LÁGRIMAS EN EL CIELO

357 28 19
                                    

Multimedia: Eric Clapton – Tears in heaven (Violet Orlandi Cover)


Mi madre lleva puesto un pantalón negro de vestir, con una blusa negra bordada con flores. Encima trae un rebozo —algo muy usual en ella —rosado con algunas flores bordadas. Su largo cabello rubio lo lleva atado en una media cola con un broche de fantasía. Su labio inferior comienza a temblar, se está aguantando las ganas de llorar. Lo sé. La conozco.

Por varios minutos nadie dice nada. Ella mira tratando de sonreír, de seguro no pensaba verme por aquí tan pronto. Mientras que mis hermanas se han quedado congeladas mirando la escena que se está desarrollando entre nosotras. Gael e Ian solo se limitan a mirar hacia otro lado, solo que mi novio no suelta mi mano por nada del mundo.

—Dios mío... —murmura ella con voz entrecortada —. Si tan solo hubiera sabido, si te hubiera escuchado por unos segundos... tal vez no hubieras pasado por todo esto.

Lo mismo me cruzó por la cabeza en varias ocasiones, pero aun no así no cambiaría nada de lo que pasé, porque si no, no hubiera llegado a Vallarta y no hubiera conocido a Gael. Si... el efecto mariposa me estuvo dando duro en estas últimas semanas. ¿Pero qué más puedo hacer? No puedo cambiar el pasado, solo puedo aprender de él.

—No sabes, mamá... —es lo primero que brota de mis labios. Quiero caminar a con ella, animarme a tomar su mano. Pero también tengo miedo de cómo lo vaya a tomar —. Nadie sabe lo que hubiera pasado —aunque eso te pone a pensar a lo loco —. ¿Qué no siempre decías que él hubiera no existe?

—Es lamentable que no exista, ya que de esa manera hubiera podido corregir tantos errores que hice en el pasado. No hubiera dejado que tu padre te hubiera tratado de esa forma, no hubiera vuelto a caer con un tipo igual a mi padre, pero si hubiera sido así, no hubiera tenido a ustedes —por lo visto el efecto mariposa también le causó estragos en ella.

—Lo mismo se me ha cruzado por la cabeza tantas veces, mamá. Pero también me pongo a pensar que si no hubiera pasado por todo lo que pasé, no estuviera donde estoy ahora —me encojo de hombros —. Es solo cuestión de vivir —miro a Gael, quien no deja de apretar mi mano en ningún momento. Si reacciona mal ante él, significa que nada ha cambiado en ella. Y que esto es remordimiento solamente —. Él es Gael, mamá —el nombrado da un paso al frente con seriedad —. Mi novio —mi madre nos mira con sorpresa —. Lo conocí en Vallarta, que es donde estoy residiendo últimamente —mi madre lo mira con detenimiento por varios minutos. Lo evalúa de arriba abajo. Su rostro no expresa nada.

—Debo confesarte que nunca hubiera esperado que estuvieras con un hombre de este estilo —Gael mira hacia otro lado —. Pero creo que ya hemos comprobado que no importa como luzca la persona. Tan solo mira a César, mírame a mí, a tu padre —en mi pecho siento un poco de esperanza —. Después de todo lo que acabo de presenciar, puedo decir que elegiste bien —me llevo una mano a la boca al sentir como una sonrisa quiere aflorar —. Gracias por cuidar a mi hija —mira en dirección a Gael.

—No hay nada que agradecer, señora —él me acerca para abrazarme por el hombro —. Yo quiero a su hija.

—Ahora lo he visto —veo que mi mamá quiere sonreír —, y llámame Zinnia —miro de reojo a mis hermanas, quienes no dejan de sonreír al ver cómo va progresando la cosa —. Y gracias también a ti, Ian. Por siempre cuidar de ella.

—Es como una hermana, ¿Cómo no podría hacerlo?

—Sé que nunca te escuché, que nunca fui buena madre. ¿Pero puedes escucharme por esta vez? —extiende una mano en mi dirección —. ¿Pueden escucharme las tres? —mira en dirección a donde se encuentran mis hermanas —. Pasar una noche entre chicas como nunca antes la hubiéramos pasado. Y de esa manera saber si merezco su perdón.

La única excepciónWhere stories live. Discover now