Ca¶ítulo | 9

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Los carteles pegados en las paredes daban voces de la gran fiesta que iba realizarse a fin de mes. Los grupos que conformaban la jerarquía escolar estaban emocionados. Se supone que sería el día donde no te miden y solo disfrutas. Mentiras.

Obviamente yo no he ido en ninguno de los años en que se había realizado, ni menos ahora que me siento con menos ganas hasta de vivir.

Me dirijo hacia el casillero del estúpido chico en silla de ruedas y dejo el papel en donde poco antes había escrito mi número telefónico. Soy una tonta al hacerlo,pero ni modo, si quiero que algo pase el primer paso lo daré yo.

« Última oportunidad para los dos.»

Pasadas las primeras clases, ya en el comedor procedo a comer, en espera de que por alguna razon el pasara por la puerta y viniera a comer conmigo. Ahora que me doy cuenta nunca lo a hecho o ¿si?. Ya ni siquiera sé que de él, el tiempo juntos no me demostró nada más aparte de que era un cerebrito que me gustaba y que me gustaba mucho, no lo conozco y yo no me reconozco

En las horas en clase, me siento un poco inteligente, busco como una manera de distraerme de todo, estar pendiente en clase, ciertamente no me sale, pero lo intento, enserio que lo intento.

« Ya valió.»

Me paro tiempo después de mi asiento y me dispongo a salir sin importar las insistentes llamadas del profesor para que vuelva.

Tomo el auto bus y sentada espero a que se me ocurra a donde ir. Las paradas siguen y siguen, el atardecer se hace notar y sigo sentada, mientras el bus se va quedando vacío.

- Esta es la última parada-. Escucho la voz del conductor que me mira en reproche. Dudosa recorro el autobús con mi mirada, esta completamente vacío.

Me levanto y pago, para después bajar. El autobús da la vuelta y se va dejándome en un parque que no reconozco. Busco en mi celular el GPS para ubicarme. Parque gran luto, ese era el nombre del lugar, se supone que se llama así por un cementerio que está cerca, el cual no visitaría aunque todavía estaba claro. Mi padre no está ahí, seguramente enterrado en otra parte del mundo.

« Murió haciéndo lo que quería, ¿no?.»

Doy la vuelta y me comienzo a alejar del parque, noto mientras avanzo cada vez más calles conocidas. Observando casa por casa me di cuenta. Es su barrio.

Adelanto los pasos y la paso, no miro atrás no hago nada por lo que siento, con lo de la mañana ya es suficiente, esperaré, se que cuando vea el papel me llamará. Posiblemente.

- Estoy en la calle Umbrel-. Digo por teléfonos al chófer para después colgar. Me iré a mi casa, por hoy ya he tenido suficiente.

El chófer no tarda mucho en llegar. Me subo en el auto y espero la llegada en silencio.

- Gracias-. Pronuncio después de bajarme en camino a la gran puerta que me recibía en mi hogar.

- joh-. Escucho la voz de mi madre, viene del la sala de estar. Voy hasta ella al seguir escuchando mi nombre en su voz. Luce demacrada, sentada en el sofá con una copa llena de vino.

Me siento en el mueble que yace al frente de ella. La miro tiene ojeras, por alguna razón la edad le pesa y se nota en su mirada, luce cansada.

- ¿Qué quieres?-. Digo seca sin mostrar ninguna emoción aparente que le de la entrada a pensar que me compadezco de ella.

Me mira y rapidamente aleja la mirada. Con la copa aún llena agarra el envase de vino y se sirve otro chorro. Menea la copa y después de un rato la deja en el la mesa de vidrio que nos separa.

RuedaS •|Si quieres te puedo llevar|•Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt