Halloween Agridulce

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Llevo por mis venas ironía. El poder de soñar, de cambiar el mundo con tan sólo dormir. Mas soy una mujer de sueños rotos. Bien alguno no le he hecho al mundo, por éso merezco este cáncer que me está comiendo el cerebro. Aquí estoy, sentenciada a una incómoda camilla, sola. Nadie vendrá a cuidarme, a nadie le importará que me muera. No hay sentido en soñar que vivo, esta es mi cosecha de todo el terror que he sembrado.

Cierro mis ojos, exhausta. Y pienso en aquél 31 de octubre del 2005. Cuando era una pequeña niña llena de ilusiones. En un instante, me rodea una brisa de otoño en medio del verano. Abro mis ojos y las hojas caen a cada minuto afuera de la ventana. Me levanto de mi ahora cómoda cama de niña. Si yo no fuera tan pequeña, seguramente no cabría en ella. ¿Será posible que estoy aquí? Mis poderes me han traído de vuelta al día que cambió mi vida.

Son las ocho de la noche, eso marca mi reloj de Hello Kitty. Seguro me encuentro por el vecindario, tocando de puerta en puerta para recibir ésas odiosas golosinas que ahora detesto; entre las cuales se encuentran las malditas lombrices de golosina que me otorgaron el poder de hacer realidad mis pesadillas. Abajo en la sala se encuentran mis padres, discutiendo como de costumbre sobre el alcoholismo de mi padre. De fondo se escucha La Tortura de Shakira, no obstante, la tortura que ocurre en la casa es una muy diferente. Con pasos tambaleantes como de zombi cruzo el pasillo hacia las escaleras. Me he traído el cáncer conmigo, y sigue comiendo mi cerebro como lombrices. A veces las siento pasearse por mi cerebro, alimentándose de mí, de mis memorias podridas, de las masacres en mis sueños. Llegando a la escalera sigo escuchando a mis padres. Sus gritos son cada vez más altos. No lo recordaba ya, pero ahora regresan a mí. Cada vez que bajo un escalón algo se rompe en ésa lucha que ocurre al final de las escaleras. Hay cosas más grandes recorriendo mi mente, es el momento de hacer algo por la humanidad.

He alcanzado la mitad de la escalera y ya sé lo que debo hacer. Éste es mi terreno, el mundo de los sueños, que al final no está tan lejano al mundo real. Sólo basta comer unas lombrices agridulces para que no haya barreras entre ellos. Mis padres giran sus cabezas como lechuzas alarmadas hacia mí. Mientras mi padre no parece reaccionar en lo absoluto, mi madre me reconoce con duda en su tono de voz. No puede explicarse por qué hay una versión madura y moribunda de su hija bajando las escaleras. Ya me han visto, no hay vuelta atrás...

Salgo de la casa, mis manos están limpias; pero no mi mente. Se oyen ruidos de golpes, huesos y vidrios quebrarse. Cesa el ruido y regresa a mí una horrible bestia manchada de sangre, que al acercarse su conducta se torna como de cachorro. Doy una palmada en su cabeza por el buen trabajo que hizo, y me dirijo a terminar lo que ya he empezado.

Mis piernas no pueden cargarme más, se acerca el momento. Subo a la bestia para que sea mis piernas. Me sujeto débilmente y vomito sangre sobre su pelaje. Sin embargo, es caballeroso y no se molesta. Ojalá los hombres fueran así; pero una vez te hacen el amor les molesta todo lo que les hagas, incluso si es sin mala intención.

La gente es fácil de engañar, y nadie cree que sea del futuro. No sospechan en lo absoluto que monto sobre un hombre lobo. Piensan que soy una mujer muy creativa con un buen disfaz, montando sobre su esposo que imita muy bien el caminar cuadrúpedo de un licántropo. Cualquiera de ellos pudiera hacer con mis poderes un mundo mejor, en donde las mentiras bonitas se pueden hacer realidad. Pero para desgracia del destino, soy yo quien tiene los poderes. Sólo puedo soñar pesadillas desde que mi padre mató a mi madre. Ahora no volveré a tenerlas, ya que no tengo padre ni madre. Y aunque dolerá, ya me acostumbraré. Sin embargo, la realidad me sigue pareciendo una pesadilla. Y yo sólo sueño con la realidad.

Al final del camino, me encuentro a mí misma, tocando a la puerta de mi destino. La pequeña torna su mirada hacia mí, y mi caballeroso asistente cautiva por completo su atención.

-¡Que hermoso perrito!

-Gracias, Deborah.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Es que soy una brujita muy lista. Y además sé otras cosas.

-¿¡Ah sí!? ¿Como cuáles?

-Te diré algo, si vas a casa ahora, verás que todos tus problemas se resolverán tarde o temprano. Tus padres no volverán a pelear.

-¿¡En serio!?

- Sí. Pero antes de que te vayas, tengo algo que decirte.

-¿Si?

-Trata de no soñar pesadillas. No puedo culparte, es difícil descubrir las cosas hermosas de la vida. Pero encuéntralas. Es mejor intentarlo que rendirse.

Ella parecía estar muy confundida. Lo notaba en su mirada y en sus cejas inclinadas en direcciones opuestas. Es sólo una niña...soy sólo una niña.

-Algún día lo vas a entender. Sólo vuelve a casa. No tomes dulces de esta casa, son agridulces.

-Iuuh, odio lo agridulce.

- Sí. Yo también.

Odio la vida, nada es más agridulce que la vida.

La pequeña yo se va a casa, justo cuando ésa bruja abre la puerta. Nuestras miradas se cruzan y un silencio incómodo se forma entre nosotras. A lo lejos, los niños ríen y gritan "dulce o truco". Mis ojos café confrontan su mirada de ojos azabache, entre hojas que se pasean frente nosotras, cayendo al suelo y remontando su vuelo por el frío viento de otoño que nos hela la piel. El incómodo encuentro culmina el misterioso gruñido de nuestro silencio cuando ella esboza una sonrisa y habla.

-¿Por qué has regresado? No eres agradecida con el don que te he dado.

Yo no sabía qué decir, tampoco me sentía con ganas de decir algo.

-Da igual. Parece que cometí el error de darte ésos poderes. No sabes utilizarlos. Pudiste cambiar tu vida y la de los demás. Pero mírate. Te tambaleas en el hilo de la vida y la muerte. ¿Y ahora qué? No has recibido el don de soñar; así que se lo daré a alguien más. Si no eres tú, alguien más lo hará. Alguien tiene que soñar.

Desde hoy en adelante, nadie volverá a destruir el mundo con sueños.

Era evidente la pelea, y la bruja ardió en su chimenea. Ahora sólo somos mi caballerosa bestia y yo, una mujer moribunda. ¿Qué ha de encontrar las autoridades? Un matrimonio masacrado por un animal y una mujer quemada en su chimenea. Aun falta un cadáver más.  Allá, sobre una colina, una mujer de aspecto moribundo con un tumor en el cerebro, un arma con balas de plata al alcance de su mano y un balazo justo en el corazón. ¿Lo que realmente pasó? Una mujer con poderes viajó al pasado para salvarse a sí misma de convertirse en un monstruo más. Mató a sus padres con un monstruo creado por su mente y luchó contra una bruja incinerándola en su propia chimenea. Para culminar su atroz salvación quitándose la vida.

Por más triste que suene, éso es lo que hacen los héroes. Darlo todo por el bien mayor. Sus seres queridos, su dignidad; hasta la vida misma. Lo que sea necesario.

Halloween AgridulceWhere stories live. Discover now