63. Acorralado

938 161 56
                                    

Pov Dorian



En mi mente se repiten las mismas escenas, unas más frías que las anteriores, soy el protagonista de la violencia y no me extraña, no me sorprende lo que llegué a cometer porque es ése Dorian al que mejor conozco. El Dorian impulsivo es el que despertó luego de aquel accidente.

Cada diez minutos se repite una escena de las muchas que he llegado a recordar, es tan corta pero espantosa para quien estuviese presente en el lugar: mi mano chocando con fuerza contra la mejilla de Cheiz.

Estoy hastiado de esa escena.

Hastiado de la escena de las tijeras.

Ya entendí, le hice demasiado daño, en más de una ocasión, soy un asco de hombre, sin embargo, no llego a entender por qué soy amado por Cheiz. ¿Cómo amar a un hombre que llegó a mortificar su vida?  Le humillé, golpeé, grité y me temo que Cheiz no se entregó a mi con el mejor de los gustos.

Lo que es peor, yo me enamoré de él. La belleza de los omegas es indudable, no hay que ser muy brillante para deducir que para empezar, me atrajo físicamente, el interés que despertó en mi fue el primer paso para caer enamorado. Lo siguiente no logro recordarlo, al final son seis años los que pasaron.

Dejo chocar mi frente con el frío vidrio de la ventana, desde mi piso observo las apenas visibles figuras de autos y personas transitar. 

— ¿Es hora de hablar con él? —suspiro.

— ¡He vuelto Do-Dorian, traje pollito de 'perdoncito por haber desaparecido dos días'! —como siempre hablando rápido.

Un poco de compañía me haría bien.

— ¿Estás molesto? Sé que estás aquí.

— Estoy en la habitación, ven —respondo.


Emito un olor tranquilizante lo más rápido posible, dado que de tanto pensar en lo que hice me pone de malas la esencia que  sale de mi se vuelve sofocante, si un omega llega sentirlo indudablemente se asfixiaría.

Veo su delgada figura entrar por la negra y grande puerta, se ve extrañamente más reluciente y huele distinto.

— ¿Qué hiciste? No, es obvio, me abandonaste dos días para irte con tu amante —bromeé.

— ¡No, no, no, no, no! Fue un desliz —dijo muy bajito. Toma lugar en mi cama e inmediatamente le hago lugar cerca de mi, su rojiza cabellera descansa sobre mi brazo y finalmente logro reconocer su el aroma mezclado.

— Con que así huelen los destinados unidos —no tengo necesidad de subir el tono, estando tan cerca aún si susurramos podemos escucharnos.

— Me ha marcado, Do-Dorian —susurra no muy feliz— Cuando le dejé inconsciente por hacerlo sentí que mi pecho se quebró.

— Es lo que conlleva un lazo. Pronto sentirás lo que él sienta, al ser destinados quizás sea más fuerte esa conexión. No te sientas mal, a menos que te haya forzado. ¿Lo hizo? 

— Dejé que calmara su celo conmigo advirtiendo que no me marcara —responde encogiéndose en su lugar— Es lo único que le pedí y no  me hizo caso.

— Un lazo sin consentimiento, ése tipo me va a escuchar —aprieto los puños, lo que acabo de escuchar hizo mi ira arder— Escoria.

— No sé qué pensar. Somos destinados, se supone que nacimos el uno para el otro, tarde o temprano vamos a unirnos, pero, hasta yo como omega tengo el derecho de elegir cuándo y quién pone su estúpida marca en mi —Mitch necesita mi apoyo. Abrazo su delgada figura intentando brindar un poco de calor y paz.

Return [Omegaverse]Where stories live. Discover now