3. Camerinos (Segunda parte)

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Shibusawa había conseguido que Gide se uniera en su colección una vez terminada, este modelo era particularmente atractivo, su tono natural de piel lo hacía destacar del resto junto con ese pelo blanquecino, era su marca, lo cual lo convirtió en uno de los modelos más extravagantes y hermosos en el mundo de la moda. Sin embargo, no fue hasta que Gide supo que uno de los fotógrafos oficiales sería Oda, que aceptó unirse al Ryū'zu Kōsō.

Captando la mirada que su vecino dirigía hacia el modelo francés Fyodor pronunció — Dazai kun deja de verlo así, "alguien" se podría poner celoso — la relación entre Dazai y Fyodor era simple, a ambos les gustaba molestarse, se ponían a prueba para ver quién resistía más, aunque eso significaba que ambos tenían un conocimiento relativamente profundo del comportamiento del otro, sin embargo, para los dos era igual de sorprendente que Shibusawa los considerara amigos y soportara su compañía.

— Si hablas de Odasaku deberías saber lo especial que es para mí, si hablas de Shibusawa no me podría importar menos que considere a Gide su amigo y buen modelo — sentenció Dazai cruzándose de brazos mientras se recargaba sobre la mesa del maquillaje.

— Aún pienso que te molesta la relación que tiene Gide con tu preciado amigo, pero sabes que no me refería a él, creí que a estas alturas de conocernos tendrías un mayor entendimiento de mi — con una sonrisa retorcida Fyodor se levantó de su silla mirando desde arriba a Dazai que permanecía sentado.

— Es osado de tu parte Demonio, creer que siento algún interés por ti, pero es peor que insinúes que sabes cosas sobre él — Dazai cambió su postura para quedar frente a Fyodor y poderlo verlo a los ojos, su mirada no era dura, pero tenía una tonalidad rojiza — Te recomiendo que no lo vuelvas a nombrar y te conformes con lo que tienes. —

— La edad te está volviendo aburrido Dazai kun — le contesto en tono risueño.

— ¿Por qué no vas a jugar con tus mascotas?, eres tú quien me está aburriendo a mi — Dazai se dispuso a ir hacia Atsushi que se encontraba bajo la protección de los veteranos y parecía un lugar más agradable, pero Fyodor no dejaría pasar una oportunidad de molestar un poco más a Dazai — ¿Es por la altura? — dijo provocando que Dazai se volteara sonriendo — Si, tú eres muy pequeño. — replico el castaño.

Las tres asistentes de vestuario atravesaban los extremos del salón supervisando las piezas, su trabajo era de extrema importancia, ya que siendo las encargadas directas de la colección tenían una enorme responsabilidad, debían ser tan eficientes que Shibusawa las había entrenado personalmente para que pudieran memorizar cada uno de los conjuntos sin necesidad de revisar la carpeta con el orden de los vestuarios.

Lograr memorizar cada pieza, accesorio y el orden de colocación había sido duro, era un trabajo que requería su máxima concentración, sin embargo, en las pruebas anteriores habían podido realizar su tarea con la mayor agilidad dejándoles tiempo suficiente para disfrutar de las ventajas que había en su trabajo; el contacto directo con los modelos.

Ellas tenían la oportunidad de admirar sus cuerpos de primera mano, vestirlos y desvestirlos, pero definitivamente lo más gratificante era poder presencia la convivencia entre ellos y por supuesto, escuchar sobre los chismes que estaban reservados a esa área.

Tenían tal conocimiento de la vida de los modelos que podrían generar una enorme suma de varios ceros vendiendo esa información al mejor postor, sin embargo, la primera lección que Shibusawa les había dado se había arraigado en ellas tan profundamente que la idea de comentar algo sobre el tema seria mancillar sus carreras.

"Los camerinos son sagrados, son un mundo aparte del espectáculo, es el lugar más íntimo de convivencia, lo que se dice y oye en ese lugar es de suma exclusividad y no debe salir de ahí". Fue la forma en la que Shibusawa se presentó ante su equipo.

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