Minerva sospecha

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La mano de Snape estaba enterrada entre las piernas de la castaña, estaba completamente quieto, solo hacia un poco de presión para mantener a Hermione atenta.

La Castaña estaba en silencio con los ojos Fijos en su plato, tenía la respiración en pausa, aguantándosela. Sabía que si Snape se movía un centímetro ella no podría disimularlo.

Una sonrisa burlona se dibujó en el rostro de Snape, quien luego de unos segundos hundió un par de dedos en la castaña.

Un suspiro casi inaudible sonó en toda la habitación, solo Snape lo notó.
Inmediatamente Hermione sin querer, se agarro del brazo de Snape para no caer desmayada.

Snape comenzó entusiasmado por la reacción de la castaña a bombear sus dedos un poco más rápido. Entraba y salía de Hermione sintiendo lo húmeda que estaba.

La castaña estaba tan extasiada con esos dedos milagrosos que no noto la intensa mirada de Minerva.

La mujer mayor estaba mirando a Hermione pues le extrañaba su actitud de aislamiento.

Snape junto a ella estaba tranquilo y observaba la mesa, la castaña por su parte tenía los ojos cerrados. Era una situación extraña.

Hermione podía sentir su orgasmo acercarse con cada estocada de esos dedos del peli negro.
Depronto Snape sintió con sus dotes de espía una mirada sobre el, rápidamente sin si quiera avisar, saco los dedos de la entrepierna de Hermione.

Esta iba a protestar cuando Snape la pateo bajo la mesa, quedó confundida al inicio pero cuando escuchó una voz frente a ella preguntando

-¿todo bien, mi niña?- la castaña levantó la vista y vio a su jefa de casa observarla con preocupación.
El estómago de Hermione se contrajo de los nervios que sintió, su sexo palpitaba por la necesidad por lo que le costó un poco concentrarse en la realidad.

-Si.... yo solo no me- trago duro- he sentido bien últimamente, creo que estoy un poco enferma.

-Preocupante Hermione -Minerva se acercó y todo la frente de La joven, la sintió caliente pero no por fiebre. -Ven vamos mi niña te puedo llevar a Hogwarts de vuelta para que descanses en la enfermería un tiempo.

-No creo que sea necesario profesora Mcgonagall- sonrió Hermione.
La adulta mayor estaba a punto de aceptar cuando la voz del amargado del siglo sonó.

-Minerva no te preocupes, seguramente esta rata de biblioteca solo tiene jaqueca para llamar la atención, ya sabes es lo que hace la gente solitaria como la sabelotodo.-Snape escupió las palabras simplemente para evitar que se llevaran a la castaña.

Ambas mujeres se voltearon y lo fulminaron con la mirada.

-¿Sabes que Hermione?-Minerva comenzó a hablar- De hecho creo que el profesor Snape tiene que ir a Hogwarts, así que, que el té lleve a la enfermería, para que tenga algo de bondad en su persona- dijo frustrada- a veces Snape eres un grano en el trasero- Minerva dicho esto se dio media vuelta y volvió a la conversación con los ministros.

-¿bondad?- dijo Snape confundido- soy el ser más bondadoso del mundo mágico.

-Entre nos, eso no es cierto- murmuro Hermione- ahora por su maldita culpa tenemos que volver al castillo y tendré que ir a la enfermería a fingir estar con dolor de cabeza- la castaña suspiro mientras se levantaba de la mesa.

Sevmione, algo prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora