió en un susurró. –Supongo que ya no podremos pasarnos los días destruyendo y robando las ciudades... ¿Verdad? – La chica bufó ante esa idea, pero en el fondo estaba agradecida por ello.

-Busquemos donde quedarnos, ya sabes...- se dio la vuelta, caminando lentamente, siendo seguida por Diecisiete un momento después.

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-¿No se te ocurrió un mejor sitio? – preguntó ella, mostrándose furiosa y perturbada.

-Bueno, con el dinero que tenemos, el cual por cierto es nulo, no tenemos con que comprar alguna casa o una capsula... y pues tendrás que perdonarme, pero el Dr. Gero no me instalo el manual de construcción de casas...- replicó él, frunciendo el ceño.

-A veces eres tan fastidioso...- se quejó la rubia, dando unos pasos hasta quedar en el umbral de la puerta, si es que a eso se le podía llamar puerta. –Huele horrible, ¿No pudiste sacar los animales muertos antes de poner esto aquí? – tapó su nariz con los dedos, retrocediendo los pasos que había dado.

-Creo que ya no funcionas bien, aquí no huele a nada...- Diecisiete entró en la choza, detectando únicamente olor a humedad y maderas.

-Además, ¿Por qué rayos decidiste construirla a mitad de la nada? Los centros comerciales quedan muy lejos...- se cruzó de brazos, pateando el suelo con desprecio.

-No te quejes, de todos modos no creo que tengas el suficiente dinero como para comprarte algo... y no quiero repetir que esos tontos nos destruirán si nosotros hacemos un alboroto en algún lado...- la chica chasqueó, pero al final terminó por seguir a su hermano dentro de ese lugar, pues de hecho no tenía a donde más ir.

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-¡Estoy harta de esto! – exclamó, deslizando su plato con desprecio al frente.

-¿Y qué quiere la princesa? No seas ridícula, si no te gusta esto entonces prepara tú la comida...- Diecisiete mordió su pedazo de carne quemada, la cual había sido parte de un oso alguna vez.

-¿No podemos comer algo más que animales? ¡O al menos que estén en un platillo diferente! – el chico rodó los ojos, restándole importancia. –Además esto huele cada vez más mal, y necesito ropa nueva... y un buen baño, en una ducha, estoy cansada de bañarme en el lago, los insectos me pican... y mi cama esta hecho jirones... parece que la sacaste de la basura...- enlistó, y a todo el chico asentía acuerdo.

Mi tío y yoWhere stories live. Discover now