Capítulo 16 .~*Resucitada*~.

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Los muchachos y yo estábamos estupefactos, si bien había demasiada turbulencia en nuestros pensamientos por verla ahí, frente a nosotros... teníamos muchas dudas de todo, era ella... ella... ahora que había salido de la zona de humo su aroma se colaba en mis fosas nasales embriagándome como antes... era ella, estaba totalmente seguro, lo que no entendía, ni yo ni ninguno eran sus palabras... 

¿Pero de qué estás hablando? —no resistí la pesadumbre, mi voz salió con tono de furia...
Hablo de que me dejaron morir... —dijo tristemente y sentí quebrarse claramente gran parte de mi alma al escucharla—. Todos ustedes me cambiaron por Kikyou... —dirigió a ella una mirada impasible—. Tal como Naraku dijo...
Ahome eso no es verdad... Naraku te está engañando... —Sango al fin encontraba su voz para desesperada intentar "convencer" a Ahome de su error...
Señorita Ahome no puede dejarse engañar por él —Miroku tampoco soportaba la situación.
Ahome... Mamita no entiendo nada —Shipo era el único ahí que no sabía la verdad sobre su muerte así que la confusión era mayor para él.
Inuyasha... ¿acaso no le dijiste a Shipo la verdad? —a pesar de la tristeza en su voz,  la expresión en su rostro hizo mi piel erizarse, mis ojos se crisparon.
¿De qué verdad habla? —decía Shipo temeroso.
De mi muerte...
Yo... yo te escuché morir. Moriste en ese estruendo del bosque —habló el pequeño kitsune sin poder evitar cerrar con fuerza los puños y ojos para suprimir ese fatal recuerdo que azotaba a su memoria, aun no podía hablar de ello sin que las lágrimas lo traicionasen.
No Shipo... en ese momento aún no había muerto, ellos vieron como morí. ¿Acaso no te lo dijeron? ¿No te dijeron que mi vida pudo ser salvada por ellos y que les supliqué que me ayudaran y ninguno lo hizo porque estaban protegiendo a Kikyou quien te llevaba en brazos? ¿No te dijeron que rogué, y supliqué que me salvaran y no lo hicieron? —cada palabra suya dejaba escapar odio.
¡¡Calla por favor!! —grité sin poder soportarlo más.
¿Es verdad? —preguntó Shipo con miedo a la respuesta— ¡¡¿Es cierto que no la ayudaron?!!
Ahome... el maldito de Naraku nos tendió una trampa, ¡¡nos inmovilizó!! —le decía Sango tratando de hacerla reaccionar pero...
¡¡¡Cómo te atreves a insultarle!!! —gritó lanzándole una descarga de energía a Sango—. Gracias a él he vuelto a la vida, él es mi nuevo creador y no permitiré que ensucies su nombre...

No podía creer lo que había visto y escuchado, Ahome acababa de lastimar a Sango y defendía como una fiera a Naraku.

Ahome... —susurró Sango a cuestas...
¡¡Sango!! ¿Sango estás bien? —gritó desesperado Miroku intentando ayudarla a ponerse en pie...

No podía creer que Ahome actuase de esa forma...

¿En verdad eres ahora una servidora de esa bestia? —le dije rogando a Dios que todo fuese un mal entendido.
¿He de lastimarte a ti también? —su voz impregnada de tristeza hizo esfumar en mi ser la poca fortaleza que aun tenía.
No puede ser...
Créeme Inuyasha, un insulto más que dirijas a Naraku y me encargaré de hacerte pedazos.

Eso no podía estar pasando, Ahome me amenazaba por defender a ese mal nacido...

¿Y bien? ¿Me creen ahora? —la ironía en su voz, su mueca de burla ante nuestra confusión y dolor, ese miserable hacía aflorar lo peor de mi persona.
Naraku maldito... —susurré entre dientes y por esto—...  ¡¡¡Argth!!!
Te advertí que no insultaras a mi creador...

Ahome me había lanzado una flecha y había herido mi brazo...

Ahome contrólate... ya que si tú no lo haces me obligarás a usar mi poder en tu contra —Ahome la vio como una leona que acosa a su presa; se dirigió hacia el campo que mantenía encerrada a Kikyou.
¿Tú? ¿Tú que te estás muriendo por no tener poder espiritual que te mantenga con vida aparte de las almas que me robaste me amenazas con tu "poder"? Jajaja no me hagas reír... En este momento ni siquiera Inuyasha, o el mismo Naraku son tan fuertes y poderosos como yo.
Qué locuras está diciendo... —susurraba incrédula Sango abrazada a Miroku.
Señorita Ahome... la hemos perdido —con una mano posada sobre la barrera que los atrapaba y la otra sosteniendo a Sango de la cintura, Miroku observaba la situación como si estuviese ajeno a todo.
Miroku... ¿verdad que no es cierto? —Shipo trepó al hombro del aludido pero no recibió respuesta.

Ella sonrió maquiavélicamente pero no nos veía, veía hacia donde se encontraban Jaken y Sesshoumaru...

Ya vuelve en sí el tonto que osó retarme...

Voltee a ver a quién se refería...

Sesshoumaru...  voltee aterrado—. ¿Acaso has sido tú quien lastimó a Sesshoumaru de esa manera?

Sonreía y no me respondió, aunque es curioso que a pesar de que sonreía y en sus palabras había ira... sus ojos se veían sumamente tristes.

Ese iluso intentó pelear conmigo; así que Inuyasha, ya sabes a lo que te atienes si quieres intentar algo contra mí.
Esto no puede ser posible —mis piernas temblaban por el horror que me causaba imaginar a Sesshoumaru perder en una pelea contra ella, contra mi Ahome, contra una simple... humana.
Es posible —interrumpió mis pensamientos—. Ahora soy mejor que tu adorada Kikyou, más poderosa que Miroku con su kazana, más hábil que Kirara, y más fuerte y poderosa que tú, Sesshomaru, Naraku y Koga juntos.

Koga... Ahora lo recordaba, me llené de miedo al imaginar que ella pudo haber tenido algo que ver con la muerte de Koga.

No... A... —estuve a punto de nombrarla, sin embargo el recordar sus palabras advirtiéndome que no lo hiciera, me detuve—. No me digas que tú tuviste algo que ver con...
¿Quieres saber por qué estoy viva?

Claro que quería saberlo, todos querían hacerlo, pero ninguno se atrevía a hablarle... el verla daba miedo.

Volví a la vida gracias a hechizos, artilugios, y energía maligna, pero sobre todo... gracias a la perla de Shikon.
¡¿Cómo?! —exclamó Sango exaltada.
Veo que ya comienzas a adivinar Sango, así es... como dije. Dentro de mi pecho no hay un corazón cálido que emita latidos... mis manos son tan frías como el mismo hielo, sin embargo... a cambio de eso tengo todo el poder de la perla de Shikon cubierta de obscuridad, la energía vital de una niña, la fuerza y agilidad de una mujer lobo y el poder de una poderosa sacerdotisa...

No podía creerlo... de verdad ella era la culpable, ella había robado la energía vital de Rin, ella había asesinado a Ayame, ella había matado a la sacerdotisa Mariko, ella había lastimado a Koga para obtener sus fragmentos y lo peor...

¡¡¡Kohaku!!! —gritó Sango al ser asaltada por la misma idea que yo—. Si en tu pecho dices está la perla de Shikon... ¡¡¡¡¡¿qué ha pasado con Kohaku?!!!!!

Ella comenzó a reír de una forma que a todos nos hizo heridas en el alma, disfrutaba nuestra angustia, y al terminar de reír murmuró...

Ay...  mi ex querida amiga Sango. ¿Qué es lo que te imaginas?

Aún recuerdo su sonrisa...Where stories live. Discover now