Capítulo 15

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El lunes había llegado y con ello significaba tener a Elizabeth de vuelta al trabajo, había llegado más temprano de lo normal debido a que Patrick había pasado mal la noche y tuve que atenderlo, así que fue poco lo que dormí.

La tarde del sábado y todo el domingo no deje ni un segundo en pensar en Damián, no sabía precisamente el porqué, pero de pronto me había preocupado que estuviera molesto o algo por el estilo por lo sucedido el sábado en la tarde.

Faltaban unos 10 minutos para que empezara la jornada laboral, así que decidí ir rápido por un café a dos calles de la torre, una vez de regreso, firme mi entrada y subí por el elevador. Se notaba el cambio en el ambiente las personas estaban concentradas cada quien, en su trabajo, ni siquiera levantaban sus cabezas para saludar. Cuando logro divisar a Pegie en su escritorio casi corro hacia ella, no había sabido absolutamente nada desde el viernes por la noche y por lo que me había comentado Patrick esta se había desaparecido con Artemis.

- Ya es hora de que empieces a hablar golosa-al verme se sorprende y cuando finalmente entiende de lo que le hablo noto como sus mejillas se tornan rosadas.

- No me vayas a matar.

- Solo cuéntame que me estoy muriendo desde el sábado- dije.

- Artemis y yo bueno... nos besamos- dijo tapando su rostro con las manos.

- ¿Que? - abrí los ojos como platos- ¿Te cogiste a mi hermano?... Oh por...

- No! Como crees Venus- su rostro era un poema, parecía un tomate de lo roja que estaba- solo nos besamos.

- Patrick me dijo que habías desaparecido con él.

- Me pidió ir a un sitio más privado y solo salimos a un parque que estaba a unas pocas calles a hablar, cuando volvimos ni tu ni Damián estaban, creo que quien debería contarme algo eres tu- dijo levantando una ceja y cruzándose de brazos.

Un chico con gorra y camisa a juego en color amarillo caminaba hacia nosotras, sosteniendo un hermoso ramo de flores.

- ¿Se encuentra la Srta. Jones? - pregunta pasando su mirada entre una y la otra, doy una mirada rápida hacia Peg y esta solo mira sorprendida.

- Soy yo- digo acercándome al chico, este me extiende el ramo de flores que fácilmente tapaba la mitad de mi cuerpo, pidiéndome firmar una planilla y retirándose luego de hacerlo.

Las flores eran hermosas, muchísimo más hermosas que las pasadas, eran una mezcla entre tulipanes, lirios y rosas y pese a la combinación poco común la manera en la que estaban arregladas lo hacían ver hermoso. Una tarjeta descansaba entre ellas y antes de poder reaccionar Peg ya la tenía entre sus manos.

"Lo siento por mi actitud del sábado. Me gusta cómo te quedaba mi camisa. ¿Cenas conmigo? Paso por ti a las 20:00, ponte hermosa, aunque siempre lo estés, se puntual, ah y... es una cita."

- Realmente creo que quien debería contarme algo, eres tu- Peg me miraba con una sonrisa en su rostro y una ceja levantada y sin darme cuenta yo también estaba sonriendo.

Camine hasta mi escritorio, buscando el envase donde habían estado las otras flores, llenándolo de agua, metí estas nuevas y lo coloque de manera que adornara todo lo demás.

- Creo que tengo una cita- dije sonriendo.

El día paso más rápido de lo normal, y por muy raro que sonara, Elizabeth no me sobre cargo de trabajo, de echo hasta se llegó a mostrar un poco amable con Peg y conmigo, creo que a donde quiera que haya ido en estas dos semanas, le sirvieron como relajante.

Estaba dando vueltas en mi habitación, tenía tres vestidos estirados encima de la cama y faltaban 15 minutos para las 20:00. Patrick había arreglado mi cabello, recogiéndolo de un lado y haciendo pequeñas ondas por el otro lado suelto, me había también ayudado con el maquillaje, y le había pedido que no exagerara tanto con él.

Había saltado de la emoción cuando le mostré la carta y la foto de las flores, gritando y afirmando que Damián moría por mí, literal esas fueron sus palabras- amiga, ese hombre muere por ti, lo traes loco- me había reído, pensando en solo aquello, era una completa locura. En seguida se había ofrecido para ayudarme con el peinado y con el maquillaje ya que sabía que si lo hacía yo iría con el cabello suelto, con unas cuantas hondas y con casi nada de maquillaje.

Había escogido el vestido plateado, combinaba perfectamente con el maquillaje, iba sujeto al cuello, dejando un pronunciado escote en mi espalda que llegaba hasta un poco más abajo de la mitad, me gustaba lo que veía en el espejo, el vestido caía libremente hasta el ras del duelo, los tacones y bolso a juego, cuando sonó el timbre de la casa casi salte por la sorpresa, dándome un último vistazo en el espejo.

- Estas hermosa- oí decir a Patrick, le sonreí y con un abrazo y un beso le agradecí despidiéndome de el- luego me cuentas cada detalle- me guiño un ojo y salí de mi habitación.

El sonido de los tacones resonaba por todo el departamento en silencio, tome mi celular en la mesa de la sala y lo guarde en mi bolso, camine hasta la puerta y conté hasta 3 para abrirla.

Quien estaba parado frente a mí era un hombre completamente diferente a quien solía ver en la empresa. Damián iba de traje, como siempre perfectamente a la medida, pero esta vez era de un color beige, acompañado solo por una corbata en negro haciendo juego con sus zapatos, se veía jodidamente hermoso, podría jurar que robaría más de una mirada o un suspiro esta noche.

- Buenas noches Srta. Jones- saluda, su gesto de formalidad me hace sonreír.

- Sr. Patner, un placer volver a verlo- respondo saliendo y cerrando la puerta detrás de mí.

- Puedo decir que se encuentra usted hermosa esta noche- su mano viaja a mi espalda mientras caminamos hacia el elevador, el contacto de su mano directamente en mi piel envió una descarga eléctrica por todo mi cuerpo, haciendo sonrojar.

- Lo mismo digo de usted- ambos sonreímos y precedemos a salir del edificio.

Había llegado a un restaurante hacia las afuera de la ciudad, era completamente hermoso desde el ángulo en que lo vieras, la recepcionista nos recibió amablemente, y pude notar como le dirigía algunas miradas a Damián, era gracioso, porque cada mujer que pasaba a su lado volteaba más de dos veces, y no lo culpaba, un hombre así era digno de admirar las veces que sea necesario, pero esta noche me sentía más segura, me sentía de cierta manera poderosa al ser yo quien guiaba con su mano en mi espalda y hablaba de tan cerca. Tenerlo así me comenzaba a gustar, poder ver su lado tranquilo, sin el estrés del trabajo o de las personas que lo rodeaban, simplemente era él y eso me gustaba, su voz me gustaba, sus ojos me gustaban, su sonrisa me gustaba, el me gustaba.

Si, lo había admitido, hacia un tiempo ya que sentía cosas por Damián Patner, y aunque lo sabía desde antes, no quería ponerle nombre a aquello porque sabía que estaba mal, pero a este punto comenzaba a importarme menos que estaba mal y que estaba bien.

- ¿Qué tal tu día de trabajo? - pregunto una vez estábamos sentados y con una botella de vino entre ambos.

- Pensé que sería diferente, no me puedo quejar- comente, llevando la copa a mis labios y probando el exquisito vino que había en el.

- ¿Qué tal con la Srta. Jalson? - dijo.

- Ningún inconveniente, creo que, a donde sea que haya ido estas dos semanas le ha funcionado de maravillas- rio- milagrosamente fue amable con casi todos hoy en el piso, incluso conmigo.

- Es bueno saberlo, ¿Te han gustado las flores? - sus ojos estaban fijos en los míos y sonreí recordándolas.

- Son hermosas- admití- gracias.

- Y tu compañera, ¿Como esta? - los meseros llegaron con nuestra comida, y nuevamente me había dado cuenta que no había ni siquiera abierto la carta de pedido a pesar que todo lo que se encontraba en la mesa ahora se veía delicioso.

- ¿Pegie? - pregunto confusa, esperando que asintiera con la cabeza, cuando lo hizo continúe- bien supongo, también le han gustado las flores, creo que hasta se ha emocionado más que yo- confesé, ambos reímos y comenzamos a comer.

Por favor, quédate (En corrección)Where stories live. Discover now