La Ninfa Y La Princesa

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Existe en la tierra, lejos del ruido contaminante, un albor, una luz tenue que invita a mirarle.

Esa lucecilla, tierna y cálida, emite señales imperceptibles, inaudibles e indecifrables a los corazones que no tienen fuego en su interior.

Al acercarse, quien logre hallarla, podrá experimentar algo de tensión, algo de calma. Una mezcla arcana, sin embargo exigua, que irá variando a intensa o apocada, según el alma que se allegue.

Ataraxia, si es bendecido.
Perturbado, si es rechazado.
Maravillado, si haya cabida.
Decepcionado, si es hecho a un lado.

Allí, resguardando el lugar, hay una ninfa.
Imposible no enloquecer con su belleza.
Es necesario hacer uso de la cordura y la lucidez, para no perder ritmo y destreza. Ella querrá invitar al explorador a desistir de la empresa, de querer llegar al génesis de la luz.

Los pocos que logran llegar hasta este punto no han sabido controlar su instinto. Se pierden entre el éxtasis y la locura pasional, desbordando a caudales su lascivia, exacerbando el frenesí.

Ningún ser ha podido traspasar el umbral que lleva al origen de la lucecilla, donde se encuentra una princesa, llena de temores, llena de tristeza.

Sus ojos están cansados de mirar al horizonte, de donde debería venir su ventura, exhausta esperando fortuna, el brillo de su vista se opaca.

Y aquí me encuentro, sin poderes, sin pócimas, casi sin alma. Con el deseo de rescatarla. De poder tomar su mano y acariciarla.

Sé que muchos valientes han fenecido.
Muchos osados han caído.
Pero ya no hay marcha atrás, no puedo volver sobre el recorrido. Viva o muera, mi esperanza está puesta en su mirada. Viva o muera, mi bandera, sobre el asta, seguirá ondeada.

Elevo una última plegaria a mi deidad predilecta y asumo el riesgo. Llevo conmigo un portal, que me traerá de regreso, y lo único que está a mi favor es el conocimiento, saber que la princesa y la ninfa son una sola, que están separadas, así de simple y escueto.

¡Oh, Dios de los hombres! Dame tu fuerza, dame la fe. Porque mi anhelo no es su cuerpo, lo que quiero es que sepa lo que yo sé.

Quiero que conozca el mundo, conmigo o sin mí, que pueda salir del dolor de otrora, y que sonría de nuevo, otra vez y otra vez...

POESÍA Where stories live. Discover now