XVI. Mahoma y su montaña

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Jennie había tenido tres días para pensar en todo lo que Kai le había dicho antes de decidir actuar. Su amigo tenía razón. Ella no podía seguir esperando que las cosas pasaran. Ella haría que las cosas sucediesen. Ella sería Mahoma y Lisa, su montaña… aunque quizás aquella analogía no sonase muy bien, pues Jennie no tenía intenciones de escalar a Lisa o lo que sea que la gente hiciese en las montañas.

El punto era que había decidido no quedarse esperando por una llamada o una visita de la rubia. Y si era sincera, por mucho que adorara la voz de Lisa, una llamada no le bastaba. Necesitaba verla, escucharla y sentirla.

Así que tras varios intentos, había decidido ir a visitar a Lisa. Sin aviso, sin antelación alguna.

Mientras iba en su coche al hogar de los Manoban, la morena comenzó a pesar en ciertos contras que no había considerado.

¿Y si Lisa no aceptaba su visita?

¿Si Marco o June le impedían verla?

¿O si no estaba en casa?

Esas preguntas llevaron a Jennie a considerar dar vuelta y regresar a la comodidad de su hogar, pero resistió el miedo y continuó.

Aquel miedo se hizo presente nuevamente cuando la fotógrafa se encontraba frente a la puerta de la casa de los padres, tras haber tocado el timbre.

–Jennie, hola –saludó June tras abrir la puerta.

–Hola.

–¿Pasó algo? ¿Ella está bien? –preguntó algo asustada la abogada.

–No, no pasó nada. Ella está en perfectas condiciones en casa de su abuela en estos momentos –aclaró Jennie –. Quería ver a Lisa.

June sonrió.

–¡Oh! Claro, claro… pasa… Lisa está en el jardín trasero junto a Haeun–indicó la mujer  mientras se movía para que Jennie se adentrara en su hogar.

Jennie caminó tan rápido, pero a la vez tan lento como pudo debido a la ansiedad. Su paso era más rápido que lo normal, pero no tan rápido como su cuerpo ansiaba. Si no fuese porque Marco la observaba, la morena sabía que hubiese atravesado esos metros corriendo.

Allí, en el jardín, tal como había indicado June, Haeun y Lisa con sus caras totalmente pintadas –probablemente con maquillaje–, reían a destajo.

–Hola –dijo Jennie a sus espaldas y tanto Haeun como Lisa se giraron sorprendidas.

–¡Mami! –exclamó Haeun corriendo hacia la fotógrafa  –. Mira, mira… ¡pintada!

–Así veo, estás hermosa con esa flor en tu rostro –comentó Jennie dejando un beso sobre sus castaños cabellos.

–¿Jennie? –preguntó Lisa preocupada–. ¿Pasó algo? ¿Dónde está Ella?

–Tranquila, Lice. Está todo bien. Ella está con la mamá de Kai –explicó la morena –. Yo sólo vine de visita… ya que tú nunca vas a verme…

–Nini… –se quejó Lisa con una sonrisa.

Y cuánto había extrañado Jennie esa sonrisa y aquel "Nini" que Lisa pronunciaba con tanta adoración. Sólo por ese pequeño gesto y esa palabra, había valido la pena la visita.

–¿Estoy mintiendo? Últimamente a la única que no ves, es a mí. Pareciera que me evitaras –sugirió la ex porrista resentida.

–Claro que no –aseguró Lisa.

–Claro que sí –contradijo Haeun con una sonrisa.

–¡Haeun! –exclamó Lisa y la niña se llevó sus manitas a la cara para intentar taparse el rostro –. Traidora.

El Extraño Caso de Lalisa Manoban Where stories live. Discover now