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Suspiro mezclado con alma.
Que de entre las tinieblas se levanta.
Ese amor tan peculiar que nos tuvimos, ya no es eterno sin más hablar.
Y tú, en tu lecho de muerte te apareces de pie frente a mi cama, que también es tu cama; junto a la mesa de noche, que también es tu mesa de noche; y en la esquina, donde la luz se colaba por las cortinas, que llevan al balcón, que se encuentra en la terraza, la que alguna vez fue de los dos.
Testigo de nuestras charlas sin fin y peleas gratuitas que te nos arrebataban el placer de no sentir.
De no sentir la puesta de sol ni los aullidos de los perros, ni saborear la dulce melodía de los acordeones que provenían de pisos inferiores, ni deleitarnos con la cálida pero tímida luz de la luna, que veía poco a poco como te ibas desintegrando del mundo.
De no sentir cosas que en un futuro demasiado próximo y demasiado lejano cobrarían más importancia.
Te fuiste un lunes, y volverás hasta el domingo, ( y cada vez que lo recuerdo me sumerjo en una ola de angustia y //furia//), tras recordar que la semana solo tiene 6 días, y recordar que nunca volverás; que ya nunca más compartiremos este balcón, y que lo ultimo que nos dejaste fue el intenso olor a café americano con dos de azúcar por la mañana y tabaco en pipa al atardecer, la hora en la que los niños retornan a sus casas luego de jugar, y la mujer de la tienda de enfrente salía a ver sus plantas crecer y morir, y tú disfrutabas oírla hablar. Una cosa es segura, no debes quejarte de lo que no tuviste.
Pues hasta una ultima palabra haz pronunciado.
Y eso es lo importante sabes, pues
los Suspiros con suspiros y las almas con las almas. Que de entre las tinieblas se levantan. Ese amor tan peculiar y eterno que nos tuvimos, ya no será eterno,
nunca más.
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