¿Estas dispuesta a sacrificarte por quien amas?
La vida de Eliza era simple, y con un futuro ya escrito, pero le arrebataron a quien más amaba: su hermana.
Se vió obligada a internarse en un mundo de criaturas extrañas, guardianes, espíritus y magia...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Eliza se espantó al escuchar tales palabras, Albert le había dicho reiteradas veces que debían evitar mostrar cosas "mágicas" a los terrenales, y debían tener aún más cuidado de no mostrar lo que eran guardianes, Requiems, podéres, protegos, antis, espíritus o cualquier cosa fuera de lo normal para los terrenales. Y ahí estaba a pesar de eso, sonriendo y revelando un mundo a un completo extraño. Al ver la cara de horror, Adrián le sonrió.
- Ey, tranquila. En seguida reconocí que eran guardianes, podéres o protegos. Se nota a kilómetros, excepto por ti, tu si pareces un terrenal. Me presento, soy Adrián, el dueño de la taberna y un guardián de la tierra al igual que tu amigo Albert. Pueden confiar en mi, mientras están aquí les ayudaré en lo que sea. Vigilaré que ningún anti, croasti, Réquiem o cualquier clase de espíritu se les acerque.
- ¿Y se supone que así porque si debemos confiar en ti? Lo increpó Eliza.
- Es un guardián Eliza, entre guardianes nos apoyamos. Refunfuño Albert.
- Los dejaré para que resuelvan sus problemas.
- Gracias. Dijo Eliza. - No. Lo detuvo Albert, pero aún así Adrián se alejó mientras charlaba con el hombre grande y peludo que atendía la barra. Eliza fulminó a Albert con la mirada.
- ¿Cómo puedes confiar en el así como así? Ya escuchaste a la mujer tiburón, Cristobl mandó a muchos de sus ayudantes, a muchos croastis, a Requiems aliados a el y a espíritus del caos, a destruirnos. No podemos confiar así en desconocidos. Tu mismo dijiste que no se podía confiar así en la humanidad.
- Es distinto, los terrenales son seres distintos a nosotros en muchos aspectos...
- Ustedes son humanos, a pesar de que se hagan los todos poderosos, a pesar de que saben más, a pesar de tener poderes, a pesar de tener un complejo de salvadores. Son humanos, con errores, con pensamientos individuales y decisiones propias. Que pueden decidir seguir a Cristobl.
- Los que se separan de nuestra sociedad son Antis, y los que deciden seguir a Cristobl croastis, ellos nos traicionarian, no un guardián.
- ¿Y si no es un guardián? ¿No te has parado a pensar que te pudo haber mentido?
- Se que estas acostumbrada a desconfiar, pero los guardianes no somos así. Deja de ser tan desconfiada y serás más feliz. Dijo Albert en un tono burlón. Los ojos de Eliza se abrieron intensamente, estaba cada vez molestandose más con Albert, iba a responder pero Anne los interrumpió.
- Saben, su discusión es interesante ¿Pero tardarán mucho más? Es para saber si ir a descansar como todos deberíamos estar haciendo o traer palomitas para observar el espectáculo.
La boca de Sebastián se volvió una gran "O" - Eso debió doler chicos.
- Vamos a dormir. dijo Albert.
Eliza se quedó de brazos cruzados mientras todos se iban donde Adrián, pero antes de eso, Albert le susurró al oído con desdén. - Deberías dejarme manejar esto a mi, eres nueva en esto, a demás eres... Tú.
Eliza quedó sola y mal. Tal vez Albert tenía razón y no servía para esto, en realidad tal vez no servía para nada. Se sentía débil e inútil, creía que no entendía nada de ese mundo, y tal vez su hermana pagaría por eso. Ella siguió a sus amigos y entró en una habitación, ahí Adrián les entregó unas mantas, ya todos recostados, él les sonrió.
- Dulces sueños.
Y todo se volvió negro. Eliza despertó amarrada en una silla, a su lado estaba Anne desesperada por soltarse.
- Buenos días bella durmiente Le dijo esta.
- ¿Qué pasó? Dijo Eliza sin entender nada.
- Adrián nos drogo mientras dormíamos y nos capturó. Comento Albert.
Eliza buscó con la mirada a Sebastián, que al parecer era el único que no veía, el estaba todavía inconsciente en una silla, su rostro más pálido de lo normal, parecía...
- Parece un muerto, lo sé-Dijo Albert.- a mi me rogaron mucho antes que a ustedes, y cuando desperté aquí creí que los había perdido, pero luego Anne despertó, y luego tú, entonces me di cuenta que la droga te hace eso.
La culpa inundó a Eliza, Sebastián se veía tan frágil, parecía solo un niño, y lo era, era solo un niño a penas entrando en la pubertad. Si no hubiera acompañado a Eliza a rescatar a su hermana, no se vería así. Pasaron varios minutos de silencio absoluto hasta que por fin Sebastián despertó.
- Lo siento mucho, ustedes no deberían estar así. Los sacaré de aquí lo prometo. Dijo Eliza exasperada.
- Al fin despertaron todos. Puedes salvarlos Eliza, puedes salvarlos a todos, y a tu hermana. Puedes tener la vida que siempre tuviste. Solo únete a nosotros, únete a Cristobl el gran señor. Dijo Adrián saliendo de las sombras junto a una persona igual a Albert.
- Tu nos engañaste para que confiaramos en Adrián, tu no eres Albert. Dijo Eliza.
- Tu me drogaste y engañaste a mis amigos. Dijo Albert
El Albert falso sonrió macabramente.
- Este pequeño es un espíritu cambia formas semi corpóreo, pero con unos pequeños... sacrificios logramos volverlo corpóreo por un pequeño tiempo. Dijo Adrián.
- Eso es imposible, los espíritus no pueden ser corpóreos. Dijo Anne.
- Nada es imposible para el gran señor. Dijo el espíritu con una voz espeluznante.
- Vamos Eliza, únete, te daremos protección, fuerza, poder.
- No, jamás, no confiare en ti luego de esto, aunque hiciera lo que dices nada me asegura que cumplirás tu palabra.
- Tal vez necesitas una motivación. Llama a los demás espíritus del caos, empiecen por el pequeño. Dijo Adrián Solemne.
Sombras se esparcieron por la habitación, rostros espantosos que amenazaban a Sebastián ahogandolo lentamente.
- ¡Dejenlo ir! ¡sueltenme! ¡haré lo que sea! Exclamo Eliza desesperada. Anne y Albert intentaban salir con todas sus fuerzas pero no lo lograban.
- No les hagas caso Eliza, no lo hagas por mi. Decía Sebastián con a penas un poco de aliento. Eliza murmuró palabras a modo de hechizos, cualquiera que estuviera relacionada con escapar, hasta que uno de esos funcionó liberandola.
- Matenlo. Dijo Adrián.
Eliza corrió hacia Sebastián, pero no logró llegar a tiempo, era tarde, los espíritus del caos se abalanzaron sobre el, cubriéndolo por completo.
Gritos de dolor salieron de Anne y Albert, mientras Eliza murmuraba palabras sin sentido, esperando poder hacer algo, sin lograrlo.
Nota de la autora: 🙊🙊🙊🙊🙊🙊 ¿Se nos murió el Sebitas? ¿Que opinan xd? No olviden votar Gracias por leer. Los amu