ABRIL

102 1 0
                                    

3 de abril

―Rottman me había dicho que querías respuestas, John. Así que en este mes podrás llegarás a saber por qué has sido elegido y por qué debes destruir a los diferentes peligros que vendrán después.

John recordaba las palabras de Quirk mientras el avión que lo llevaba a Rajasthan estaba a unos minutos de aterrizar.

―¿De verdad soy bastante importante? ―Había preguntado John a Quirk.

―Oh, por supuesto que sí, tanto como la mujer que te está acompañando.

―No quiero que me estorbe, Quirk. Esto puede ser peligroso para ella.

―La has estado entrenando como te lo habías prometido, ¿verdad? Si es así, entonces no habrá de que preocuparse.

Y sí había mucho por lo que preocuparse con respecto a Elena. John había dicho que sí la estuvo entrenando. Desde que Elena Morales se unió al plan de Quirk y Rottman para destruir a los objetos y criaturas, pensó que en realidad sería un estorbo cargar con una novata. Cada vez que John intentaba razonar con la mujer para que pudiera volver a España, ella le encantaba replicar con lo mismo.

«Si no hubiese estado ahí, tu último polvo habría sido tu condena.»

Eso era cierto, pero tanto Rottman como Quirk debieron de notar el potencial y la ayuda que podía brindarle a John para salvar a los demás. Además, ella se mostraba demasiado terca para regresar a su país, ella en serio quería acompañarlo para ayudar de alguna forma u otra. Y ya que ella estaba siguiendo a John, pensó que los primeros meses, él tendría que ponerla a prueba en cierta forma. Él había estado preparándose por años, ella solo llevaba unas semanas y apenas sabía cómo pelear. La intervención que tuvo ante el caso de Jug Jug no había sido peleando. ¿Encender una estufa era pelear? No, necesitaba que ella pudiera defenderse si es que él no estaba cerca.

John era consciente de que debería entrenarla de forma forzada. Si en serio quería ayudar, entonces necesitaría que ella domine las cosas más importantes, como el combate. Otra cosa que John quería de Elena, era que mejore su capacidad de deducción. Eso serviría mucho. Elena le había pedido a cambio saber más de él y de las personas que hablaban con él. Él lo hizo así, le contó más sobre Quirk y Rottman, al menos hasta donde él sabía quiénes eran.

John volteó a ver a Elena, que se estaba estirando en su asiento. Estaban a una hora de aterrizar en Rajasthan. De repente, Elena dio un respingo al ver que al lado de John apareció Rottman.

―¡Joder, tío! ―Exclamó Elena. John se volteó a verla. Su reacción de espanto fue algo exagerada según creyó. John levantó ligeramente ambas comisuras de su boca, casi en una media sonrisa―. ¿Es que no podéis avisar que vas a aparecer así de repente? ¿Queréis darme un puto infarto?

―Ya te acostumbraras ―dijo Rottman mientras sacaba algo envuelto en una tela blanca―. John, ¿le has enseñado a usar un cuchillo para pelear?

―No, todavía no. ¿Por qué?

―Le he traído uno parecido al que tienes para Elena. Me tomó bastante tiempo forjarlo. Guárdalo entre tus cosas o dáselo cuando se pueda.

―Pero... ―Empezó a decir Elena―. ¿Eso no haría saltar la alarma que escanea objetos de metal?

―Este es diferente ―dijo John―. Cuando lo llevé por primera vez no pasó nada, es indetectable.

―Nada mal, esto sí que es nuevo para mí.

―Esto apenas es el principio ―Rottman le tendió el cuchillo envuelto a John y luego miró a Elena―. Y al ser el principio, tu intervención ante el peligro aún no debe ser en este mes, Elena. Espero que entiendas que aún no estás tan entrenada como John, tendrás que ser paciente cuando sea tu momento.

Doce meses malosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora