Capítulo 9: ¿La magia podría ser mi única salvación?

4.9K 524 99
                                    

(En el reino de Verita...)

Kathita

El sol irradiaba una intensa luz hacia mis ojos, era tan cegadora y hermoso... pero, ¡enserio sol ya detente!

A mi alrededor caminan centenares de personas, todas son personas hermosas y de cabellos en tonalidades fantasiosas.

Alguien con cabello rosa como yo se camuflaba perfectamente entre esta multitud.

Si piensas que podríamos pasar por un publico de concierto punk. ¡Estas en lo correctísimo!

Hoy estoy particularmente animada así que espero que me soportes, ¿de acuerdo? De acuerdo.

Desde que llegue a este mundo fantasioso me he adaptado a una velocidad considerable. Debo ser una humana extraordinaria, ¡sí señor cerebro, estamos de acuerdo con eso!, debo ser algo así como una especie de «elegida», ¿no es así? ¿qué dices? ¿Qué pudo ser cualquiera?

Prefiero pensar que soy algo especial, que tuve una suerte buena o algo así, porque de lo contrario me deprimiría...

En fin, suspire siguiendo mi camino.

¿Ya te hablé de la fuente esa?, la que está justo al frente mío, cuya agua cambiaba de colores cual arcoíris y, justo al lado de este, había un pequeño lago, era como ver lo irracional.

Digo, ya había un lago, aunque pequeño, ¿porque una fuente esta justo al lado?

En fin, otra vez, ignorándolo me dirigí hacia la multitud de personas, guiada por mi nariz, como un sabueso, distinguí un particular y agradable olor a fresas.

Era refrescante y dulce a la vez, al acercarme, visualice a una cosita hermosa, cosita bien hecha, lo más perfecto y colorido cual arcoíris, me refiero a un pastel de fresas que era, maravillosamente exhibido, en la estantería de un café colorido, la acogedora cafetería cuyo nombre del letrero era «F R E S A S».

***

¡Hey soy, Katherina sama, su villana transmigrada favorita reportando desde la capital del reino mágico de Verita!

¡Rainbow City!

¡Dame una hurra!

¡Hurra!

¡Escapamos del palacio de la cosa narcisista! ¡Hurra otra vez!

¡Y comeremos pastel! ¡Dame más hurras!

¡Hurra! ¡Hurra! ¡Hurraaaa!

Lo siento me emocione, es que adoro el pastel.

Y continuando en mi reporte, me complace reportar que me encuentro deambulando en una colorida ciudad, con carruajes mágicos en sus calles empedradas, maravillosas fuentes en sus parques, cuya agua cambiaba de color cual arcoíris. Es un día soleado y yo tenía unas tremendas ganas de explorar la ciudad, así que robe... coff, coff, quiero decir, que tome prestado la ropa de una de las sirvientas y, me aventure a conocer la capital.

Ah, pero no es como que me estuviera desviando de mi misión original al venir a las afueras de la ciudad, solo hago un breve recorrido, ¿acaso está mal aprovechar las oportunidades que te brinda la vida?

No, por supuesto que no, dejando eso de lado, el postre se veía maravilloso, y mis expectativas iban creciendo a medida que me iba acercando al establecimiento, F R E S A S.

Al llegar, observé con más cuidado el lugar, era un pequeño café justo al frente de la fuente (que por cierto era innecesario que estuviera ahí, pero, en fin), con sillas blancas y mesitas rosas afuera del café, F R E S A S, también, había muchas flores de distintas tonalidades de verde decorando el pequeño y acogedor café.

SOY LA JODIDA VILLANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora