1. Montaje

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Sus manos temblaban, su garganta ardía, parecía que una daga se enterraba en su cuello, sus ojos dejaron de enfocar a las personas a su alrededor, un picor se hizo presente y de un momento a otro todo se desvaneció, se sintió caer al igual que sus sentidos se anulaban.

— ¡Sama! —

Gritó Higuchi espantada intentando sostener el cuerpo del desfallecido. La música se transformó en ruido y entre gritos pidieron que parara, una conglomeración se formó alrededor de ellos.

El lugar estaba a oscuras, las luces parpadeaban desenfocadas, varios trajes blancos corrían hacia el tumulto intentado ver qué pasaba, más gritos se hicieron presentes pidiendo luz general, muecas de pánico se formaban, —¡La doctora! — se escuchó — Alguien traiga a la doctora —gritó en eco alguien más, mientras los trajes blancos se juntaban formando una nube alrededor.

— ¡Shibusawa sama despierte! — intentaba Higuchi obtener alguna reacción mientras agitaba su cuerpo.

Abriéndose paso entre asistentes que sostenías telas estorbosas, técnicos que cargaban con cables y equipo de iluminación y fotógrafos curiosos, Fyodor logro llegar hasta el cuerpo ya tendido en el suelo de Shibusawa, se inclinó sobre él y toco su pulso — Solo se desmayó—

— Bien, bien todos regresen a su trabajo — se escuchó una cantarina voz detrás de la multitud. — Dazai san — reconoció Higuchi — ¿Está Yosano sensei en camino? — Dazai simplemente encogió sus hombros — Supongo que la libreta que viene corriendo hacia nosotros y su portador con cara de angustia tiene la respuesta. —

— No pude encontrarla — Susurró Kunikida recargando sus manos en sus rodillas para ayudarse a recuperar el aliento — La busqué en los camerinos, en cabina de luces, en cabina de audio, en la bodega, en los baños de hombres, en los baños de mujeres, en las oficinas, en los pasillos del recinto y hasta en la enfermería, pero tampoco contesta por el intercomunicador. Se ha ido. — terminó de decir reincorporándose. — Kunikida kun es tan diligente — una sonrisa socarrona se formó en el rostro de Dazai — ¿No me digas maldito que sabes dónde está? — los lentes de Kunikida se tornaron blancos de ira al ver la sonriente cara de Dazai.

— Fyodor san — intervino tímida Higuchi — Será mejor que se levante, aún tiene el traje puesto, y es mejor que evitemos daños —La excusa de cuidar los atuendos fue suficiente para evitar que Kunikida se lanzara a Dazai y su traje terminara con una huella de su zapato y que Higuchi terminara por desmayarse también por la constante y maliciosa mirada de Fyodor desde que este llegó a revisar el cuerpo de Shibusawa.

— Tengo suerte de que mis luces ya se hayan grabado — alardeo con falsa modestia el ruso para molestar a Dazai— Gracias por su trabajo Fyodor san — se apresuró Kunikida — Pero será mejor que vaya a cambiarse, todo el itinerario se alteró y terminaremos más tarde de lo establecido —un tic atacó su ojo derecho — Yo personalmente iré a informarle del estado de Shibusawa sensei, por favor regrese a camerinos con el resto. — Te lo agradecería Kunikida san — exclamo Fyodor mientras se volteaba en dirección al pasillo de camerinos.

— Ah Fyodor san — lo intercepto Kunikida — Una cosa más ¿podría llevarse al desperdicio de vendajes con usted? — una sonrisa macabra se formó en el rostro de Fyodor mientras los ojos de Dazai se tornaban rojizos — Vamos Dazai kun, no querrás que se arruinen los trajes que Tatsuhiko hizo especialmente para nosotros — con una leve reverencia comenzó a alejarse seguido por Dazai.

— Con esos dos en camerinos tenemos el 95% de los problemas controlados — afirmaba Kunikida mientras Dazai a lo lejos gritaba antes de perderse dentro del pasillo — ¡Kunikiiiida kuuun no buscaste en la sala de estar! —

— ¿De qué demonios habla? — le pregunto a Higuchi que seguía sentada en el piso sosteniendo el cuerpo inerte de Shibusawa y antes de dejarla siquiera exhalar Kunikida continuó diciendo — Tengo que encontrar a Yosano sensei, la buscare nuevamente en las oficinas y los baños, tu intenta ubicarla con el intercomunicador, si no he regresado en dos minutos debes...

— Ya estamos aquí — se escuchó la voz de una mujer seguida por los pasos lentos sin preocupación del hombre que la acompañaba.

— ¡Yosano sensei! — dijo Higuchi aliviada, sus piernas comenzaban a entumirse por el peso extra de sostener la cabeza del inconsciente — Shibusawa sama se...

— ¿Dónde estabas? — la interrumpió Kunikida.

— Estaba con Oda en la sala de estar — respondió risueña la doctora — Los ensayos técnicos nunca han sido de mi gusto y Oda me hacía compañía hasta que escuchó tus gritos, ¿Qué pasa? —

— No hubiera necesitado gritar si cargaras tus audífonos como todo el staff. —

— Esas cosas son molestas — replico la doctora — Y yo nunca soy requerida en...

El hombre alto y pelirrojo se había mantenido en silencio hasta ese momento, que con genuina preocupación pregunto — ¿Él está bien? — apenas habiendo notado el cuerpo tendido a sus pies, Yosano sensei volteó a ver a Higuchi — ¿El desfile fue tan aburrido que prefirió quedarse dormido? ¿O es que la mala vida que ha llevado estas últimas semanas ya le estás mandando factura? — pronunció la doctora.

— Shibusawa sama estaba bien hace unos momentos, dando indicaciones a los modelos y dando notas para mí, pero en cuánto salió Fyodor san a la pasarela Shibusawa sama se desvaneció. —

— Entiendo, no lo puedo tratar aquí, Oda, Kunikida ayúdenme a llevarlo a la enfermería. — las piernas de Higuchi sintieron alivio inmediato al momento en el que levantaron a Shibusawa, mientras la doctora la ayudaba a ponerse de pie — Procura estirar tus piernas y mover tus tobillos para recuperar la circulación — Higuchi asintió agradecida. — Sensei — exclamó la chica adormecida — ¿Podremos seguir con el ensayo? —

— Este hombre va a estar inhabilitado por el resto del día y la noche, tendrán que posponer todo y seguir mañana — una mueca de pánico se formó en el rostro de la chica y un escalofrío recorrió a Kunikida — Nos arreglaremos — exclamo el último — Higuchi dales a todos su pase de salida por hoy y diles que mañana empezaremos 5 horas antes de lo establecido, así que más les vale ir a sus casa a descansar tenemos que grabar la mitad faltante de luces y probar el audio de toda la función y...

— Si Kunikida san — logro decir Higuchi antes de que la doctora comenzara a jalar a los hombres — Bien despertemos a este sujeto, vamos, vamos — los apremió Yosano sensei.

Blanco sobre Blanco.Where stories live. Discover now