ℂ 𝕒 𝕡 í 𝕥 𝕦 𝕝 𝕠 𝟝𝟡

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◆◆ 𝓓𝓪𝓮𝓷𝓪 ◆◆


Era complicado. 

¿Qué instrumento me gustaría  aprender a tocar? 

Ya había visto recitales y músicos en solitario tocar y expresar hermosas melodías, no me habían llamado la atención antes, pero ahora, tal vez. 

Cambié mi ropa por una nueva antes de que él apareciera. Kus seguía dormido sobre mi cama. 

Al aparecer Seran, Kus fue el primero en estar frente la puerta lanzándose a sus brazos, literalmente, lo sostenía con cuidado mientras, el pavo real intentaba posarse sobre su hombro, casi intentando enrollarse en su cuello. 

—Te ama —él solo asintió. Cerré la puerta detrás de mí. Estire la mano para acariciar las plumas suaves. 

—No iremos a cabalgar 

—¿Estás seguro? 

—Sí, quisiera enseñarte algo —aparte mi mano y caminamos. 

Era un nuevo camino, los colores que brillaban en los techos y las columnas eran diferentes, azules y algunos colores coral suave, con relieves que parecían escamas de peces, otras olas, subimos algunas escaleras para llegar a un ala diferente. 

Note cuando dudo en abrir la puerta, como si tuviera miedo de ver dentro. Pero abrió, dejó que entrara primero y solo puede abrir la boca sorprendida. 

El aroma era diferente, más suave, la magia aquí era tan delicada, como si se tratara de algo más especial, más íntimo. 

Las cúpulas esféricas parecidas a las de los teatros, eran enormes, era como tener un espejo de oro sobre nuestras cabezas. 

Camine un poco más, hasta encontrar instrumentos, hermosas piezas de madera, marfil, decoradas con nácar, plumas o listones de colores. Flautas, flautines, violines, violas, violonchelos, triángulos, un piano enorme en el otro lado del salón. 

—¿Imagino que había más cosas en la academia? —me volví para verlo quieto, cerca aun de la puerta ahora cerrada, mi emoción se fue. 

Kus se aferraba a su cuerpo, podía ver la presión de sus garras sobre su piel. Se formó un nudo en mi garganta. 

—Podemos ir aún a cabalgar, Seran —me alejé de los instrumentos. Ahora mismo parecía alguien más. —¿O ir a la ciudad a cenar? 

—No está bien —encontré algo que me hizo apartar mi vista de él. Avanzó con los hombros tensos. Tomó una flauta y la hizo girar sobre sus manos. 

—Están listos para hacer una orquesta solo en este lugar 

—Todo el día está lleno, nunca salen de aquí, por suerte este lugar atrapa toda melodía 

La Diosa De La Oscuridad ✴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora