CAPITULO 79

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—Listo podemos irnos.
—OK. —arranque y ambos íbamos en silencio solo se escuchaba la música que había puesto anteriormente, me pare en un semáforo y de reojo vi a Carolina viendo por la ventana, ya iba a poner el coche en marcha cuando vi como una lágrima recorría su mejilla —. Carolina ¿te encuentras bien?
—Si Mario.
—¿Segura?
—Lo siento no puedo evitar ponerme así cuando hablo con mis padres. Desde que tengo memoria ellos nunca estuvieron conmigo realmente, siempre de viaje y todo y yo en mi casa al cuidado de la abuela, y una niñera. Creo que a mí hermano es al único que quieren o de lo contrario, el pequeño estaría acá y yo tendría que cuidarlo. Y ahora me siento peor porque mi abuela ya no estará conmigo. —dije limpiando mis lágrimas, y Mario tomo otro camino—. Por acá no está mi casa.
—Lo se.
—¿A dónde vamos?
—Mi casa, que te parece si te invito a comer a mi casa.
—Buena idea.
—Bien.
—Pedimos algo o sabes cocina.
—Se cocinar.
—Que bien, entonces me vas a enseñar porque yo no se.
—Enserio.
—Si. Soy como quien dice una inútil.
—Ay tampoco te digas tan feo.
—Es la verdad osea a duras penas se prender el microondas, osea no se cocinar, ni hacer limpieza, lavar ropa y mucho menos planchar la primera y última ves que intente planchar y lavar, heche a perder mi ropa, porque la ropa se pintó y queme mi vestido favorito.
—¡Woow!, nunca había escuchado que una mujer fuera un desastre —dije riendo.
—¡Oye! —reclame riendo levemente.
—Que, decir que eres un desastre suena menos feo que decir que eres una inútil.
—Quizás.
—Oye cambiando de tema y sin que te molestes. ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro...
—Enserio te gusta molestar a las personas y que te odien y te tengan miedo.
—No lo sé.
—Carolina, vamos a poner de nuestra parte ambos talves así podremos llevarnos mejor.
—Ok.
—Entonces me contestas.
—No, no me gusta.
—Y porque molestas a las personas...
—Nunca e sido buena en la escuela, y mis papás me regañaban horrible, entonces se me ocurrió obligar a alguien más a hacerlas por mí, y también hago todo eso porque no sé cómo lidiar con mi vida.
—Y dime te gustaría cambiar tu forma de ser.
—Talves. No lo sé.
—Y si trabajamos en ello.
—No estoy segura.
—Créeme  te ayudará mucho sacar tu verdadero yo.
—No suena mal.
—Lo ves.

—Hola mamá. —dijimos y nos acercamos a darle un beso.
—¿Cómo les fue?
—Bien.
—Que bueno. Su hermano no les dijo si iba venir a comer.
—No dijo nada. —dijo Feli.
—OK. En un rato más está la comida.
—De acuerdo. —dijimos y ambos corrimos a las escaleras.
—¿Hey a dónde van? —dijo mi papá y ambos volteamos.
—¿A nuestras habitaciones? —dijo Jan.
—Nada de habitaciones regresen aquí.
—Pero...
—Estoy hablando.
—Ambos bajamos pues mi papá se veía molestó, y eso puso a Feli como nerviosa pues jugaba mucho con sus mano—. Si es por lo que dije de Carolina, no lo vuelvo a hacer si, Feli no dijo nada, dejala que vaya a su habitación.
—Jan no es solo por lo que dijiste o dijeron de Carolina, es por todo lo demás.
—Pero...
—Jan Carlo. Siempre han tenido libertad de hacer lo que quieran y decidan por ustedes, siempre y cuando no sea algo grave.
—Papá ve directo al grano si. —dijo Jan.
—OK. Chicos se y entiendo perfectamente que Mario es mas rebelde, que le gusta ocultarnos las cosas, solucionar sus problemas solo, y que es independiente. Pero eso no quiere decir que ustedes le tienen que hacer caso, aunque sea mayor que ustedes, no tiene porque hacerle caso en cosas como lo de hoy.
—Carlos, si venías repitiendoles todo eso durante el camino. Ya déjalos, creo que ya les quedo claro.
—Gloría...
—Carlos ya, Mario esta bien, ya deja de regañar a Jan y a Feli.
—Ok ya, pero quiero decirles otra cosa.
—¿Que? —dijeron ambos.
—Que sea la última ves que hablan asi en frente de Carolina ok, la chica no les cae bien, ok entiendo, pero no es para que dijeran esas cosas. ¿Entendieron si o no?.

Carolina y yo llegamos a mi casa, nos pusimos de acuerdo en lo que nos gustaría comer, y no es tan mala aprendiendo, a pesar de no saber cocinar con lo poco que le expliqué todo salió bien y no quemo mi cocina. Una ves que la comida estaba lista puse la mesa y nos sentamos a comer, la verdad es que poco a poco me voy dando cuenta que Carolina no es tan mala persona, suena feo lo que diré pero, si me pongo en marcha y busco una forma de ayudar a Carolina, élla dejara de estar tan obsesionada conmigo y quizás pueda regresar con mi princesa.

—Dejame decirte que cocinas increíble.
—Gracias, pero los dos lo hicimos. —dije mientras recogíamos los trastes y los llevábamos a el fregador.
—Mario ¿tienes personas que te ayuden en la casa?
—No, yo me cocino, yo hago la limpieza, y yo me lavó y me plancho. Bueno y los jardines si los arregla un jardinero, se un poco de jardinería porque a mí madre le encanta estar en contacto con las plantas y cuidarlas, pero las plantas requieren tiempo y alguien que sepa lo que hace y la verdad no quiero terminar arruinando todo el jardín hay plantas que requieren demasiado cuidado.
—¿Ay algo que no sepas hacer?
—Rendirme cuando quiero algo.
—Ya veo. Oye me encantaría ayudarte pero te juro que nunca e lavado un traste en mi vida. —dije riendo, y a la ves me dio un poco de pena, porque no se hacer nada.
—No te preocupes, los lavaré después ahora quiero que platiquemos para conocernos más ok.
—De acuerdo.
—Ven vamos al jardín —la tome de la mano y la lleve al jardín.

—Ven vamos al jardín —la tome de la mano y la lleve al jardín

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