CAPITULO 17

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Pasaba de las nueve cuando desperté, me sentía pesado y aún con sueño, pero tenía demasiadas cosas por hacer, para iniciar guardar todas mis pertenencias y dejar la habitación que por tantos años había ocupado, era el único lugar que alguna vez considere hogar, me entristecía pensar que nunca más iba a estar en ese lugar por el que solo tenía recuerdos interminables de Hana, casi podía verla sobre mi cama con su diminuta falda mostrándome más de lo que nunca quise notar, casi de forma inconsciente sonreí al recordar como la había hecho mía sobre esas sabanas, pero rápidamente la imagen desapareció y fue reemplazada por una de Jonghyun volviendo a estar sobre ella, frustrado y con los ánimos por los suelos tire los libros que debía  guardar en una caja que también patee y me deje caer  en la cama, me frote los ojos y revolví mi cabello absolutamente molesto conmigo mismo ¿Cómo había vuelto a caer en esto? ¿No había tenido suficiente con mi experiencia con kim Hyeon? El amor no era algo en lo que yo tuviese buena fortuna, con Hyeon al menos me ahorraba el dolor de pensarla con mi mejor amigo, se me oprimía el pecho solo de pensar en Hana  en brazos de jonghyun, aunque... ¿tenía algún derecho? Se me retorció el estómago al recordar a Eun desnuda bajo mi cuerpo la noche anterior ¿realmente eso terminaría en un secreto? ¿Y si ella hablaba? ¿Con qué cara miraría ahora a Jonghyun? ¿Y si Hana se enteraba? Me reí de mi mismo porque esa mujercita tenía buena práctica tratando con mis constantes aventuras de una noche, apenas me planteaba aquello ¿Cuántas veces ignore su cara dolida  cuando se cruzaba en el pasillo con una de las tantas mujeres que se pasaban la noche o una que otra tarde o mañana conmigo entre las sábanas de esta cama?
—patán—murmure mirando mi reflejo en el espejo al otro lado de la habitación, una y otra vez la había visto celosa y dolida pero lo ignore abiertamente, era un hipócrita ¿Acaso no había sido obvia desde casi el inicio? Claro que lo había sido, pero era una niña...apenas tenía once casi doce  años cuando comenzó, sonaba tan bizarro, apenas eran cuatro años desde entonces y como un animal salvaje la había poseído, me estremeció el pararme a pensar en que aunque la llamara mujercita eso no le quitaba que aún era una niña.

—enfermo—recrimine, era una niña, si... una a la que dañe y menosprecie, una a la que ame incluso sin permiso de mi mismo, yo tenía 26 ella apenas 15 ¿Cómo podía darme permiso de nada con ella? Apreté con fuerza los puños y luego lleno de impotencia pase mis manos por mi cara para luego sujetar con fuerza mi cabello, le debía una disculpa, quizá más que una.
Sin pensarlo demasiado tome un abrigo y salí de mi habitación, deambule buscando flores y un oso de peluche, era la primera vez que hacía algo así y no sabía exactamente como iba a resultar pero debía intentarlo al menos.

***


Cuando conseguí un ramo de rosas blancas y peonias rosadas me dirigí a un centro comercial donde compre el oso blanco más grande que entrase en mi automóvil, los regalos eran un reflejo de como la veía; femenina, pura, inocente, tierna y delicada, no era el primer regalo que compraba para ella con este tipo de ideal, solía comprarle ese tipo de cosas aunque en detalles más pequeños, casi siempre bolígrafos con diseños bonitos y rosas o adornos para el cabello en tonalidades pastel claro, mire las flores bien adornadas por un bonito laso y papel rosa, a decir verdad era la primera vez que le  llevaba flores y un peluche, de hecho era la primera vez que se los daba a una mujer, me alegraba que ella fuese la primera al menos en eso, casi animado guarde los regalos en mi auto y luego de un viaje tranquilo en el que pare por un móvil nuevo termine  llegando  a su casa  bien entradas  las 11, no tenia un plan para verla o entregarle las cosas, apenas había comprado el móvil para llamarla al llegar  pero luego recordé que no tenia su numero  almacenado con la compañía telefónica, afortunadamente al estacionarme encontré al  ama de llaves cerrando la puerta de calle. 

 
—doctor —saludo con una sonrisa la anciana mientras yo bajaba sin flores o oso que estaban en el maletero. 

 
—¿esta sola nuevamente? —pregunté haciendo una reverencia para devolver su saludo a la sonriente mujer bastante abrigada.

COMO AGUA Y ACEITE [Onew] [SHINee][serie de chicas malas 3er volumen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora