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Me concentro en su existencia; en el simple hecho de tenerle junto a mi. Trato de estirar mi mano y sentir su calor corporal.
Se remueve en el sofá desgastado color beige, moviendo su rostro buscando una mejor posición. ¿Es extraño admirar a alguien mientras duerme?

Los párpados le tiemblan y me atrevo a compararlos con dos gelatinas que se mueven de un lado a otro por un simple toque.
Quisiera poder abrazarlo y sostenerlo en mis brazos, que se de cuenta que conmigo esta mejor; que mis músculos no se cansaran de tenerlo alzado.

Me resisto ante aquel deseo que intento reprimir. Mis dedos inquietos me recuerdan que de debo tomar distancia.

Lo hago, porque así debe ser.

Se que sufre, pero de alguna forma un tanto retorcida endulza su dolor; haciéndolo parecer placentero, solo me confunde.

¿Es masoquista?

Suele decir que el sufrimiento te hace saber que estas vivo, ¿que seriamos sin él? No habría diferenciación entre un sentimiento y otro.

Entonces... ¿Él como logra diferenciar la amistad de un amor verdadero?

17 años y aún no e experimentado mi locura.

Y Frank parece rebozar de ella.

BOHEMIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora