Cuentos de Boings

Una noche estrellada

Una noche fría y cálida se alzaba en el bosque de pinos, con unas copas que tocaban el cielo nocturno y unas hojas puntiagudas semejantes a las espinas. Las 2 lunas brillaban de distinto color, una de un rojo vivo y otra de un blanco pálido, parecía que querían expresar algo mediante sus colores tan únicos en aquella noche especial, pero solamente un silencio cósmico era el que habitaba en la frialdad de la noche.

No por tanto, la tranquilidad pronto fue interrumpida por algunos sonidos y voces metálicas que provenían de un lago, parecido a un espejo ya que reflejaba exactamente igual el cielo nocturno, había una gran barca de color blanco con algunos detalles resplandecientes de color dorado y morado.

Era el aniversario de bodas de los reyes de Kalimantan, quienes quisieron hacer su celebración fuera del palacio y la capital, tanto el Rey Salomón junto a su hermosa reina Ingrid bailaban tranquilamente en una pista de baile con varios colores neones asomándose en cada rincón del lugar.

Los invitados fueron variados, había desde generales que combatieron las fuerzas oscuras de hace mas de 25 años atrás como algunas criaturas mágicas que sorprenderían a cualquiera. Pero en esta ocasión, me centrare en relatar en como dos niñas obtuvieron sus bendiciones...

Un olor a fresas con crema no dejaba descansar la nariz de la mayoría de los invitados, ya que un festín de caramelos se asomaba firmemente en una mesa que daba a un balcón con vista a la estrellas. Una niña morena, con cabello corto y castaño, ojos pequeños y de complexión delgada salió corriendo detrás de dos niñas con unos vestidos bastante lujosos y asombrosos.

-"Cuanto a que te alcanzo Pam?"- grito Sandra quien paso tras paso se cansaba con más rapidez y pensaba que no podría alcanzar a su amiga chaneque.

-"Ahí esta el chiste Sandy. Debes intentar hasta conseguir lo que quieres."- exclamo Pam en tono burlon mientras soltaba unas carcajadas a la luz de la luna Roja.

-"Alto chicas."- comento Isabela, una de las hijas/princesas de la familia real de Kalimantan –"Antes que nada, porque no comemos algo en el bufet y después seguimos con encantados?"- dijo justamente cuando se alejaba a la mesa más cercana en la que una variedad amplia de dulces y fruta decoraban los platos de porcelana.

Mientras tanto, en un lugar apartado de la barca real. Un general junto a una misteriosa mujer charlaba en voz baja sobre el destino de algo importante, estaban escondidos y se suponía que el General Maxicof Hernández fue por algo de hielo al almacén principal.

-"Que se supone que le pasara a mi hija si recibe ese tal don suyo?"- pregunto angustiado el general quien estaba nervioso y preocupado por la respuesta de la mujer encapuchada frente suyo.

-"Como bien he dicho anteriormente, este mundo peligra en todo momento. Desde que Cobril ofreció su vida para salvar el bien que quedaba de este mundo, ha habido paz y prosperidad; aun así, hay que estar prevenidos por si alguna nueva amenaza se avecina."- exclamo la mujer con voz serena, lo que más le sorprendía a Maxicof era que los ojos de aquella dama eran de un color ámbar intenso que brillaban en una oscuridad que le tapaba toda la cara.

-"He de admitir, que admiro a Cobril porque hizo hasta lo imposible para salvaguardar este mundo. Pese a ello, creo yo que el mundo esta bien protegido por ahora, ya que la Corte de los Pájaros ha tomado cartas en el asunto desde que Universal City fue clasificada como ciudad fantasma"-

La mujer sin vacilar, le soltó una cachetada a Maicof, quien quedo bastante aturdido y confundido por tal acción.

-"Ese grupo de humanos poderosos solamente traerá frustración y dolor a este grandioso mundo que apenas se renueva de sus heridas pasadas. Usted debería confiar plenamente en la palabra de nuestro Creador, los dones sagrados que traigo para su hija y compañía brindaran una nueva época para esta Tierra en reconstrucción"-