Prologo

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Los amantes de la médula

Prologo


Aun puedo recordar la sensación de los dientes incrustándose en mis nudillos, el recordarlo me hace temblar un poco, producto del disfrute más que nada. La sangre saltaba por todos lados cada vez que golpeaba el mismo lugar y, aunque en el principio era todo duro y difícil de avanzar; eventualmente se volvía una plasta de huesoso con carne.

Cuando cayó el cuerpo, este aún seguía consiente, lo que me hacía dudar si había golpeado con menos fuerza que en el anterior. Para dejarnos de dudas decidí subirme encima de ella y seguir hasta que me cansará. Pensarlo era fácil, hacerlo es otra cosa...

Mis nudillos quedaron inservibles por un tiempo después de eso, pero ello no era lo más importante. En algún momento de eso, pude notar que había alguien mirando tras la reja perimetral del callejón. Por un segundo lo ignoré – supuse que podría ser un vecino o algún guardia –, luego de terminar tuve que correr, no vaya a ser que el problema escale a algo mayor...

Ni siquiera le tomé más atención, solo corrí hacia la dirección contraria sabiendo que hay salidas diferentes entre estos callejones, así que tampoco supe si me seguía o quien era quien me podría seguir. El crepúsculo ya se había asentado en el horizonte y no faltaba mucho para que la oscuridad inundara las calles.

Conforme acelero el paso no percibo nadie, más que un par de gatos en algún tejado de los departamentos. Nadie en la universidad podía vencerme en los 100 metros planos, así que tengo confianza conmigo misma. Perder a mirones, guardias, intentos de héroes y hasta policías ya me es de costumbre, no es diferente en esta ocasión...

O eso pensé. Cerca de 2 kilómetros de distancia a donde le partí la cara a esa zorra, justo antes de subirme al tren de las ¼ para las 9 pm pude ver que alguien me miraba desde el principio de la estación. Bajo las escaleras, un tipo con polera negra me había estado mirando desde no sé cuánto tiempo. ¿No lo había perdido entre los callejones?, juraría que nadie me siguió tras pasar por las avenidas fuera del complejo habitacional.

Sea como sea, el caso es que me vio medio matar a alguien, y los testigos en ese tipo de situaciones no te siguen para charlar e invitarte el té, precisamente. El resto del camino no sentí su presencia ni pude verle así que con peligro a equivocarme lo tomé como cosa de un día.

La sangre en mi ropa y la suciedad por correr entre diferentes lugares me ha cubierto parte del jersey – ¡¿tengo que mencionar el sudor?! –. Afortunadamente tengo bastante ropa en el closet y varios cajones bajo mi cama, me la conseguí tras patearle el trasero a unas gemelas que me estuvieron hostigando toda la semana. Nota, nunca acuerdes una pelea en tu casa o el lugar en el que trabajas...

.- Oh~, no sabía que tenía ropa deportiva para invierno en estos cajones. – risas resuenan un poco, el disfrute es obvio por como exagera sin temer escucharse muy fuerte –

Quizá la talla no es exactamente la mía, pero vaya, mostrar algo de piel nunca está de más – claro, siempre y cuando no seas una de esas gordas chicas que erróneamente confunden la comida chatarra oculta en sus traseros –. Creo verme bastante bien con este conjunto, e igual me vería muy bien pese a la ropa que lleve, nunca fuera de forma y menos falta de "personalidad".

Igual no hace falta cambiarme tan pronto, pero quiero verme esas películas que compre la semana pasada y no creo que me dé el tiempo para dormir ya que las clases empiezan desde temprano. El hecho de que la universidad quede tan lejos lo hace menos divertido, el metro sale a eso de las 5:50 am. Si quiero llegar a tiempo y verme las películas entonces no hay otra opción más que desvelarme un poco.

Y rayos si valió la pena, aquel tipo de Masacre en **** sí que se veía espantoso. Oh oh, y la escena aquella en la que le rebana una pierna de un tajo al chico fue estupenda, hasta me dio un calambre en la pierna. ¿Cómo le dicen a eso?, extremidad fantasma o algo así...

Los amantes de la médulaWhere stories live. Discover now