En la noche, Sero tuvo una charla con su madre antes de que ella se fuera a dormir, confirmándole que al día siguiente volvería a sus clases, al menos para hablar con los profesores y conseguir algo de toda la tarea que seguro estaría debiendo; también habló con sus amigos para asegurarse de que lleven sus apuntes de todas las clases y por último tuvo una charla con Mina por teléfono, donde hablaron de cosas tan poco interesantes y aburridas que Denki las olvidó.
—Bueno, creo que tengo todo listo.
El rubio viró los ojos con aburrimiento al observar detalle a detalle la rutina del pelinegro antes de que este se acostara en su cama nuevamente, acurrucándose entre sus frazadas y dejando su celular en la mesa ratón al lado de la cabecera.
Una vez Sero cerró los ojos y entró al mundo de los sueños con rapidez, Denki llevó una de sus manos a su estómago y esta fue recibida con un gruñido de hambre. Nunca en sus cien años de vida había pasado tanto tiempo sin comer, y ahora por un humano idiota sus tripas resonaban. Eso definitivamente no estaba bien, no importaba cuan interesantemente raro fuera Sero, si no se alimentaba, su esperanza de vivir más años se reducía con demasiada rapidez.
Ni una curiosidad tonta merecía tanto la pena.
Además, considerando que al día siguiente Sero volvería a su ritmo de vida normal, él estaría bastante aburrido solo en la casa, así que regresar a su realidad era una buena idea. Una idea que tenía que dejar de aplazar por la más mínima tontería que pudiera suceder.
Dándole una última mirada al dormido chico, Denki pensó en despedirse hasta que, inconscientemente, agudizó su mirada para indagar en aquello que Sero estaba soñando, algo que no había hecho en muchas noches porque el chico estaba tan agotado que sólo soñaba negro, un escenario totalmente oscuro. Sin embargo, esta vez sí se encontró con algo, algo que le heló la sangre y consiguió que se tambalee en los aires, casi cayendo al suelo.
Al recuperar el equilibrio, Denki observó atentamente ese escenario, encontrándose consigo mismo en los sueños del pelinegro, quien lo tomaba en brazos y... Mierda, ¿estaban besándose? ¿Sero y... él? Pero no él-él, sino una imaginación estúpida de ese virgen sinvergüenza, pervertido, degenerado. Estaba usando su imagen... Estaba...
De acuerdo, quizás ofenderse por eso siendo un demonio sexual no era racional, pero... ¡Carajo! ¡Su cara no era tan condenadamente pasiva ni mucho menos él era tan cursi!
Enojado y bastante sonrojado, Denki no tardó en hundirse nuevamente en los sueños del pelinegro, quitando rápidamente aquel falso él que Sero creó y colocándose en su lugar, apartándose de los labios ajenos y empujándolo con sus dos brazos, jadeando ante el confundido Sero que lo observaba.
—¡¿Qué... ¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?! ¡Idiota!
—¿Eh? —El pelinegro parpadeó, sorprendido—. Pero tú estabas...
—¿Yo estaba? ¿Yo estaba? ¡Estas soñando conmigo sin mi permiso! —Denki jadeó, mientras sentía sus orejas puntiagudas tan calientes que quizás pronto explotarían—. ¡No tienes permitido hacer eso! ¿Quién rayos sueña con un incubo? ¿Qué clase de fenómeno raro eres?
—Oh... —Sero sonrió—. Entonces eres tú ¿no? Leí que puedes entrar a los sueños de las personas, pero no pensé que... Wow, en serio...
—¿Por qué rayos estás tan feliz? —murmuró el rubio, cruzándose de brazos.
—Los incubos rara vez vuelven donde sus víctimas, eso decía lo que estaba leyendo.
—Sí, bueno, lo que leías decía cosas buenas y otras demasiado sacadas de rincones estúpidos de internet —explicó Denki—, no es tan difícil que un incubo vuelva donde una víctima que lo hizo sentir bien.

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Not even in my dreams. | Sero Hanta x Kaminari Denki
FanfictionAU Incubus. | Kaminari era un incubo diferente. Fue debido a esas diferencias que se alejó de los demás demonios de su especie, sin embargo, eso no podría importarle menos. Ser un incubo gay que disfrutaba de recibir placer hasta casi matar a sus ví...