Capítulo 7

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Un sentimiento precioso

El Fénix de Kiara descendió grácilmente al borde de un risco, batió las alas un par de veces y sacudió la cabeza antes de caer rendido sobre sus patas para luego desintegrarse en sus propias llamas, dejando a la vista al grupo y su portadora, que visiblemente agotada, se precipitó al suelo, de rodillas, alarmando a sus compañeros de viaje.

Hinata y Neji acudieron en su ayuda.

—¿Estás bien?

Kiara negó, aceptando su propia decadencia, terminó por encontrar comodidad sobre la dura roca sedimentaria que conformaba ese pico.

—Necesito descansar.

—Si sigues así, tu cuerpo no lo resistirá por mucho— regañó Kiba.

—Y este no es un buen lugar para desintegrarse— Neji también.

Sasuke se apartó, yendo hacia la orilla del precipicio, es un camino demasiado largo hacia abajo. La única persona que puede ayudarlo a completar su despertar se encuentra cada vez más cerca de su límite, y él exigiendo prisas. No se siente ni con el derecho de preguntar por su bienestar, cuando él mismo está provocando ese sobreesfuerzo.

A unos metros, siempre con esa distraída mujer del pelo rosado pegada a él, Naruto le observaba atentamente, y Sasuke le esquivaba la mirada.

—Basta— exclamó Kiara —Cielos, son menores que yo y suenan como mi madre— se sorprendió a sí misma por evocar a alguien de su vida pasada —Solo... déjenme descansar hasta mañana.

El estómago de Sakura gruñó, llamando la atención de todos. Sus mejillas se tiñeron de carmín por la vergüenza de tener tantos ojos observándola.

—Lo siento— rio nerviosa.

—Bueno...— con ayuda de Hinata se puso de pie —Creo que necesitamos provisiones para continuar el viaje— dijo, mirando hacia el frente.

A lo lejos se veía un pequeño poblado, y más allá, en el horizonte el sol se acercaba al ocaso, bañando con sus últimos rayos las empinadas colinas y las rústicas edificaciones de aquel ruidoso pueblo mercante ubicado en el valle, escondido entre las espesas montañas. Un lugar casi en medio de la nada y posiblemente olvidado, si no fuera por esas sinuosas e imposibles carreteras que atraviesan los bosques conectando las rutas de entrada y salida del pueblo.

—¿Sugieres que vayamos hacia el pueblo?— cuestionó Kiba, no muy seguro de esa decisión.

—Sería agradable no pasar la noche a la intemperie— miró a la chica humana, teniéndola en consideración, ya que no está con ellos porque haya querido.

Sin embargo, Naruto, Sasuke y Sakura, se quedaron fuera de conversación nuevamente.

—No es conveniente para ti estar en un lugar lleno de humanos— rebatió Hinata —No en tu condición.

—Hinata tiene razón, ni siquiera sabemos qué clase de sitio es, podría estar infestado de zánganos— a Neji tampoco le gusta la idea —Dudo mucho que queden de los nuestros en ese lugar— y eso lo dijo, suponiendo que antes los hubiera y que hayan mantenido a raya la actividad umbra.

Kiara suspiró abatida, si no se equivoca, la manera humana de llamar a esos tres, sería niñeras, lo cual, la ofende un poco.

—Comprobaremos la zona antes de acercarnos. Si solo son zánganos, ustedes pueden hacerse cargo de ello— sentenció mirando a Kiba y a Naruto. El rubio asintió sin nada que discutir, pero Kiba sigue reacio —Es una orden— no le gusta usar su posición para pedir las cosas, pero con gente tan necia, no le quedan opciones.

El Despertar del Fénix  Where stories live. Discover now