Sila Volka <·> HyunSaeng #Wattys 2019

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El lunes al entrar a su salón de "Teoría de las Artes y la Moda" Heo se encontró con un lindo portafolio negro, con su nombre, se encontraba en la primera fila de butacas, al abrirla tuvo que contener el aliento al estar lleno de material para diseño, junto con una pequeña nota adhesiva, que decía simple y llanamente un primer día,
Saeng sabia de quién era, también lo habría sabido aún si no tenía aquellas iniciales que le recordaban al Alfa con el que había tenido una cita, aquel hombre que lo había salvado, que por obra del destino era el hermano de su mejor amigo, que si por el fuera no necesitaría el cortejo y ya serían una pareja oficial, porqué a pesar de todos sus miedos e inseguridades lo había hecho sentir alguien especial.

Primer día.
-K.H.J.

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Heo Young Saeng ya había ido tantas veces a esa heladería, está seguro de saber todos los sabores que tienen, pero está vez no estaba con aquel Alfa con el que siempre iba, está vez estaba con el primer Alfa que lo quiso, su padre, cada vez que podían se reunían, ya que su padre se desgastaba en su trabajo, y con el poco dinero que ganaba se desvivia trabajando para comprar todos los caprichos de su madre y sus hermanos, incluso por eso no le gustaba gastar es dinero creía que así ayudaba a su padre un poco, era una de película todo aquello, aunque quizá duela decirlo su madre amaba más al dinero que a su esposo,  pero si padre la amaba a ella más que a cualquier cosa.

- ¿Young Saeng, de dónde sacaste eso? - el señor Heo señaló el portafolio.

- Papá, ¿Tú que le diste a mamá en el cortejo?

- ¿Para el cortejo?, Bueno en eso tiempo, llegué a darle muchas flores, alguno de los anillos que tiene y creo que collares - su papá sonreía mientras hablaba como recordando aquellos tiempos cuando conoció a su madre, era algo muy lindo pero también algo triste de ver, su mamá ni hablaba de él con esa felicidad y brillo en los ojos.

- ¿Porqué?, Saengie, no me digas que ese portafolio es un regalo del cortejo.

- No te diré nada entonces.

- Oh, mi pequeño Saeng está siendo cortejado - la sonrisa del señor Heo, al contrario de tranquilizarlo lo lleno de angustia, se podía notar algo de miedo en sus ojos y eso lo atemorizaba a él.

- ¿Qué pasa?

- Yo, solamente no quiero que te lastimen - siguió comiendo de su helado viendo a su hijo, quién no sabía que decir al igual que él-  Dios paso tanto tiempo en el trabajo que ni me di cuenta que saliste con alguien, lo siento.

- No lo sientas, tú siempre haces lo que crees que es lo mejor para nosotros, hemos tenido una buena vida gracias a ti, de hecho lamento no apoyarte más. - el helado de Saeng había empezado a derretirse, además de que al hablar se había manchado un poco, el Alfa tomo una servilleta y le ayudo a limpiar sus mejillas como cuando era un bebé.

- Mi objetivo siempre fue y siempre ha sido que ustedes sean felices, así que cuentame sobre ese Alfa tuyo que da material escolar como para dos años.

- Gasto mucho, papá el es fabuloso, lo conocí en por un pequeño incidente - de todo corazón no quería decirle a su padre lo que había pasado, ya había pasado y no quería preocuparlo - irónicamente resultó ser hermano de Jun.

- ¿Aquel Omega que va seguido a la casa?, ¿El mismo que tú hermana quiere enterrar vivo?

- Justo de él - Saeng quería que aquel Alfa que le había dado la vida, aceptara a ese Alfa tan especial, pero, - papá, existe un pequeño detalle.

-¿Qué pasa, es que acaso es feo? - el señor Heo al ver que el ambiente se había puesto un poco tenso trato de aligerarlo.

- No, al contrario, es muy guapo, pero es mayor que yo.

-¿Qué tan mayor?

- Nueve años - Young Saeng, esperaba la reacción de su padre, con la mirada gacha y los ojos cerrados, su papá no era tan crítico con las diferencias de edades, pero él era su hijo, de dieciocho años que según algunos, no sabe lo que quiere para su vida, además el mayor siempre había sido sobreprotector.

- Quiero conocerlo.

Después de un pequeño silencio el Omega se atrevió a hablar - ¿Es todo lo que dirás?

- ¿Saengie, que más quieres que diga?,  tú y yo sabemos que ya tomaste una decisión - el mayor pidió la cuenta mientras se levantaba - Hijo, si el realmente te quiere, lo comprobaré yo mismo.

Si padre se fue dejandolo solo y en un momento de estupidez extrema decidió llamar a su primo, si ya sabía su padre que lo supiera la otra persona importante para él, no veía problema en eso hasta que llegó, y Kyu Jong hizo el drama de su vida, primero por la edad Hyun, luego porque según el lo había cambiado, caminaron como siempre hacia el parque de su infancia, mientras Saeng recibía quejas constantes de Kyu.

- Uno ya no te puede contar nada, Kyu Jong -  Saeng suspiro como por undécima ocación en el día.

- Pues, Saengie, tú me cambias, si querías un Sugar daddy me lo hubieras dicho- Kyu Jong estallo en carcajadas al ver a su primo con la mejillas rojas en su totalidad.

- Cuando el tal Hyun valla a conocer al tío yo también iré, no lo estoy preguntando.

- Kyunie, no seas tan sobreprotector.

Una llamada entro al celular de Hyun Joong mientras terminaba de preparar su cena y la de su hermano, una gran sonrisa se extendió en su rostro al ver el nombre del Omega que había aceptado ser cortejado por él, en el teléfono.

- Hola, cariño - no pudo evitarlo, tenía tantas ganas de llamar al menor así, lo mejor de todo es que sonaba tan natural, además de que podía imaginar claro como el agua a Young con lon cachetes rojitos.

- Hyun, alguien quiere conocerte - después de un momento, eso fue lo que se escuchó por parte del Omega, si tardaba más, habría olvidado de que era la llamada en un principio.

- ¿Quién?.

- Pues, principalmente, mi padre - la gran sonrisa que el Alfa tenía desapareció tan rápido como llegó, nadie creería que el importe Alfa, Kim Hyun Joong, tendría tanto miedo con esas simples palabras, pues había manejado una gran empresa el solo, hasta llegar a ser una de las más grandes e importantes del país, pero nunca había tenido que tratar con el padre de una persona que le importaría tanto como lo hacía Young Saeng, nunca había conocido a un suegro.

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